En el cuaderno de esta bitácora correspondiente a febrero se inició esta serie dedicada a algunos conceptos básicos de la cristiandad y el islam con la entrega “El cristianismo y su interpretación musulmana como asociacionismo” (https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/02/el-cristianismo-y-su-interpretacion.html), continuada en marzo con la titulada “Los trideístas, Filópono y el asociacionismo”. (https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/03/los-trideistas-filopono-y-el.html)
Los ánimos de
queridos amigos musulmanes me han estimulado para ampliar la investigación y
seguirla ofreciendo en este medio.
Esta tercera entrega se enfoca desde los testimonios musulmanes y las relaciones locales. Es sensato pensar que los teólogos musulmanes puedan interpretar algunos puntos de modo diferente y, en caso de tener noticia de alguna reacción de ese tipo, espero poder comentarla desde este cuaderno. La polémica queda fuera de mi intención, que está en la línea de las propuestas para este tipo de crítica filológica de textos religiosos del profesor Ratzinger, el papa Benedicto XVI, en diversos lugares, algunos de ellos recogidos en su libro póstumo: Qué es el cristianismo. Un testamento espiritual.
Recuérdese, en
primer lugar, que los testimonios sobre Mahoma, su vida y los orígenes del
islam son tardíos. El autor de la primera biografía de Mahoma (Sirat Rasul
Allah) Ibn Ishaq, murió h. 770, un siglo después que su biografiado. Según
Ibn Ishaq, la introducción del cristianismo en el sur de Arabia se debió a un
fabricante de ladrillos, Faymiyun, que lo llevó a Najrán, hoy en la frontera de
Saudí Arabia y el Yemen, en una fecha desconocida. No hay datos de ese viaje.
Esta versión posiblemente fue una interpretación libre de narraciones coptas de
escaso o nulo valor histórico.
Una versión más creíble de cómo llegó el cristianismo al área surarábiga se encuentra en la Crónica del obispo egipcio, copto, Juan de Nikiu, que abarca desde Adán hasta el final de la conquista sarracena de Egipto. Tras la muerte del emperador Constantino en 337, una mujer llamada Theognosta viajó a Himyar (suroeste del Yemen) e inició la conversión al cristianismo de los yemeníes. Theognosta es un personaje de atribuciones múltiples, pues también se le atribuye la conversión del rey de la India. De la confusa mezcla de descripciones puede extraerse con bastante seguridad que Theognosta intervino en la conversión de los yemeníes en Himyar y que Frumentio de Tiro, que había sido consagrado obispo por Atanasio h.330, fue enviado a Etiopía y no al Yemen ni a la India. Es posible que todo quede algo más claro si se tiene en cuenta, en todo caso, que el nombre "India" se aplicaba también a Etiopía y al sur de Arabia, la Arabia felix de los latinos.
Para no extendernos en la complejidad de las relaciones entre Bizancio y el sur de Arabia, partamos del hecho de que a finales del siglo V se encontraba ya en Najrán un obispo cristiano, el monofisita Pablo I. Este obispo y su sucesor Pablo II fueron martirizados por el rey judío de Himyar, Dhu Nuwas Masruq, h. 520. Otro momento de persecución se produjo cuando en 570 el Sur de Arabia fue conquistado por los persas zoroastrianos. Para entonces el cristianismo era ya la religión mayoritaria de esa región.
A principios del siglo VII, es decir, en vida de Mahoma y en su período de formación, el cristianismo monofisita trideísta era la versión de la religión de Cristo en el área cercana a Mahoma y con la que tenía mayores relaciones comerciales. Al otro lado del mar Rojo, Abisinia era un reino cristiano monofisita; pero no trideísta.
El trideísmo del
sur de Arabia tenía también una consecuencia reflejada en el Corán. Cristo
tenía una individualidad (hipóstasis) indivisible. Esta hipóstasis estaba unida
a la esencia de Dios; pero tenía que distinguirse de la hipóstasis de Dios
Padre y de Dios Espíritu Santo. Además de las individualidades de las tres
Personas, tenían que reconocerse también las naturalezas individuales de cada
Persona. Como Cristo, para los trideístas, es Dios y tiene una sola naturaleza,
individual y diferenciada, María tenía que ser realmente la "Madre de
Dios", lo que originó una mariología exagerada, que el Corán tachó de
asociacionismo y corrigió (5: 116): "Jesús, hijo de María ¿dijiste a la gente:
'aceptadme a mí y a mi madre como dioses junto a Allah?’ ". Se trata de
una pregunta retórica, por supuesto, cuya respuesta consabida es "no".
A lo largo de su vida Mahoma tuvo ocasión de conocer a muchos cristianos, de distintos grupos. Las fuentes musulmanas, como Ibn Ishaq en su Vida, utilizan estos contactos como ocasiones de mensajes proféticos indicadores de la misión de Mahoma. La más antigua sería su viaje a Siria, aún adolescente, con su tío Abi Tálib, y su encuentro con el monje Bahira. Estos encuentros esporádicos, aunque importantes por su función profética, no suponen ni implican un conocimiento del cristianismo. Mucha mayor relevancia tuvieron contactos posteriores, cuando se hallaba cercano al momento de la revelación y más tarde, cuando, en los inicios del islam, la ayuda cristiana, especialmente la del Negus, el emperador etíope, fue esencial.
La primera esposa
de Mahoma, Khadija, tenía buenas relaciones con cristianos, especialmente con
su primo Waraqa b. Nawfal, un erudito que había leído los libros sagrados del
cristianismo. Son numerosas las ocasiones en las que el profeta del islam tuvo
contactos y discusiones con judíos y cristianos y se desprende de las
narraciones que tenía conocimiento de la Torah, la Biblia judía. Hay dos
momentos narrados extensamente y con consideración positiva, el refugio de
varios musulmanes en Etiopía cuando los mequíes los obligaron a exiliarse de la
Meca, en 622, la fecha de inicio del calendario musulmán. Desde el punto de vista doctrinal, en cambio,
destaca el episodio de la visita de una delegación de sesenta caballeros de Najrán,
con su líder y su administrador al frente y con su jefe religioso, el obispo Abu
Háritha b. 'Alqama, que tenía fama de erudito. La importancia de esta visita es
clara, porque se recogen los nombres de los principales miembros de la
delegación. Los delegados, vestidos con ropajes yemeníes costosos, rezaron en
la mezquita de Mahoma vueltos hacia oriente. Según Ibn Ishaq eran cristianos de
rito bizantino, aunque con diferencias entre ellos en algunos puntos. Se
trataba, efectivamente, de miafisitas. El sur de Arabia y el Yemen habían sido
objeto de visitas de misioneros monofisitas en el siglo VI, los más influyentes
de los cuales eran discípulos de Juan Filópono. Ibn Ishaq percibió las
diferencias entre los cristianos; pero no pudo establecer con claridad cuáles
fueran. Esta visita tuvo lugar antes del sínodo de Alejandría de 633, que
unificó los varios tipos de monofisismo y terminó al menos formalmente con el
trideísmo. Tres de los visitantes hablaron directamente con Mahoma y es de
suponer que sería el obispo quien más posibilidades tuvo de explicar sus
conceptos teológicos, monofisitas trideístas.
La visita de los
cristianos de Najrán es considerada por los musulmanes el mayor y más detenido
contacto de Mahoma con los cristianos. El entorno teológico en el que se
produjo era trideísta y por ello es razonable suponer que ese trideísmo, visto
como asociacionismo por el profeta del islam es el que se plasmó en los textos
coránicos que se refieren sistemáticamente a los cristianos como
asociacionistas. Conviene tenerlo en cuenta y sacar de ello una recomendación
práctica a los traductores, para conseguir una mayor exactitud. Por ejemplo, en
la azora 4, 171, que dice “no habléis de tres”, no es aconsejable traducir el
numeral árabe tres, por “la Trinidad”, ni en la azora 5, 73, “el tercero
de tres” por “el tercero de la Trinidad” (para los musulmanes Jesús sería lo
correspondiente a una tercera persona, la segunda sería el Espíritu). Incluir
el término “Trinidad” en las traducciones supone añadir al original árabe una
interpretación innecesaria y parece que errónea.