Wednesday, May 16, 2012

Intereses y meditaciones

Supongo que, como es normal con el paso de los años, cada vez tienen más que ver con el sentido de la vida que, en mi caso, se plantea desde la libertad como rasgo específico. A mi juicio el lenguaje es una consecuencia de la libertad: de todos los animales, el hombre es el único que puede elegir y por eso necesita la estructuración de la realidad que codifica y transmite por el lenguaje . Hay otro punto fundamental en relación con esto, que es el de cómo habla Dios a los hombres; pero éste, naturalmente, sólo importa a los creyentes.

El hombre tiene una capacidad de lenguaje que está relacionada con una capacidad de reconocer. Soy platónico en esto. Sólo podemos reconocer las sombras que el fuego proyecta sobre el fondo de la caverna si existen esas figuras proyectadas y si, por nuestra propia naturaleza, somos capaces de establecer la asociación entre lo que vemos, las sombras, y su origen, las figuras reales.

He hecho explícitas estas notas a partir del  estupendo artículo de Fernando González Ollé sobre las gramáticas de la RAE [en J. J. Gómez Asencio, El castellano y su codificación gramatical. Volumen III (de 1700 a 1854). Burgos, Instituto castellano y leonés de la lengua, 2011, 717-766]. Ya le he dicho, a Fernando, que, frente a lo que me escribe al enviármelo, considero que está totalmente dentro de mis intereses, porque me importa ver cómo los gramáticos asocian las sombras y las figuras (y cómo él las asocia en ellos), del mismo modo que me importa cómo se asocia el firmamento, los astros, con el conocimiento que el hombre tiene del mundo y cómo se asignan mitos a ello y se representan artísticamente, empezando, como es natural, por las pinturas rupestres: la Astrolingüística es mi última esfera de interrogación. Daré una ponencia en la UNED el lunes 18 de junio, en la reunión de los profesores del Máster. Hay programas de Astronomía para el ordenador que me ayudan enormemente; pero la gran ayuda procede, sin duda, del formidable Bachillerato que estudiamos. En la Astrolingüística me planteo la interpretación del cielo como un código, como un lenguaje que hay que descifrar, primero, memorizar y transmitir después. Los astros ocupan una determinada posición en la época en la que es mejor plantar o en la que es mejor desplazarse a un sitio donde se podrá recolectar más comida, o indicarán cuándo se desplazan los animales y hay más de ellos o es más fácil cazarlos. En consecuencia los astros también se asociarán a los ritos que la interpretación mitológica de ese lenguaje astral origine.

Porque una vez que se han realizado esas asociaciones, es decir, que se ha categorizado ese conocimiento, hay que transmitirlo. No sabemos cómo lo hacían oralmente los autores de las pinturas; pero está claro que sí sabemos cómo lo hacían artísticamente, aunque nos falte mucho para darles esa interpretación adecuada. Por supuesto, es más fácil aprender la posición de los astros si hay un mito que la haga más asimilable, como la alternancia de Perseo, Andrómeda y Casiopea, entre otras. Orión es el Cazador, Ceres la recolectora; pero asociaciones parecidas existen también, a su manera (en su lengua), entre los aztecas, los navajos, los mayas y otros pueblos. Están ahí, ante nuestros ojos sordos y mudos, para que, además de verlas y mirarlas, las interpretemos.

Humani nihil a me alienum puto. Todo está dicho; pero me gustaría que se recordara I Corintios 13:11-13 y (porque hay que precaverse de los peligros) I Juan 4:1-6.


Saturday, May 12, 2012

El "castellano" del Río de la Plata

He tenido ocasión de reseñar recientemente un libro que me parece merecedor de reflexión. Se trata del editado por  Ángela Di Tullio y Rolf Kailuweit,  El español rioplatense: lengua, literatura, expresiones culturales. (Madrid-Francfort: Iberoamericana-Vervuert, 2011. Pp. 319. ISBN 978-84-8489-636-4). Resumo algo de lo dicho en la recensión crítica, suprimo las observaciones formales y añado otros detalles.
Aunque los compiladores dividen los trabajos, con buen criterio, en cuatro secciones, en opinión de este crítico se pueden analizar en tres: estudios sobre caracterización lingüística específica o general (Virginia Bertolotti, Andrea Pešková, Christph Gabriel, Ingo Feldhausen, Esther Rinke), contribuciones sobre la constitución propia de la variedad argentina, entre rechazo y aplicación de la norma general (Antonella Cancellier, Valeria Sardi, Guiomar E. Ciapuscio, Carla F. Miotto, Ángela di Tullio, Rolf Kailuweit, Kathrin Engels), y artículos de tipo empírico (Jaqueline Balint-Zanchetta, Christoffe Apprill, Stefan Pfänder, Facundo Nazareno Saxe). Estos últimos están generalmente basados en corpus, en los que se analizan los rasgos lingüísticos e identitarios con base en obras literarias y en el tango. Llama la atención el hecho de que ninguno de los autores tiene apellidos españoles criollos. Su herencia cultural, por lo tanto, tendrá tintes centroeuropeos o "tanos", algo perfectamente asumible; pero que conviene señalar para el lector general.  Éste hallará una abundante información y una rica variedad de ejemplos que da a este volumen interés y utilidad para investigadores y docentes, dentro de que, como toda obra colectiva, se puedan encontrar desiguales las contribuciones. El español, el francés, el italiano, dialectos y variantes de todos ellos, con las referencias oportunas al inglés y, de manera polémica, al gallego (Eva Gugenberger), muestran el trabajo arduo dentro del espacio de lenguas en cruce.
Se parte de asunciones, como que hay una oralidad totalmente espontánea y una representación literaria de la realidad. Los compiladores, en su introducción, son claros en su negación de que la lengua objeto de la lingüística sea sólo la lengua oral y argumentan con buen criterio que el texto literario es un producto también lingüístico. Muy oportuna es su postura de que el vínculo entre oralidad y argentinidad les parece anacrónico. Quedará claro en las contribuciones que los rasgos lingüísticos específicos argentinos se presentan y se quieren presentar en la obra literaria. Algunas de sus consecuencias resultan útiles en el contexto de la formación de las variedades lingüísticas de los Estados Unidos. Así, en la página 230, K. Engels y R. Kailuweit apuntan la idea del desarrollo y pervivencia del cocoliche (habla mixta ítalo-hispana) como lengua del aprendiz, una variedad aprendida y mantenida a partir de la segunda generación, que ya domina la variedad local, porteña en el entorno estudiado. Esta segunda generación, que se expresa habitualmente en el castellano del área, aprende el cocoliche. Esta circunstancia puede estar apareciendo en el desarrollo de las hablas mixtas que se agrupan bajo la denominación de ‘spanglish’, que aparece con cierta frecuencia como recurso lingüístico de identidad en hablantes que dominan el inglés e, incluso, las dos lenguas, cual se aprecia en escritores y profesores tejanos como Norma Cantú.
Es recurrente en los estudios incluidos la cuestión del Estado y la lengua nacional argentina, aunque los autores se inclinan por una caracterización de usos rioplatenses (ambas orillas, argentina y uruguaya), frente a usos del interior de la Argentina. Los editores destacan el papel fundamental de la inmigración europea, con su doble función de consolidación de las instituciones e instrumento de población. Frente al inmigrante, el autóctono estaba alfabetizado, ejercía sus derechos cívicos y estaba empleado. Si bien la educación era una palanca de movilidad social, el sistema escolar no creaba una clase “culta” por sí mismo, sino que, por sí mismo, recuérdese, sólo podía proporcionar una base “semiculta”, que favorece un tipo de escuela externa a los aspectos más profundos de la producción cultural. Como se observa en los Estados Unidos también ahora, los productos de esa escuela son lectores de diarios, revistas y folletines. El resultado en la Argentina de ayer como en los Estados Unidos de hoy es el incremento de esos medios de comunicación semicultos, sin olvidar que en la época argentina de referencia (fines del XIX, principios del XX), no existían ni la radio ni la televisión, es decir, que toda esa formación se concentraba en las publicaciones impresas. Las manifestaciones prototípicas de ese espacio cultural creado por la relación estrecha entre Argentina y Uruguay son el tango y el sainete criollo.
La modalidad rioplatense se define por una serie de rasgos lingüísticos que son considerados dentro de una escala de posicionamientos que van desde la simple variante hasta el germen de una nueva lengua nacional. Es muy interesante y está bien documentada la aportación de Juan Bautista Alberdi a la evolución de las ideas sobre el español de la Argentina. Ciapuscio y Miotto (pp. 169 ss.)  no presentan la consecuencia de que existan dos niveles que constituyen una diglosia, A, el francés y B, el argentino, que sí será explícita en artículo siguiente, de Di Tullio. Una figura crucial, como Miguel Cané, expresó perfectamente (p. 194) las limitaciones de la educación lingüística del rioplatense por el desequilibrio en su trato con los libros franceses y la literatura española: “Las primeras impresiones positivamente desagradables que sentí respecto a la manera con que hablamos y escribimos nuestra lengua, fue cuando las exigencias de mi carrera me llevaron a habitar en el extranjero, países donde también impera el idioma castellano”.
En esta parte central del libro también se dedica espacio a la distinción entre la construcción con las preposiciones de o en del sintagma “español de/en la Argentina”. Como se aprecia, este tipo de discusiones tienen lejanos antecedentes y son permanentes. La percepción como problema de la variedad rioplatense (o de cualquier otra variedad hispanoamericana)  no es exclusiva de los españoles de España o de América, sino que está muy presente en las corrientes que se mantienen con fuerza. Particular importancia tiene la educación; pero también la prensa participa de esta idea en muchos períodos.  Respecto a la participación de foráneos en las discusiones, es oportuno recordar la cita de Victoria Ocampo (p. 198): “El extranjero de fama trata de dar respuestas sentidas; pero el hecho es que, por lo general, sólo despierta protestas. Si es irónico, lo encuentran superficial; si es sincero, insolente. Al fin de cuentas, le darán la espalda”.  Por lo general, debajo de la cuestión lingüística hay un planteo de actitudes temerosas ante el supuesto neo-imperialismo español, a cuyo servicio estaría la lengua. Esta actitud no ha desaparecido y produce un antagonismo que se muestra en cada crisis económica y se manifiesta léxicamente en términos extremos como “gallego bruto” y “sudaca”. Ambos términos reflejan por igual el espíritu de campanario.
Desde el punto de vista lingüístico y cultural –hay coincidencia en los autores—el habla rioplatense se constituyó por medio de textos literarios. Es otro ejemplo claro de que la separación entre lengua oral – lengua escrita – lengua literaria es una falacia que carece de justificación, salvo para construir corpus.

Thursday, May 10, 2012

El cariño


El cumpleaños de una persona querida es siempre una acción de gracias. Los años pasan y el círculo se convierte en un cono, la base es amplia y la punta mínima. Por eso es tan agradable disfrutar de una gran familia. Sobre todo cuando, desde lejos, uno se libra de los posibles inconvenientes (aunque sufra la distancia, cuando toca).

Seguramente estas reflexiones banales están favorecidas porque el día de cumpleaños que va terminando en este hemisferio (y ya terminó para ella en el suyo) es el de mi hija mayor. Ser la médico de este familión requiere, desde luego, una paciencia sin límites, una firmeza compacta, un saber amplio y una habilidad maquiavélica, hacia fuera y hacia dentro. La he visto atender todo tipo de situaciones médicas, desde las más duras a las más alegres, siempre con idéntica actitud: la profesional. Algunas veces lo hemos pasado realmente muy mal juntos en alguno de esos casos. Sin duda el sobrenombre de Grumpy que eligió es un oxímoron. Pero dejar al Dr. House el de beautiful person fue, en cambio, acertado, porque hay que tener mucho salero para disfrutar una vida de felicidad en una casa de dos profesionales españoles de la sanidad pública, de dos hospitales y dos entornos diferentes. Menos mal que les encanta la música, porque la cosa tiene bemoles.

Ha sido un acierto abrir el blog de Grumpy and a Beautiful Person a las aportaciones que ya no son del círculo, sino del tronco del cono, e incluso permitir escribir a la punta del mismo, aunque se haya moderado. Cuando se tiene gracia para escribir un blog personal y no uno habitualmente profesional, como éste, que hoy es una excepción, se produce una transmutación en las relaciones familiares. Todos sabemos que acabaremos saliendo en algún momento, con nuestros prudentes pseudónimos y, con humor, desde luego, con nuestros más destacados desaciertos. Y es que quien no tiene sentido del humor no tiene sentido del amor.

Hacer que tantos compartamos un camino mirando hacia la misma meta es el mayor ejercicio de amor que conozco. No me extraña que la respuesta sea masiva. Pero sobre todo quiero agradecer lo que me ha supuesto de compañía en el día de hoy. Ya sé que es un reflejo; pero lo de In me you see a man alone no ha funcionado hoy para nada y, de hecho, al elegir entre prepararme mi cena reglamentaria y dedicar un momento a estas líneas, ni lo he dudado: los hábitos se han roto sin remordimiento, incluso con cierta alegría torera (y ya hace falta que esté contento para que use ese adjetivo tan ajeno a mí, aunque tan cercano a los gustos de la mayoría).

Claro que ya sé que tendré que escribir pronto algo dentro del tono habitual de mi blog, para no dejar estos párrafos en el primer plano más de lo imprescindible. Pero estarán allí, escondidillos, y podré asomarme de vez en cuando y recordar un diez de mayo de 2012 que fue mejor que los otros días del año, gracias a todos.