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Saturday, August 17, 2024

Clima, juglares y epopeya

Se continúa la serie dedicada al Clima y la Filología. Puede verse el primer capítulo en https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/07/clima-y-filologia.html . Se ofrece esta serie con la intención de mostrar una serie de correlaciones entre fenómenos naturales y hechos humanos con repercusión en la lengua. El clima, entiéndase bien, afecta al medio ambiente, al entorno en el que se desenvuelven los humanos y, por ello, puede ser un factor que intervenga en su comportamiento, que incluye la actuación lingüística. La idea de que las lenguas del desierto tengan que ser distintas de las de climas húmedos puede ser errónea; pero lo que es acertado es pensar que el comportamiento de los hablantes que viven en el desierto y el de los que disponen de lluvias abundantes muestre diferencias y que se reflejen en las correspondientes actuaciones lingüísticas, testimoniadas en los textos. 

En este capítulo se correlacionará el período cálido (también llamado “anomalía climática”) medieval, tal como se dio en la Península Ibérica, con un fenómeno fonológico y otro literario. El fonológico afecta a la sílaba y a la condición de lengua isoacentual del castellano anterior al siglo XIII. El literario se refiere a un tipo de textos en los que la estructura silábica tiene particular importancia, la epopeya castellana.

El mapa precedente, tomado de Benito Ferrández Gerardo (PresentacionBenito.pdf (histocast.com) muestra los períodos en los que se alcanzó el pico de temperaturas en el período cálido medieval. Se aprecia claramente que a ese pico no se llegó en todos los lugares simultáneamente y que, para la Península Ibérica se pueden señalar tres períodos, dos de ellos, entre 950 y 1100, en el oeste del Portugal actual y en la Baja Andalucía. El tercero, que cubre la mayor parte del territorio peninsular, tuvo lugar entre 1150 y 1200. Durante el siglo XI, según el meteorólogo español Inocencio Font Tullot, ya citado, la calidez fue la nota dominante y no se registraron inviernos severos, salvo el de 1077 y el muy lluvioso de 1084- 1085. Las sequías, en cambio, fueron de extrema gravedad en 1057-1058, 1088 y 1094. El ambiente cálido se mantuvo durante el siglo XII, en el que fueron pocos los inviernos fríos y tampoco abundaron los veranos agobiantes. Para nosotros hoy, posiblemente lo más llamativo es que durante todo este período el clima fue en general predecible. Ello permitió planificar la siembra y administrar el terreno, algo que conviene tener en cuenta especialmente en el alto Ebro y el valle del Duero. Se destacan estas zonas porque fueron las reconquistadas en estos siglos y además el lugar donde empezaron a hablarse variantes iberorrománicas evolucionadas, o sea, diferenciadas del latín, como el gallego, el astur-leonés y el castellano. Estos dos últimos dialectos latinos tendrán mayor relevancia para lo que sigue.

Un clima predecible ayudaba a resolver la preocupación de hacer frente a las necesidades humanas, la principal de las cuales, a la que se destinaba el 90% del esfuerzo, era procurarse alimento. La tranquilidad que proporcionaron las buenas cosechas y un buen aprovechamiento del terreno generaron un incremento de la capacidad económica, con dos efectos adicionales. El primero es que atrajo a cristianos andalusíes (llamados mozárabes por los cristianos de los territorios a los que llegaron, quizás con un sentido irónico-despectivo “el que se las da de árabe sin serlo”, discutible). El segundo es que permitió el avance de los cristianos. Las fechas así lo indican. En el siglo VIII Alfonso I conquistó Zamora (748) y amplió el reino astur con Galicia hacia el noroeste. En el siglo IX hubo una nueva progresión hacia León (856), Oporto (868), Simancas (889); pero en el X fue contenido por la consolidación del califato. Sin embargo, ni siquiera un general tan triunfante como Almanzor (939-1002), que contribuyó en gran medida a detener el avance cristiano con numerosas victorias, incluido el saqueo de Santiago de Compostela en 997, recuperó territorio. Burgos, fundada en 884, en 930 pasó a ser capital del entonces condado de Castilla. En lo que fue inicialmente el reino de Pamplona-Nájera, luego Reino de Navarra, la ciudad de Nájera fue reconquistada en 925. Terminados los terrores apocalípticos del año 1000 y muerto Almanzor en 1002, los habitantes de la Península Ibérica prosiguieron el avance hacia el sur durante el siglo XI y se logró la consolidación de la frontera con la conquista de Toledo (1085) y la de Zaragoza (1118), que aseguraron los límites del Tajo y del Ebro, respectivamente. La conquista de Valencia por el Cid Campeador (1094) no se pudo mantener por la presión de los invasores almorávides. También conviene destacar que durante el largo y fructífero reinado de Alfonso II el Casto (nacido en 760, rey 780-842) se enviaron tres embajadas al rey franco y emperador Carlomagno, la primera en 795. Desde muy temprano, por tanto, se fraguó la relación entre los cristianos peninsulares y el gran rey de los francos.

En el siglo X se conjuntan al norte del Duero y en el alto Ebro una serie de circunstancias: la seguridad del clima favorece una cierta tranquilidad económica, con una racionalización de la explotación agrícola y ganadera que tiene apoyo en una serie de monasterios, que también contribuyen a una síntesis cultural que permite el desarrollo de bibliotecas y escritorios. La guerra contra los sarracenos, llamados moros, crea un ambiente épico que da lugar al nacimiento de una épica cantada por los juglares. Los cantares de gesta que definen esta epopeya se refieren a héroes castellanos, como los Infantes de Lara, el conde Garci Fernández o el Cid Campeador; pero también recogen hechos atribuidos a los caballeros de la corte de Carlomagno. Una consecuencia del tema carolingio en la épica castellana puede verse en la Crónica de la repoblación de Ávila, de 1256, cuyo autor testimonia que “cantavan en los corros” esta canción paralelística:

Cantan de Roldán, cantan de Olivero,

Non de Çorraquín Sancho   que fue buen cavallero.

Cantan de Olivero, cantan de Roldán,

 E non de Çorraquín Sancho   que fue buen barragán.

Los abulenses se quejaban de que se prefiriese cantar las hazañas de los caballeros carolingios a las de uno de sus coterráneos, activo en 1158, que se enfrentó él solo a sesenta caballeros moros y rescató a los pastores cristianos que llevaban cautivos. Los nombres de los héroes carolingios se encuentran en la onomástica hispana. Oliverius u Olivarius (para el hijo mayor, si dos hijos tienen esos nombres) y Rodlandus o Rolandus aparecen en documentos desde finales del X hasta principios del XII. Además, en una versión de la Estoria de España de 1270 se cita a Roldán, Reynalte de Montalvan, el conde don Olivero, el conde Terryn d'Ardeña, el conde don Dalbuey, el gascón Angelero, el arçobispo Torpín, don Oger de las Marchas, Salamano de Bretaña. Aparecen también una serie de motivos árabes, como el autoapellido (“yo soy Rui Díaz…”), el nombre de las espadas (también presente en la épica francesa), la presencia de la mujer en el combate o las técnicas adivinatorias ismaelitas, entre otros. Hoy ya nadie duda de la existencia de esta epopeya castellana, aunque la mayoría de sus textos se haya perdido, por ello vale la pena reflexionar sobre qué favoreció su existencia, como producto social, cómo configuró un género, el mester de juglaría, y por qué fue sustituida en el siglo XIII por el mester de clerecía.

Los estudios sobre la épica que ha perdurado en algunos pueblos hasta el siglo XX, como los de Parry y Lord sobre los serbios,  pueden dar una idea de las condiciones en las que estos juglares se movían. También algunos fueros, como el de Madrid (1202), en el que se estipulan las condiciones a las que debía sujetarse todo juglar que llegara a Madrid a caballo a principios del siglo XIII. Poseer un caballo no estaba al alcance de cualquiera, lo que quiere decir que el nivel de ingresos de los juglares épicos en esa época era elevado. Es natural, puesto que cantar esos poemas, generalmente largos, requería un esfuerzo y exigía una técnica que tampoco estaba al alcance de cualquiera. Es cierto que había varios tipos de juglares, pero los de “baja y servil condición”, en palabras del Marqués de Santillana, siglos después, no podían comprar un caballo. Los siglos X, XI y XII ofrecieron unas condiciones climáticas que permitieron el desarrollo de una economía boyante, de la que pudieron beneficiarse ciertos grupos sociales, incluidos estos grandes juglares, que mantuvieron activa una tradición épica especializada. En el siglo XIII cambió drásticamente el clima. Empezó la Pequeña Edad del Hielo y las condiciones económicas de los campesinos empeoraron gravemente. Dada la situación, es natural pensar que dejaron de poder permitirse estos recitados juglarescos. También cambió la estructura lingüística de la sílaba, una lengua isoacentual dio paso a una lengua isosilábica. La lengua de la epopeya, isoacentual, que se movía por esquemas silábico-musicales que se explicarán en otro capítulo de esta serie, dio paso a la lengua del mester de clerecía, una lengua isosilábica, que permitía componer los poemas con sílabas contadas. Aunque los clérigos presumieran de su gran maestría, no era menor la que habían necesitado los juglares para acomodar a un esquema musical exitoso una lengua cuyas sílabas, tónicas o átonas, tenían distinta longitud y que, además, estaba en un proceso de cambio. En el siglo XIII, para los clérigos, átonas y tónicas ya medían lo mismo.


Tuesday, July 30, 2024

Clima y Filología

Jacob Malkiel
 Se inicia en este cuaderno una nueva serie, dedicada al Clima y la Filología. Se ofrece con la intención de mostrar una serie de correlaciones entre fenómenos naturales y hechos humanos con repercusión en la lengua. Hoy día se habla constantemente de cambio climático, de modo que podría dar la impresión de que ese fenómeno no se ha dado en otras épocas. Me sumo, ciertamente, a la necesidad de cuidar la Tierra y evitar que el factor humano acabe destruyendo el planeta. Sin embargo, la Arqueología y la Historia me enseñan que hay otros muchos factores que intervienen en distintas épocas y que la investigación siempre es positiva. Como lingüista, reclamo la herencia de mi llorado amigo y querido maestro Jacob Malkiel y me apoyo, en lo posible, en la causación múltiple. Como historiador de las religiones citaré el Libro del Génesis, 21-22: “Al aspirar Yahveh el calmante aroma [de los sacrificios], dijo en su corazón: ‘Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo ser viviente como lo he hecho [por el diluvio]. 22. Mientras dure la tierra, sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche, no cesarán’.”

Gregorio Salvador
En 1982 se publicó Introducción plural a la gramática histórica, un libro en el que se recogían artículos de investigadores consagrados y de otros jóvenes. El primer artículo, de Gregorio Salvador, se titulaba “Hipótesis geológica sobre la evolución de F- > h-“. En él se trataba de “establecer una vinculación entre un hecho geológico comprobable y un fenómeno controvertido”. En rápida síntesis digamos que se pretendía correlacionar la evolución de [f] a [h] en posición inicial (farina > harina) con el tipo de agua, nada fluorada, de la zona donde se originó supuestamente la evolución. Este tipo de agua sería el causante de la pérdida temprana de piezas dentarias, a partir de los 25-30 años. Los hablantes desdentados habrían empezado el proceso con la evolución de [f] labiodental a [ɸ] bilabial. Puede adelantarse que la hipótesis no se sostiene para esa época porque los campesinos medievales, como demuestran los restos arqueológicos, tenían una esperanza de vida de 27 años. En esas condiciones de la mayor parte de la población no podía haber un gran número de desdentados. No obstante, lo atractivo y novedoso de esa ingeniosa propuesta era la relación entre una situación externa, fijada para mucho tiempo, definida por la Geología, y una situación interna de la lengua, una alteración de su sistema. Lingüistas como Pisani, en 1953, o Coseriu, en 1956, señalaron que cabe una correlación entre la Lingüística y las Ciencias Naturales, siempre que el lingüista se limite a interpretarla en sus efectos lingüísticos.

Para las personas, la dependencia del clima es mayor en las sociedades agrarias que en las industriales. Por eso en la Edad Media la esperanza de vida era tan baja, porque las exigencias biológicas estaban ligadas a una meteorología que, además, condicionaba la actividad humana. El 90% del esfuerzo laboral era exigido por la necesidad de disponer de alimentos durante todo el año. Los restos arqueológicos humanos nos muestran cuerpos de menos de treinta años destrozados por la artrosis, el daño a la columna vertebral por llevar cargas enormes y otras muchas enfermedades que explican la brevedad de aquellas vidas.

Jac. van Ginneken
La relación del clima con la historia está consolidada en los estudios históricos, sobre todo aquellos que incluyan una interpretación económica. En todas las épocas, los historiadores han dado noticia de meteoros que causaban alteraciones en el discurrir del tiempo, grandes sequías o inundaciones, temperaturas inusuales, por calor o por frío, y sus consecuencias. La derrota de Napoleón en Rusia siempre se explica por el clima ruso, por el durísimo invierno de 1812-13. En cambio, no se encuentra esa relación en las historias de las lenguas. En ellas el factor humano, que se considera lingüística externa, tiene menos importancia que los factores de lingüística interna, como la fonología, la tipología o la sintaxis o incluso que otro factor externo, la Literatura. Es posible que lo que ocurra en un momento determinado no tenga una gran influencia en la historia de una lengua; pero ha llegado la hora de plantearse en qué medida el clima de períodos más amplios puede tener una correlación con las lenguas habladas en ese territorio. Gregorio Salvador advierte del riesgo de interpretaciones no comprobadas, que pueden encontrarse en autores de prestigio como el profesor de Nimega Jac. van Ginneken. Para este autor las lenguas de los climas fríos tenían más fonemas cerrados que las de los climas cálidos, en los que predominaban los fonemas abiertos. Ni el finlandés ni varias lenguas africanas confirman esta hipótesis. Lo que hay que destacar no son los resultados concretos en un momento de la investigación, sino la oportunidad que la apertura a nuevos enfoques científicos brinda a los humanistas.

I. Font Tullot
¿Por qué en este momento vale la pena dedicar horas de estudio a replantearse la relación entre clima e historia de las lenguas? Posiblemente porque hoy se conocen mucho mejor los detalles de cada una de estas ciencias y porque otras relaciones entre ciencias naturales, como la Biología, y ciencias humanas, como la Lingüística, nos han hecho perder el miedo a intentarlo. Para los estudiosos de la historia de los romances ibéricos, sus orígenes y consolidación, que se mueven entre el siglo VIII y el siglo XV, es útil saber que entre los años 701 y 1300 se produjo un período climático de aumento de la temperatura y cierta estabilidad de lluvia y calor en el mundo. En la Península Ibérica esa mejoría climática se estableció dos siglos más tarde que en el centro y norte de Europa. Inocencio Font Tullot, el meteorólogo español de lectura imprescindible para este período, destacó la calidez como rasgo más destacable de los siglos XI y XII. Las excepciones fueron el invierno de 1077, las lluvias de 1084 a 1085, que debilitaron Toledo y propiciaron su reconquista y las sequías de 1057-1058, 1088 y 1094. Pese a conservar las buenas temperaturas, en el siglo XII ya se notó un descenso en el noroeste ibérico en 1110-1111, 1113-1114 y 1133-1134. Al fin del siglo XII, en torno a 1190, el invierno fue tan frío que se congelaron algunos ríos. Hubo inundaciones en las dos vertientes hidrológicas. En la atlántica las provocaron el Miño en 1102, el Tajo en 1138 y 1168 y, también ese último año, el Guadalquivir. En la vertiente mediterránea se desbordó el Llobregat en 1143 y en los años 1172-1173 hubo varias inundaciones en diversos territorios del reino de Aragón. El clima ibérico del siglo XIII muestra un aumento de la pluviosidad en la vertiente atlántica, que pasó a la mediterránea en el último tercio del siglo. Ese tercio, en cambio, fue muy seco en Galicia y Cantabria, cuyas ganaderías padecieron un gran retroceso. Empero, en general, el clima de 1001 a 1300 fue mucho más propicio a las labores agrícolas y al bienestar de los campesinos que los siglos posteriores a 1300. Lo fue porque habitualmente el tiempo meteorológico fue predecible. Se pudieron organizar las siembras con un tercio del terreno para cereales, un tercio para legumbres y un tercio de barbecho, lo que daba mayor confianza en la recolección y mayor seguridad a la perspectiva alimentaria. Recuérdese que la seguridad de las cosechas era imprescindible para los humanos y para la ganadería. El circuito alimentario era totalmente dependiente de la meteorología de cada año.

A partir de 1300 el clima cambió súbitamente y se pasó a la llamada Pequeña Edad del Hielo, en la que lo distintivo no es sólo la gran caída de las temperaturas anuales medias, sino la irregularidad de las lluvias y la imposibilidad de predecir el tiempo meteorológico. Este ambiente se mantuvo hasta 1850. En un mundo dominado por la actividad agraria, se produjo un grave debilitamiento de la población en general, con largas hambrunas. Nótese que esta Pequeña Edad del Hielo fue la época en la que se produjeron la Peste Negra (1347-1353) en la que murió el 35% de la población europea, la instauración de la dinastía Ming en China (1368-1644), el fin de la Reconquista (1492), el descubrimiento y evolución posterior de América (1492-1821), la reforma protestante (1517), la Independencia de los Estados Unidos (1776), la Revolución Francesa (1789) y la independencia de las naciones iberoamericanas (1821), entre otros muchos acontecimientos.

La evolución del clima, por ejemplo, explica por qué los vikingos no pudieron instalarse en Norteamérica. Después de 982 empezaron a colonizar la costa sur y oeste de Groenlandia. El nombre que dieron a ese territorio, que significa “tierra verde”, era claramente un reclamo y un atractivo para que fueran más europeos nórdicos para instalarse allí. La temperatura media podía ser hasta cuatro grados superior a la actual. Durante muchos meses los animales podían vivir a la intemperie y la temperatura del agua permitía que hubiera mucho bacalao cercano a la costa. Los análisis de restos humanos certifican que la alimentación en esta época era en un ochenta por ciento de procedencia terrestre y en un veinte por ciento marina. Los vikingos, como germanos, no eran partidarios de mezclarse con la población inuit, esquimal. Cada uno vivió por separado. Estamos bastantes seguros de que desde Groenlandia llegaron a Terranova y desde allí muy probablemente al continente, a la península del Labrador. En ese largo período mantuvieron relaciones marítimas constantes con Islandia y Escandinavia, porque la estabilidad climática permitía una navegación bastante tranquila y segura. Cuando ya habían consolidado la colonización del oeste de Groenlandia y hubieran tenido recursos humanos para instalarse en el continente americano, la temperatura cambió completamente. Se sucedieron largos inviernos de nieve y frío, los hielos cerraron el paso marítimo hacia el oeste y el mar dejó de estar tranquilo y permitir la navegación con Europa. Los colonos de Groenlandia dejaron de recibir ayuda y mercancía de Islandia y Noruega. El bacalao se desplazó hacia aguas más cálidas, al sur. El ganado tenía que estar tanto tiempo en establos invernales que al llegar la tardía primavera tenían que sacar a las vacas en brazos, porque no podían andar. La dieta pasó a ser de un 80% de origen marino y tuvieron que aprender de los esquimales a utilizar los recursos que estos empleaban para sobrevivir, hasta que, lentamente, acabaron desapareciendo en el siglo XV. En el siglo XVIII se recuperó el contacto y en 1814 pasó a depender de Dinamarca, separada entonces de Noruega. Mas la posibilidad de una colonización nórdica de Norteamérica había pasado. Ni el Canadá ni los Estados Unidos hablan una lengua germánica nórdica, por causas climáticas.

En una próxima página de este cuaderno espero presentar algunas relaciones entre el clima y determinados acontecimientos que marcan el inicio de las lenguas iberorrománicas, sin descuidar las lenguas semíticas. Más que de proponer nuevas creencias, se trata de ofrecer nuevas reflexiones o incluso nuevas presentaciones de reflexiones anteriores de otros autores. Quienes estén más interesados en esos inicios y en esas reflexiones quizás se animen a consultar Dominio y lenguas en el Mediterráneo Occidental hasta los inicios del español.

Thursday, May 2, 2024

Anna Peirats habla de Ultreia y entrevista al autor de Dominio y lenguas en el Mediterráneo Occidental hasta los inicios del español

Miércoles, 1 mayo 2024 - 08:55

Inaugurado el pasado 20 de julio de 2023, el sello editorial Ultreia -adscrito al Institut Isabel de Villena d'Estudis Medievals i Renaixentistes (IVEMIR-UCV) de la Universidad Católica de Valencia-, nació con la intención de aportar publicaciones científicas en el ámbito de las Humanidades, mediante monografías escritas en lenguas románicas, además del inglés. Ultreia se estructura en tres colecciones: Isabel de Villena, de estudios sobre Humanidades y espiritualidad entre los siglos XIII y XVII; Incunabula, de edición crítica y anotada de textos de las mismas centurias del periodo tardomedieval; y Ramón Arnau García, sobre estudios de Humanidades en diferentes áreas, como la lingüística, las Humanidades Digitales, la literatura a partir del siglo XVII, etc. 

Esta última colección se inaugura con el libro de Francisco Marcos Marín, Professor Emeritus de la University of Texas at San Antonio y catedrático jubilado de Historia del Español y Lingüística General, lingüista experto con una amplia trayectoria profesional. Sus investigaciones sobre los orígenes del español, especialmente los contactos entre árabe, clásico y andalusí, afrorrománico, romance andalusí y lenguas iberorromances, han sido temas constantes en su producción científica. Sobre estos temas, capitales en su ensayo Dominio y Lenguas en el Mediterráneo Occidental hasta los inicios del español, el profesor Marcos Marín charla en esta entrevista que incita al lector advertir el enfoque interdisciplinar que nos ayuda a reflexionar sobre el origen del idioma español. 

¿Qué aporta esta monografía al conocimiento científico? 

Dominio y Lenguas...
aporta una novedosa perspectiva para comprender los cambios lingüísticos en el Mediterráneo occidental basada en Filología, Lingüística, Historia, Etnología, Arqueología y Biología. Se inicia con novedades sobre el bereber y su contacto con el latín, el fenicio en el Norte de África y sobre el vascuence y su ingreso en Hispania. En el dominio hispano el foco se amplía al considerar la interacción del iberorrománico del norte y del sur (andalusí) con el vascorrománico y el afrorrománico. El árabe constituye un dominio especial que se fue conformando en varias generaciones. Estas investigaciones multidisplinares abren el camino para una nueva construcción de la historia de la lengua apoyada en reglas lingüísticas, glosarios y corpus susceptibles de tratamiento en Inteligencia Artificial.

¿Qué le motivó a escribir sobre esta temática?
 
El planteamiento inicial, hace ya muchos años, fue la necesidad de reelaborar la historia del español desde nuevas bases y teorías, siempre desde el respeto a la valiosa trayectoria científica de la escuela española de Filología. A lo largo de mi vida profesional se han ido incorporando muchas novedades, teóricas, computacionales, textuales. Especialmente me interesa la visión de la Historia de España de sur a norte, porque cambia el modo de ver muchos procesos histórico-lingüísticos. También disponen ahora los investigadores de estudios amplios y rigurosos sobre el contacto entre el árabe y sus hablantes con los hispanos a partir del comienzo del siglo VIII. En el orden computacional, una de sus consecuencias será el avance en el uso de recursos lingüísticos para su integración en algoritmos de Inteligencia Artificial como vectores. Lo que estamos viendo ya, en campos como el acadio, es maravilloso. 

¿Qué puede encontrar el lector en esta monografía? 

Un completo panorama lingüístico histórico del Mediterráneo hasta el siglo X y novedades en el papel de hablantes de vascuence, bereberes hablantes de latín africano y la arabización con su interacción lingüística, primero con la formación del árabe andalusí y su influencia en el romance andalusí y posteriormente con el desplazamiento hacia el norte de los cristianos andalusíes y la incorporación de musulmanes andalusíes a los reinos cristianos. En lo que puede confiar el lector es en el mucho trabajo que hay detrás de las nuevas propuestas y en que el libro ampliará su percepción sobre los inicios del español. 

¿Qué supone esta publicación en su trayectoria investigadora? 

Completar un ciclo de investigación iniciado hace casi sesenta años y abrir una nueva etapa, mirando a los jóvenes, apoyada en otros componentes de mi carrera, como los computacionales, los de ciencias de las religiones y los arqueológicos. Es una invitación a investigar con una nueva mirada. Es un libro que me hace mirar mi propia vida, como proponía Bonhoeffer, con ternura de pasajero.

Saturday, April 6, 2024

El trideísmo del sur de Arabia y el Corán

En el cuaderno de esta bitácora correspondiente a febrero se inició esta serie dedicada a algunos conceptos básicos de la cristiandad y el islam con la entrega “El cristianismo y su interpretación musulmana como asociacionismo” (https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/02/el-cristianismo-y-su-interpretacion.html), continuada en marzo con la titulada “Los trideístas, Filópono y el asociacionismo”. (https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/03/los-trideistas-filopono-y-el.html)

Los ánimos de queridos amigos musulmanes me han estimulado para ampliar la investigación y seguirla ofreciendo en este medio.

Esta tercera entrega se enfoca desde los testimonios musulmanes y las relaciones locales. Es sensato pensar que los teólogos musulmanes puedan interpretar algunos puntos de modo diferente y, en caso de tener noticia de alguna reacción de ese tipo, espero poder comentarla desde este cuaderno. La polémica queda fuera de mi intención, que está en la línea de las propuestas para este tipo de crítica filológica de textos religiosos del profesor Ratzinger, el papa Benedicto XVI, en diversos lugares, algunos de ellos recogidos en su libro póstumo: Qué es el cristianismo. Un testamento espiritual.

Recuérdese, en primer lugar, que los testimonios sobre Mahoma, su vida y los orígenes del islam son tardíos. El autor de la primera biografía de Mahoma (Sirat Rasul Allah) Ibn Ishaq, murió h. 770, un siglo después que su biografiado. Según Ibn Ishaq, la introducción del cristianismo en el sur de Arabia se debió a un fabricante de ladrillos, Faymiyun, que lo llevó a Najrán, hoy en la frontera de Saudí Arabia y el Yemen, en una fecha desconocida. No hay datos de ese viaje. Esta versión posiblemente fue una interpretación libre de narraciones coptas de escaso o nulo valor histórico.

Una versión más creíble de cómo llegó el cristianismo al área surarábiga se encuentra en la Crónica del obispo egipcio, copto, Juan de Nikiu, que abarca desde Adán hasta el final de la conquista sarracena de Egipto. Tras la muerte del emperador Constantino en 337, una mujer llamada Theognosta viajó a Himyar (suroeste del Yemen) e inició la conversión al cristianismo de los yemeníes. Theognosta es un personaje de atribuciones múltiples, pues también se le atribuye la conversión del rey de la India. De la confusa mezcla de descripciones puede extraerse con bastante seguridad que Theognosta intervino en la conversión de los yemeníes en Himyar y que Frumentio de Tiro, que había sido consagrado obispo por Atanasio h.330, fue enviado a Etiopía y no al Yemen ni a la India. Es posible que todo quede algo más claro si se tiene en cuenta, en todo caso, que el nombre "India" se aplicaba también a Etiopía y al sur de Arabia, la Arabia felix de los latinos.

Para no extendernos en la complejidad de las relaciones entre Bizancio y el sur de Arabia, partamos del hecho de que a finales del siglo V se encontraba ya en Najrán un obispo cristiano, el monofisita Pablo I. Este obispo y su sucesor Pablo II fueron martirizados por el rey judío de Himyar, Dhu Nuwas Masruq, h. 520. Otro momento de persecución se produjo cuando en 570 el Sur de Arabia fue conquistado por los persas zoroastrianos. Para entonces el cristianismo era ya la religión mayoritaria de esa región.

A principios del siglo VII, es decir, en vida de Mahoma y en su período de formación, el cristianismo monofisita trideísta era la versión de la religión de Cristo en el área cercana a Mahoma y con la que tenía mayores relaciones comerciales. Al otro lado del mar Rojo, Abisinia era un reino cristiano monofisita; pero no trideísta.

El trideísmo del sur de Arabia tenía también una consecuencia reflejada en el Corán. Cristo tenía una individualidad (hipóstasis) indivisible. Esta hipóstasis estaba unida a la esencia de Dios; pero tenía que distinguirse de la hipóstasis de Dios Padre y de Dios Espíritu Santo. Además de las individualidades de las tres Personas, tenían que reconocerse también las naturalezas individuales de cada Persona. Como Cristo, para los trideístas, es Dios y tiene una sola naturaleza, individual y diferenciada, María tenía que ser realmente la "Madre de Dios", lo que originó una mariología exagerada, que el Corán tachó de asociacionismo y corrigió (5: 116): "Jesús, hijo de María ¿dijiste a la gente: 'aceptadme a mí y a mi madre como dioses junto a Allah?’ ". Se trata de una pregunta retórica, por supuesto, cuya respuesta consabida es "no".


A lo largo de su vida Mahoma tuvo ocasión de conocer a muchos cristianos, de distintos grupos. Las fuentes musulmanas, como Ibn Ishaq en su Vida, utilizan estos contactos como ocasiones de mensajes proféticos indicadores de la misión de Mahoma. La más antigua sería su viaje a Siria, aún adolescente, con su tío Abi Tálib, y su encuentro con el monje Bahira. Estos encuentros esporádicos, aunque importantes por su función profética, no suponen ni implican un conocimiento del cristianismo. Mucha mayor relevancia tuvieron contactos posteriores, cuando se hallaba cercano al momento de la revelación y más tarde, cuando, en los inicios del islam, la ayuda cristiana, especialmente la del Negus, el emperador etíope, fue esencial.

La primera esposa de Mahoma, Khadija, tenía buenas relaciones con cristianos, especialmente con su primo Waraqa b. Nawfal, un erudito que había leído los libros sagrados del cristianismo. Son numerosas las ocasiones en las que el profeta del islam tuvo contactos y discusiones con judíos y cristianos y se desprende de las narraciones que tenía conocimiento de la Torah, la Biblia judía. Hay dos momentos narrados extensamente y con consideración positiva, el refugio de varios musulmanes en Etiopía cuando los mequíes los obligaron a exiliarse de la Meca, en 622, la fecha de inicio del calendario musulmán.  Desde el punto de vista doctrinal, en cambio, destaca el episodio de la visita de una delegación de sesenta caballeros de Najrán, con su líder y su administrador al frente y con su jefe religioso, el obispo Abu Háritha b. 'Alqama, que tenía fama de erudito. La importancia de esta visita es clara, porque se recogen los nombres de los principales miembros de la delegación. Los delegados, vestidos con ropajes yemeníes costosos, rezaron en la mezquita de Mahoma vueltos hacia oriente. Según Ibn Ishaq eran cristianos de rito bizantino, aunque con diferencias entre ellos en algunos puntos. Se trataba, efectivamente, de miafisitas. El sur de Arabia y el Yemen habían sido objeto de visitas de misioneros monofisitas en el siglo VI, los más influyentes de los cuales eran discípulos de Juan Filópono. Ibn Ishaq percibió las diferencias entre los cristianos; pero no pudo establecer con claridad cuáles fueran. Esta visita tuvo lugar antes del sínodo de Alejandría de 633, que unificó los varios tipos de monofisismo y terminó al menos formalmente con el trideísmo. Tres de los visitantes hablaron directamente con Mahoma y es de suponer que sería el obispo quien más posibilidades tuvo de explicar sus conceptos teológicos, monofisitas trideístas.

La visita de los cristianos de Najrán es considerada por los musulmanes el mayor y más detenido contacto de Mahoma con los cristianos. El entorno teológico en el que se produjo era trideísta y por ello es razonable suponer que ese trideísmo, visto como asociacionismo por el profeta del islam es el que se plasmó en los textos coránicos que se refieren sistemáticamente a los cristianos como asociacionistas. Conviene tenerlo en cuenta y sacar de ello una recomendación práctica a los traductores, para conseguir una mayor exactitud. Por ejemplo, en la azora 4, 171, que dice “no habléis de tres”, no es aconsejable traducir el numeral árabe tres, por “la Trinidad”, ni en la azora 5, 73, “el tercero de tres” por “el tercero de la Trinidad” (para los musulmanes Jesús sería lo correspondiente a una tercera persona, la segunda sería el Espíritu). Incluir el término “Trinidad” en las traducciones supone añadir al original árabe una interpretación innecesaria y parece que errónea.

El influjo temprano que pudieron ejercer otros miembros de la religión cristiana, especialmente Waraqa b. Nawfal, el primo de su primera esposa, Khadija y la acogida de los abisinios en tiempos difíciles, conformaron una base positiva para la relación inicial entre islam y cristianismo. Desde el punto de vista filológico, que se apoya en datos lingüísticos que buscan equivalencias conceptuales, se puede concluir que el
Corán interpreta las creencias básicas de los cristianos sobre las Personas divinas basado en las tesis defendidas por un grupo específico de seguidores de Cristo. Este grupo estaba localizado en el sur de Arabia y el Yemen y profesaba mayoritariamente un cristianismo monofisita, miafisita y trideísta. Esos cristianos se apoyaban en la doctrina teológica expuesta por Juan Filópono y llevada al Sur de Arabia y el Yemen por sus discípulos. Su influencia en el libro sagrado musulmán puede explicarse por el mayor contacto que Mahoma tuvo con ellos. Las conversaciones que pudieran tener le hicieron más familiares sus conceptos, como se ha tratado de presentar en estas páginas. 

Tuesday, March 12, 2024

Los trideístas, Filópono y el asociacionismo


En el cuaderno de esta bitácora correspondiente a febrero se inició esta serie dedicada a algunos conceptos básicos de la cristiandad y el islam con la entrega “El cristianismo y su interpretación musulmana como asociacionismo” (https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/02/el-cristianismo-y-su-interpretacion.html).

Los ánimos de queridos amigos musulmanes me han estimulado para ampliar la investigación y seguirla ofreciendo en este medio.

¿De dónde sacaron los musulmanes esa idea de los tres dioses, que es la que se recoge en el Corán, cuando se trata de los cristianos?

El concepto de "asociación", un concepto condenable, aparece -con algunas variantes léxicas- más de cuatrocientas veces en el Corán. De hecho, los musulmanes se llaman a sí mismos mu’minin 'creyentes' y designan a los cristianos como mushrikin 'asociacionistas’. De esos centenares de ejemplos se puede elegir como representativo, el siguiente. En la azora al-Rum (literalmente 'los romanos', en realidad ‘los cristianos orientales’) se dice: "Apartaos de todo cuanto es falso, volveos hacia Él [solo] y permaneced conscientes de Él siendo constantes en la oración y no seáis de esos asociacionistas”.  La interpretación de "asociacionista" para los comentaristas es unánime:" todos cuantos asignan divinidad a cualquier cosa junto a Él”. Esa interpretación del cristianismo, lejana de la posición mayoritaria cristiana, sólo puede explicarse porque Mahoma tenía conocimiento y relación con un grupo particular de cristianos, cuya interpretación de la Trinidad estaba muy cerca de verla como tres dioses en uno. Por eso precisamente se los conoce como trideístas.

En algunos grupos cristianos el monofisismo evolucionó a un miafisismo, que en una primera y luego consolidada versión no plantea en el día de hoy un problema irresoluble de relación entre las iglesias orientales (armenia, siríaca y copta) y las occidentales, niceanas y calcedonianas. Dentro del monofisismo o miafisismo se originó un paréntesis trideísta (también llamado triteísta) en el siglo VI. Un grupo de monofisitas antioqueños, dirigidos por Juan Ascunages, interpretó que la naturaleza común del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es el resultado de una abstracción y que, en realidad, cada uno de ellos tiene una naturaleza diferente. El nombre de trideístas fue una etiqueta aplicada por sus contrarios. El trideísmo ponía énfasis en lo individual de cada una de las divinas personas, por encima de la unidad global de la Trinidad. Juan Filópono es el principal autor en defensa del trideísmo. Hay que comprender su importancia en el mundo cultural árabe para entender mejor por qué, de las varias corrientes cristianas, el islam basó su crítica precisamente en esta corriente minoritaria. La intención profunda de Filópono era conciliar Aristóteles y el cristianismo. No se piense, por ello, que Filópono era un seguidor ciego de Aristóteles. Al contrario, como comentarista, se opuso a algunas de las ideas básicas de la Física aristotélica y demostró que eran falsas, por ejemplo la tesis aristotélica de que los cuerpos permanecen en movimiento por contacto, sustituida por la más acertada del impulso. Cuando se lanza un objeto, como una jabalina, Aristóteles defendía que el aire era lo que continuaba empujando a la jabalina hasta su meta. Sin embargo el aire en realidad opone resistencia al objeto lanzado, que continúa su trayectoria por el impulso dado por el lanzador. Filópono se sitúa por méritos propios en el grupo de pensadores que estuvieron más cerca de descubrir la ley de la gravedad, anticipándose en varios siglos a Newton. De hecho, llegaron a comprender que un objeto lanzado al aire caía al suelo por su peso; pero no fueron capaces de concretar esa idea en una ley física.

El apodo de Filópono, literalmente 'amante del esfuerzo', es decir 'diligente', corresponde a su actividad en el grupo miafisita de Alejandría, cuyos miembros se llamaban philoponoi, por su diligencia en rebatir el neoplatonismo de los paganos. A su aportación a la teoría del movimiento puede añadirse otra noción anti-aristotélica, su argumentación a favor de la creación ex-nihilo, desde la nada, así como un nuevo análisis tridimensional de la materia y el rechazo de un quinto elemento (además del aire, el agua, el fuego y la tierra) que habría sido la materia de los cuerpos celestiales. En la tradición árabe se lo conoce como Juan el gramático (Yahyà al-Nahwi). En el mundo árabe su obra estuvo presente en autores como al-Farabi, Avicena, al-Ghazali y Averroes. En el renacimiento influyó en Pico della Mirandola y en Galileo, que lo citó con frecuencia, y en otros varios autores. La mayoría de los escritos de Filópono se han conservado en citas de otros autores, traducciones al siríaco y referencias de los autores árabes. Si su obra se hubiera conservado mejor, nos permitiría conocer a un autor del nivel de un San Isidoro de Sevilla. También influyó en su relativo desconocimiento o rechazo posteriores su anatema en el tercer concilio de Constantinopla (680-681). Sus aportaciones científicas se basaron en estas premisas: 1) El universo fue creado por un único Dios, no es eterno. 2) Las propiedades físicas de los seres celestiales y terrenales son las mismas. 3) Las estrellas no tienen propiedades diferentes de otros cuerpos, no son divinas. Es, en todo caso, uno de esos nombres que, por su influencia al menos hasta el siglo XVIII, nos permiten argumentar que la llamada "época oscura" no fue tal en realidad y que buena parte de esa oscuridad se debe a nuestro desconocimiento.

Raqqa, Siria, hoy.

Su argumentación sobre la naturaleza de Cristo, que merecería más el nombre de "trifisista" que el de "trideísta", se apoya en la preferencia acordada a las naturalezas individuales de las divinas personas. Para él, considerar una sola naturaleza para las tres personas sería una abstracción. Esto lleva inmediatamente a una división entre las divinas personas mucho mayor, pues cada una de ellas tiene la capacidad de actuar individualmente, es decir, independientemente de las otras. En su obra Contra Themistius Filópono afirmó: “Hemos demostrado que la naturaleza [de Dios] llamada "común" no tiene realidad propia junto a cualquiera de las otras naturalezas existentes, sino que o no es absolutamente nada -que es lo que ocurre en realidad- o sólo deriva su existencia en nuestras mentes de las [naturalezas] particulares [de las tres Personas]”. Las distintas versiones en la evolución de estos conceptos, que llegaron hasta expresiones como" tres Dioses" o" tres Divinidades" fueron recogidas por el patriarca Pedro de Callinicum (hoy Raqqa, Siria) en un dossier compilado para diferenciar el monofisismo de las iglesias ortodoxas orientales del trideísmo. Para que todo ello se convirtiera en la fuente de conocimiento sobre el cristianismo tuvo que darse una serie de circunstancias históricas que se expondrán en la entrega siguiente.

 

(continuará)

Tuesday, February 13, 2024

El cristianismo y su interpretación musulmana como asociacionismo

Las relaciones entre el cristianismo oriental y los orígenes del islam en el siglo VII implican cuestiones complejas que pueden clarificarse si se las sitúa en un contexto adecuado. El primero de ellos podría partir de una reconsideración del marco general que, para el cristianismo, se situaría entre los siglos IV y VI. En esta época pasa de ser una religión perseguida a ser una religión oficial, con lo que ello implica en lo concerniente a su relación con el poder. No sólo se establecerá en todo el Mediterráneo, sin apenas oposición de los restos de paganismo, sino que se desarrollará hacia Oriente y, por la ruta de la seda, llegará hasta la China. Un siglo después, el siglo VII, la situación cambiará drásticamente, con la aparición de una religión que, en principio, se considerará una variante más entre las sectas judeocristianas; pero que se convertirá en una nueva religión e incluso en un nuevo modo de vida, el islam. Entre islam y cristianismo hay muchos puntos de contacto y también muchos de discrepancia.

Nos detendremos en el que quizás sea más importante, la visión que los musulmanes tienen del cristianismo como asociacionismo, como una religión en la que se asocian a Dios personajes respetados por el islam, como la Virgen María y, sobre todo, se asocian como Dios dos Divinas Personas más, Jesús y el Espíritu Santo. Lo que para los cristianos es el misterio de la Santísima Trinidad: un solo Dios y tres Personas Divinas, lo ven los musulmanes como si fueran tres dioses o Dios con dos asociados. Esta concepción, que es la que se transmite en el Corán, el libro sagrado del islam, debe tener una explicación. Para encontrarla es necesario hacer un repaso de la evolución del cristianismo en los siglos anteriores, como teoría y como población localizada en una ubicación que permitiera un contacto asiduo con los sarracenos. 

Lo que hoy día son la iglesia católica romana, las protestantes y las iglesias ortodoxas niceanas, como la griega o las eslavas, estaban unidas durante todo este período. Algunas iglesias orientales, ya se verá cómo y por qué, se separaron antes. Esas primeras iglesias orientales separadas tuvieron un mayor contacto con el islam inicial. Para una mejor comprensión se propone seguir un orden cronológico. Se resumirá primero lo fundamental de la doctrina cristiana referida a Jesús, tal como se aprobó en los concilios de Nicea (325), Éfeso (431) y Calcedonia (451). El cristianismo obtuvo la consideración de religión tolerada por el imperio a principios del siglo IV y el emperador Constantino intervino en la decisión de convocar el primero de ellos. Se declaró religión del Estado más de medio siglo después del concilio de Nicea, el 27 de febrero de 380. El emperador romano de Oriente Teodosio (347-395) firmó, en presencia del emperador romano de Occidente Valentiniano (371-392) y su co-gobernante medio hermano Graciano (359-383) el decreto “Cunctos populos” y estipuló un castigo a quienes practicaran cultos paganos. 

El concilio de Nicea (hoy Iznik, Turquía) fue el primer concilio ecuménico (que quiere decir ‘mundial’) cristiano. A él se debe la primera redacción del Credo. Para lo relativo a las Personas importan las conclusiones de que el Hijo había sido "engendrado" por el Padre desde el propio ser, la propia esencia del Padre y, por lo tanto, no tenía principio. Jesús, Cristo, el Hijo de Dios, tiene una doble naturaleza, humana y divina. En consecuencia Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Se descarta por ello la tesis de que Jesús habría sido “adoptado” por el Padre, no propiamente hijo. Como no aceptaron esta definición de Jesús como Hijo, se separaron los arrianos. 

En cuanto al Espíritu Santo, hubo que esperar hasta el Concilio de Constantinopla en 381 en el que se acordó que el Espíritu Santo era consustancial (de la misma sustancia) con Dios Padre y Dios Hijo y empezó a perfilarse la doctrina trinitaria. En 431 en Éfeso se precisó, literalmente, “que las naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que de ambas resulta un solo Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las naturalezas se destruyera por la unión, sino porque la divinidad y la humanidad constituyen más bien para nosotros un solo Señor y Cristo e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa en la unidad”. Entonces se separaron los nestorianos. Este grupo, cuya incidencia en el cristianismo actual es muy pequeña, tiene la importancia histórica de haber sido, como iglesia asiria, el que llevó el cristianismo por el interior de Asia, desde Persia hasta la China. 

En 451, en Calcedonia, se aprobó que “ha de confesarse a uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente, y el mismo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a nosotros, menos en el pecado [Hebr. 4, 15]; engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, madre de Dios, en cuanto a la humanidad; que se ha de reconocer a uno solo y el mismo Cristo Hijo Señor unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de la unión, sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo”. No lo aceptaron los defensores de una única naturaleza en Cristo, los monofisitas, quienes se separaron. A finales del siglo V uno de los ancianos de Constantinopla, Eutiques, había propuesto que la naturaleza divina de Cristo absorbía a la humana: ambas se unían en una única naturaleza. 

El griego mono(s) ‘única’ + fysis ‘naturaleza’ origina el término monofisita. Una variante del monofisismo es el miafisismo (mia ‘uno’ en griego), que no defiende la absorción de la naturaleza humana por la divina, como los monofisitas, sino que la naturaleza de Jesús es única, divina y humana, en unidad: "única naturaleza del Verbo encarnado", según Cirilo de Alejandría (370-444). La polémica sobre el monofisismo y su rechazo tuvo singular importancia. Pese a tal rechazo se convirtió en un concepto básico para grandes iglesias orientales. Para ciertos grupos, se constituyó en un trideísmo, defendido por teólogos como Juan Filópono y dominante en ciertas regiones del mundo cristiano, como el Sur de Arabia y el Yemen. Esta evolución es la que se considerará con mayor atención, pues explica la percepción del cristianismo en el Corán. La unidad de Dios permanece, aunque en los miafisitas tendrá matices. 

Un punto central fue aclarar la naturaleza de los miembros de la Trinidad, especialmente de la Segunda Persona, el Hijo, Jesucristo. Dios y Hombre verdadero, sí; pero ¿cómo? Una primera distinción se da entre esencia y naturaleza. Una diferencia podría definirse como que la esencia es el "principio de ser", mientras que la naturaleza sería el "principio de hacerse". (Soy consciente de que simplifico mucho una distinción relativamente moderna, que Kant tomó de Wolff). La combinación de esencia y naturaleza constituye al ser. El ser de Jesús, en la doctrina cristiana católica ortodoxa, está constituido por su esencia divina (Jesús es Dios) y su doble naturaleza, divina y humana, en una sola persona. En ningún momento dejó de ser plenamente Dios y en todo momento fue plenamente hombre (fue concebido, nació, vivió, murió). Nunca perdió sus propiedades ni su carácter individual. 

Un cuadro puede resumir las ideas principales sobre la naturaleza de Jesús de los cristianos, los niceanos y aquellos con los que los musulmanes tuvieron mayor contacto en el momento de formación del islam. 

 

Cristianismo ortodoxo o niceano (325)

Cristianismo heterodoxo monofisita

doble naturaleza, divina y humana, unidas en Una persona.

una naturaleza, la divina absorbe a la humana. Una persona.

(iglesias siríaca, copta y armenia).

Heterodoxos desde Calcedonia (451).

Cristianismo heterodoxo nestoriano

El monofisismo en algunos grupos evolucionó a cristianismo heterodoxo miafisita.

doble naturaleza, divina y humana. Separadas en dos personas.

Heterodoxos desde Éfeso (431).

Jesús, el Verbo encarnado, es plenamente divino y plenamente humano, en una naturaleza, una persona.


 La discusión se centró en si Jesús, el Verbo encarnado, era realmente hombre y realmente Dios y si lo humano en Él era realidad total o simple apariencia que encubría una naturaleza divina. En el cristianismo actual la discusión sobre la doble naturaleza es secundaria y prevalece en cambio el concepto de una persona, la divina. Jesucristo es Dios, es la Segunda Persona de la Trinidad. Para el islam, en cambio, Jesucristo es un gran profeta, venerado como tal; pero no es Dios y no se puede asociar con Dios de ninguna manera. Además, el islam interpreta la Trinidad no sólo como una asociación y ya por ello inaceptable, sino como una propuesta de tres dioses y por ello totalmente rechazable, opuesta al primer principio del islam: “No hay más Dios que Allah (‘Dios’)”. Puede ser también compleja la discusión de si Allah es ‘Dios’ o si se trata del nombre de Dios. Un nombre tomado de la tradición politeísta semítica. Sin entrar en esa discusión, lo que importa es que el islam se ve como estrictamente monoteísta y ve a los cristianos como los que asocian al Padre, al Hijo y al Espíritu, como si fueran tres dioses o tres divinidades.

(continuará...)

Monday, December 4, 2023

Puntos de partida para analizar los inicios del español

En octubre de 2023 presenté mi segunda tesis doctoral, en el programa de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense, Pueblos, lenguas y cambio cultural en el Mediterráneo Occidental de los siglos V al X. Se publicó en Valencia, por Ultreia, el libro Dominio y lenguas en el Mediterráneo Occidental hasta los inicios del español. Con ello traté de dar respuesta a una serie de preguntas que me habían quedado desde la presentación de mi primera tesis doctoral, también en la Universidad Complutense, en 1969, en aquella ocasión en el área de Filología Románica y publicada como Poesía narrativa árabe y épica hispánica por editorial Gredos. Podría valer como indicación de la continuidad de la investigación el hecho de que ambas tesis fueron dirigidas por arabistas, ambos miembros de la Real Academia de la Historia; la primera por Elías Terés Sádaba, la segunda por María Jesús Viguera Molíns. Estos años también me han permitido ampliar notablemente mi formación en arqueología, en Tejas con el magisterio de Carolyn Boyd y el grupo de Shumla y en Jerusalén con el apoyo del Instituto Español Bíblico y Arqueológico y de Polis. Me han convencido también, sobre todo, de que la necesidad de aprender lleva siempre a nuevas simas de desconocimiento y, de nuevo, hacia arriba, no como Sísifo, sino como los maestros que nos enseñan el camino.

Tuve ocasión de ofrecer en este cuaderno de bitácora una descripción del contenido del libro Dominio y lenguas, por lo que no volveré sobre ella (Francisco A Marcos-Marín: July 2023 (fmarcosmarin.blogspot.com). Como mi investigación no ha terminado, me ha parecido oportuno recoger en este mismo marco de referencia un resumen de los puntos que, de momento, parecen suficientemente consolidados y que sirven de partida para continuar el estudio sobre los inicios del español.

Esta enumeración resultará excesivamente sucinta a quien no lea Dominio y lenguas y puede que en ese caso resulte menos útil. En cambio, confío en que sirva de guía para la reflexión de quienes conozcan ese libro. Por supuesto, lo que se enuncia como “bases” requiere el uso de la bibliografía incluida en esa obra y es más amplio de lo que aquí se resume.

1.     Estrato anatólico a través de Cerdeña de la población del Norte de Iberia en el fin de la Edad del Bronce. Inmediatamente después la cultura celta se constituye como la principal cultura indoeuropea en Iberia y se amplía con la formación de la cultura celtíbera.

BASES: Investigación propia apoyada en DNA, Arsuaga, Martín Almagro Gorbea.

2.     A partir del 200 a.J.C. se incrementa el contacto entre bereber y latín en el Norte de África. La influencia del latín es muy superior a lo que se pensaba tradicionalmente y hay que tener en cuenta propuestas propias para la explicación de la sustitución posterior de préstamos latinos o griegos por árabes.

BASES: Bibliografía sobre el bereber que amplía y corrige los escritos tradicionales de Schuhardt y Wagner. Investigación propia, con la adaptación al español y su inclusión en una amplia tabla comparativa de español, bereber, latín y romances italianos.

3.     La cristianización de Hispania se produjo sobre todo desde África.

BASES; Historia de la iglesia española, investigación propia sobre santos africanos en Hispania y lugares de culto.

4.     La lengua fenicio-púnica perduró en el N. de África hasta el siglo V J.C.

BASES: Investigación propia apoyada en testimonios de San Agustín, De Vita, Historia de la Iglesia Norteafricana.

5.     A finales del siglo V los hablantes de euskera se desplazan desde la Aquitania francesa, ocupan el territorio céltico de los vascones y toman el nombre de éstos.

BASES: Lingüística: Michelena, para la división dialectal, Abaitua y Unzueta, González Ollé. Histórica: crónicas visigóticas y textos literarios que pueden reinterpretarse. Bio-Arqueológica: excavaciones de tumbas de guerreros euskéricos, DNA, Arsuaga: “No es que los vascos tengamos un gen que los demás no tienen, es que no tenemos un gen que tienen otros pueblos del área”.

6.     La lengua latina (incluyo los posteriores romances afrorrománicos e iberorrománicos), además de en Hispania, se instala y se mantiene en el Norte de África, desde la Africa Prouincia hasta la Mauretania Tingitana (parte de la diocesis Hispaniae de Diocleciano), es lengua de la administración, el comercio, la epigrafía, la literatura y amplias zonas geográficas bilingües hasta el Atlas. El bilingüismo con el bereber está activo en el siglo VIII y se mantiene en algunos lugares hasta los siglos XI y XII.

BASES: Actas de la iglesia vándala, estudios bizantinos, literatura latina, patrística, tesis de Villanueva para Mauritania, epigrafía, noticias de geógrafos árabes.

7.     Los bereberes norteafricanos conformaron la mayor parte de los movimientos humanos que acompañaron la conquista de Hispania y la formación de Alandalús. Estos bereberes hablaban bereber y romance afrorrománico y la mayoría no hablaba árabe. Las hablas afrorrománicas estuvieron activas en la península ibérica al menos hasta el último tercio del siglo VIII y deben tenerse en cuenta para estudiar la formación de los romances ibéricos, especialmente el andalusí y para los estudios antroponímicos y toponímicos.

BASES: La investigación propia se apoya en arqueología, toponimia, Oliver Asín, Zozaya, María Jesús Viguera e historiadores en número creciente.

8.     A principios del siglo VIII la construcción del islam como religión se encontraba en estado incipiente, recién terminada la edición del Alcorán por los Omeyas. La construcción del Islam como institución, realizada sobre todo por los abbasíes, apenas había comenzado. El proceso de arabización, islamización y orientalización de Alandalús fue un proceso lento y gradual, que sólo toma forma a finales del siglo VIII con el emirato omeya y no se consolida hasta el X con el califato omeya.

BASES: La investigación propia se apoya en la numismática (Ariza Armada, Tawfiq Ibrahim), textos cristianos en árabe y latín (investigación propia en la Biblioteca Apostólica Vaticana apoyada en D’Ottone Rambach y Monferrer), economía (Chalmeta), historiadores (Viguera, Fierro, Manzano, González Ferrín, entre muchos), léxico (Simonet, Asín, Corriente, Ferrando).

9.     En la primera mitad del siglo VIII los bereberes, hablantes bilingües de afrorrománico, llegan a Pancorbo y son contenidos por los vascones euskerizados. No pueden ir hacia el Este, dominado por los hispano-andalusíes Beni Qasi (hijos de Casio) y se extienden hacia el oeste, al norte del Duero.

BASES: investigación propia sobre el terreno, para precisar datos de arqueología, arquitectura y toponimia.

10.  En la zona alta del Ebro, entre la Bureba y la Rioja, entran en contacto afrorrománico, iberorrománico y vascorrománico y se inicia el romance castellano, con variantes dialectales tan diferenciadas como la riojana, la soriana y la burgalesa.

BASES: modificaciones de conclusiones de la Filología tradicional por investigación propia sobre el terreno con apoyos en Oliver Asín y Alarcos Llorach.

11.  Parece oportuno ampliar los datos sobre el romance andalusí teniendo en cuenta la presencia del afrorrománico en su etapa inicial. También hay que tener en cuenta que el romance andalusí, mal llamado mozárabe, pervivió hasta el siglo XII y el árabe andalusí hasta el XV-XVI y que en esos siglos necesariamente pasaron por procesos de cambio.

BASES: Las investigaciones propias se apoyan en autores tradicionales como González Palencia y modernos como Corriente y Ferrando.

12.  En el último capítulo se exponen algunos rasgos del afrorrománico que constituyen un primer esbozo de gramática histórica del mismo. Puede destacarse que los datos fonéticos, los mejor conocidos, permiten pensar en una división dialectal del afrorrománico, aunque en la tesis no se postula un número posible de dialectos. También se señalan rasgos propios del iberorromance, especialmente de la primera etapa del castellano, anterior al siglo XIII. Lo más destacable fonéticamente es que se trataba de una lengua isoacentual, no isosilábica como el español moderno, con siete timbres vocálicos, en los que las vocales medias abiertas tónicas alternaban con diptongos ascendentes con segundo elemento variable como variantes combinatorias. En la sintaxis, la tipología pasa a ser SVO o, quizás más precisamente, VO, porque el verbo puede preceder o no al sujeto. Este rasgo, que se ha intentado explicar por influencia del árabe, es también celta, por lo que puede corresponder a un sustrato latino anterior. En el léxico destacan los romancismos en el árabe andalusí, con incidencia literaria y, especialmente desde el siglo X, los arabismos en los iberorromances.

BASES: Este capítulo, junto con la investigación sobre latín y bereber, es probablemente el más debido a investigación propia, basada sobre todo en Corriente, en investigadores italianos sobre el afrorrománico y en Emilio Alarcos Llorach. En nota se señalan algunas de las razones por las que este gran filólogo no desarrolló más sus puntos de vista, para evitar confrontaciones con la Filología establecida. Ahora me satisface ampliar esas ideas o apuntes suyos, deliberadamente moderados, que no llegaron a propuestas, celebrar su memoria y cerrar con ella el cuaderno de 2023, el centenario de su nacimiento.