Sunday, December 22, 2013

Feliz Navidad y venturoso 2014




PUES QUE ANDÁIS EN LAS PALMAS Op. 91/2
(Die ihr schwebet)
Música de Johannes Brahms (1833 - 1897)
Texto de Emanuel von Geibel (1815 - 1884)
basado en un poema del autor español
Lope de Vega y Carpio (1562 -1635)

Die ihr schwebet                                            
Um diese Palmen
In Nacht und Wind,
Ihr heiligen Engel,
Stillet die Wipfel!
Es schlummert mein Kind.

Ihr Palmen von Bethlehem
Im Windesbrausen,
Wie mögt ihr heute
So zornig sausen!
O rauscht nicht also!
Schweiget, neiget
Euch leis und lind;
Stillet die Wipfel!
Es schlummert mein Kind.

Der Himmelsknabe
Duldet Beschwerde,
Ach, wie so müd er ward
Vom Leid der Erde.
Ach nun im Schlaf ihm
Leise gesänftigt
Die Qual zerrinnt,
Stillet die Wipfel!
Es schlummert mein Kind.

Grimmige Kälte
Sauset hernieder,
Womit nur Deck ich
Des Kindleins Glieder!
O all ihr Engel,
Die ihr geflügelt
Wandelt im Wind,
Stillet die Wipfel!
Es schlummert mein Kind.


        
Vosotros que revoloteáis 
por las palmas
de noche y bajo el viento,
ángeles santos,
¡acallad las ramas!
que duerma mi niño.

Palmas de Belén
que mueven los furiosos vientos,
¿por qué hoy
bramáis con tal cólera?
¡No hagáis ruido!
Sed buenas,
corred más suave;
¡acallad las ramas!
que duerma mi niño.

El niño divino
carga con las penas,
oh, qué cansado está
de llorar por la tierra.
Oh, y ahora durmiendo,
delicadamente aliviado,
su dolor se desvanece,
¡acallad las ramas!
que duerma mi niño.

El frío implacable
sigue acechando;
¿con qué cubrir
sus pequeños miembros? 
Oh, todos vosotros, ángeles,
ángeles alados
que corréis por el aire,
¡acallad las ramas!
que duerma mi niño.



Traducido por:
Fernando García Pliego 2001

Tuesday, December 3, 2013

Las humanidades digitales

Rafael Lapesa
Es grato reflexionar sobre los contenidos científicos que implican una historia de grupo, una prosopografía. Las humanidades digitales, que primero se llamaron lingüística computacional y luego industrias de la lengua, se practicaron en España muy pronto y como consecuencia de un trabajo de grupo e internacional. Detrás de este inicio, además de las circunstancias fortuitas siempre presentes en la vida, hay que destacar un apoyo institucional y una visión magistral de futuro. El apoyo institucional fue el del Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española y la persona, Rafael Lapesa. La fecha era 1971.
El Seminario trabajaba entonces sobre el diccionario académico y, sobre todo, sobre el Diccionario histórico. El DH era una obra ingente, que se había decidido volver a empezar desde el inicio, aunque había habido un primer intento, hasta la letra D, destruido casi por completo durante la guerra civil española. Lo mejor es enemigo de lo bueno; pero nadie podía sospechar entonces que este segundo empeño sería abandonado años más tarde, para sustituirlo por una caricatura, precisamente digital. En 1971 Lapesa, como director del Seminario, era consciente de que para trabajar sobre esa masa de documentación había que usar métodos como los que ya se usaban en el Tresor de la langue française, los ordenadores.
Ignacio Soldevila
En el Canadá, en Quebec, Ignacio Soldevila estaba al tanto de las primeras aplicaciones computacionales al léxico, en Montreal se trabajaba en un proyecto más ambicioso, la traducción automática, como se decía entonces. Aunque el autor de este blog se incorporó al Seminario desde Montreal con otro objetivo -los arabismos- y Soldevila era el encargado de preparar la transición informática, las cosas salieron de otra manera: Ignacio regresó a la Université Laval y este autor se quedó en España y fue enviado a Pisa por la RAE para estudiar en la luego celebérrima Escuela de Lingüística Computacional de la Universidad de Pisa y el C.N.R., el Centro de Investigación de Italia, dirigida por el llorado Antonio Zampolli.
La escuela de Pisa estaba perfectamente organizada. Los asistentes, todos ellos graduados y muchos profesores ya establecidos, teníamos clases con Bernard Quemada, director del Tresor, Martin Kay, uno de los primeros y más conocidos programadores de lenguajes formales adecuados a las humanidades (años después volví a dar clase con él en Stanford, CA, y tuve también la fortuna de servirle de guía en una visita a Madrid), John Lyons, a quien luego visité en su casa de Sussex, en el sur de Inglaterra, algunos de los jóvenes generativistas, como Fillmore o Bach, a quienes un par de años más tarde se agregaría también Noam Chomsky, precisamente con las Pisa Lectures, que supusieron un cambio de orientación de la gramática generativa. La lista de profesores y conferenciantes era muy amplia y no tiene sentido desarrollarla aquí, baste con decir que era realmente lo mejor que se podía encontrar en las nuevas tendencias de la Lingüística. Cada clase era un reto.
Antonio Zampolli
Zampolli era además un anfitrión excepcional: generoso (me permitió incluso dar una de las conferencias), brillante, cultivador perfecto de los estereotipos y animador incansable. Lo recuerdo en su casa, una noche, en la que el matrimonio Lyons bailó una danza escocesa totalmente verosímil, aunque ninguno de los dos era escocés, otros tocaban la guitarra o cantaban, hasta que la policía nos obligaba a terminar la reunión después de medianoche. Cómo no recordar una película que filmamos en la costa del Pacífico, años después, sobre el Descubrimiento y que Dios sabe por dónde andará.

Sir John Lyons, Master of Trinity Hall,
por John Bellany
Poco a poco, a los cursos de Pisa y gracias al sistema de medias becas que me tocó administrar, se fueron incorporando muchos jóvenes investigadores españoles. En Madrid, mientras tanto, gracias a la buena disposición del Centro de Cálculo de la Universidad (ahora Complutense, única entonces) y la hospitalidad dada a nuestros trabajos en su Boletín, se fue creando un grupito de investigación del que formaba parte otro lingüista, Manuel Ariza, en el que colaboraba también su hermano Diego (ambos fallecidos recientemente, en un período brevísimo) y en el que contábamos con matemáticos e informáticos como María Teresa Molina, Isabel González o Ignacio del Campo. Aquellos trabajos eran, vistos desde hoy, ambiciosísimos. No sólo iniciábamos análisis sintacto-semánticos, sino también mapas y representaciones dialectales sobre ellos. No eran las únicas publicaciones, ni presentaciones, porque la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, en los cursos que dirigía Emilio Lorenzo, me ofreció la posibilidad de hablar de traducción automática y publicar el texto.
FMM, Arthur Askins y Charles Faulhaber en Berkeley
En 1973 las humanidades digitales estaban firmemente asentadas en España, aunque pasarían años hasta que se pudieran llevar a cabo los dos grandes proyectos que las consolidarían, EUROTRA, el sistema de la entonces Comunidad Europea para la traducción automática y, en el marco de la Sociedad Estatal para la ejecución de programas del Quinto Centenario y su área de Industrias de la Lengua, ADMYTE®, el Archivo Digital de Manuscritos y Textos Españoles. El segundo fue un trabajo conjunto de este autor, Charles B. Faulhaber y Ángel Gómez Moreno, con la participación empresarial de Micronet S.A., del Hispanic Seminary of Medieval Studies de la Universidad de Wisconsin-Madison (fundado en 1976 por John J. Nitti y Lloyd A. Kasten), de Arthur Askins y Philobiblon, de la Universidad de Toronto y TACT, además de un equipo (de nuevo el trabajo de grupo) de entusiastas colaboradores voluntarios de varios países. Estos proyectos fueron acompañados de los primeros corpus del español: centro peninsular, argentino y chileno, la Escuela de Industrias de la Lengua, con la Fundación Duques de Soria y lograron la plena internacionalidad de las humanidades digitales españolas. En torno al 92 despegaron también grandes programas en el área de bibliotecas y colecciones textuales, con la guía de Xavier Agenjo y el patrocinio de la Fundación Larramendi. Otra fundación, FUNDESCO, Fundación para el Desarrollo de la Función Social de las Comunicaciones, creada en 1968 por Telefónica de España, se ampliaba a las humanidades digitales, de la mano de Obdulio Martín Bernal, apoyando a profesionales de la talla de Fernando Sáez Vacas o Antonio Rodríguez de las Heras, entre otros. De buena parte de esta historia me he ocupado en otros sitios y espero en Dios seguir ocupándome.

Sunday, November 3, 2013

Manuel Ariza, profesor y filólogo (1946-2013)

Manuel Ariza
Teníamos en nuestro huerto un limonero. Leímos los versos de Nizar Qabbani ya antes de mi curso de doctorado con Pedro Martínez Montávez. En aquella universidad tan confusa, tan distinta, nos acercaban a los mundos entrevistos en viajes de cargueros turcos, Akdeniz, Karadeniz, por el Mediterráneo oriental, en narraciones que mis amigos escuchaban atónitos, cuando no los habían compartido. En aquella universidad, tan convulsa, tan enriquecedora, la lectura y la amistad eran valores cultivados con la firmeza de una fe que ha configurado nuestras existencias.
Es natural, aunque sea falso, embellecer el pasado, porque, como dijo Wordsworth, "la belleza persiste en el recuerdo". Y ahora estoy hablando del recuerdo de la amistad.
Los amigos persisten por encima del tiempo y el espacio. Manolo Ariza y yo, aunque no compartiéramos todos nuestros cursos y viviéramos la mayor parte de nuestros años profesionales en lugares diferentes, compartimos, desde 1964, cosas fundamentales de nuestras vidas, muchas de ellas familiares y algunas tan señaladas como el fin de ese año, la primera vez que mis padres me dejaron salir a una fiesta después de las uvas, porque también iba Manolo y todo parecía muy aceptable. Teníamos dieciocho años.
Las amistades, quizás especialmente entre hombres, van marcadas por tiempos de gran intercambio y estados latentes que son períodos en los que, como en los buenos vinos, los posos se van sedimentando. También se marcan porque abarcan distintos tipos de actividad e imponen ritmos diversos a nuestro vivir.

R.Lapesa, M. Seco y D. Alonso
Manolo y yo empezamos en el mundo de los textos, cuando los intereses literarios tenían -puede ser- más fuerza que los lingüísticos, y fue la realidad de aquella Facultad de Letras la que nos llevó a los caminos rectos de la Filología: más Elías Terés y Dámaso Alonso, en mi caso, más Alonso Zamora Vicente en el suyo y, para los dos, Rafael Lapesa.
Ambos comenzamos con trabajos textuales que tenían mucho de literarios: la épica medieval y el arabismo, para mí, la literatura contemporánea y el humorismo, para él. Es como si hubiéramos arrancado de extremos opuestos para recorrer, en sentidos inversos, el mismo camino. El suyo lo llevó finalmente al siglo XII, el mío, por el momento, al español de los Estados Unidos en el siglo XXI.
Cuando el 15 de octubre de 2013, a pocas horas de conocer la noticia, dediqué la primera parte de mi clase de estudios graduados a explicar a mis alumnos tejanos quién era Manuel Ariza, estaba explicando también quién era yo, quiénes son Soledad Salazar, Jorge Urrutia, José Pérez Lázaro o Enrique Arrufat, vidas profesionales diferentes que arrancan de un mismo tiempo universitario y, claro, quiénes son otros muchos hombres y mujeres cuyos nombres son -como se dice- suficientemente conocidos. Para que me entendieran, tuve que comenzar por una inolvidable anécdota de don Rafael Lapesa, al inicio de nuestras carreras. Don Rafael le dijo a Manolo que el curso siguiente le encargaría la materia de "Toponimia y Onomástica", una asignatura optativa. Manolo le contestó:
- Don Rafael, que yo no sé nada de eso.
La respuesta de Lapesa -muy suya- fue irrefutable:
- Pues sepa.
Manuel Ariza y su discípula Lola Pons
Lo hizo y, además de iniciar su carrera profesional española de cuyo magisterio escriben sus discípulos emocionadas despedidas, prolongadas en internet, consiguió colocar a España en los grupos de trabajo que (generalmente desde Alemania, cómo no) preparaban las grandes colecciones (hoy, bases de datos) de información sobre los nombres de lugar y de persona. Y es que, a través de su aire desgarbado y distraído, mortal pitillo en mano, cuando no un vaso de whisky, más allá de los horrorosos chistes "lapesianos", sabía mantener una férrea disciplina de trabajo, compatible con un sentido puro de la libertad. Había horas para todos y para todo en el ambiente de la Facultad, en Pisa, Madrid, Málaga, Cáceres o Sevilla, donde los alumnos siempre podían encontrarlo y donde él, misteriosamente, sabía encontrar tiempo y lugar para investigar y escribir.
La Onomástica, la Fonología Histórica, la Historia de la Lengua, el Comentario de textos, el estudio de un siglo completo, años y páginas, fueron compatibles con una actividad social tan intensa como la requerida por la institución que debía reunir esos saberes, llevarlos de los investigadores a los estudiantes, la Asociación de Historia de la Lengua Española, que creó, animó con congresos multitudinarios presididos (Sevilla, 1990) por SSMM los Reyes y a cuyo frente supo poner a los más distinguidos profesores del momento, que no pudieron negarse, porque era imposible decir que no a una insistencia tan generosa y tan desprendida. A Manolo, como a todos los grandes individualistas, le importaba el trabajo bien hecho, no el medro personal. Su historia académica lo demuestra.
Mi escasa paciencia para esas actividades sociales acabó llevando nuestra amistad a un largo estado latente, con un hilo de publicaciones intercambiadas y encuentros en reuniones científicas o visitas familiares. Cuando hablé con él por última vez, ya por teléfono, pocas semanas antes del final, el tiempo de nuestra amistad seguía siendo el mismo y su voz sonaba tranquila y coherente, con una aceptación disciplinada de la realidad. Poco después, con motivo de un correo mío para comunicarle el fallecimiento de Sam Armistead y preguntarle si recordaba algo de su paso por el seminario de Lapesa, en nuestros años iniciáticos, recibí el que resultó su último correo electrónico: "Envidio tu memoria. No recuerdo haberle visto nunca. Un abrazo." Cuando volví a llamar, sólo pude hablar con Ninfa o dejar un mensaje en el contestador.
Detrás de estos días de dolorido sentir viven y vivirán personas, recuerdos y lugares compartidos: Italia, con Pisa en primer lugar, Alemania, Norteamérica (especialmente Madison y Montreal). También los lugares de España donde íbamos en mi flamante Citroën a estudiar la toponimia menor y, de paso, hablar de todo, probar (muy a lo Zamora Vicente) vinos y comidas de la tierra y hacer planes para un futuro que nunca se dejó sujetar a ellos. Así aprendimos que Olmeda de las Flores había cambiado su nombre original, Olmeda de la Cebolla, porque sus habitantes no eran conscientes de que esa palabra "cebolla" no era tal, sino una etimología popular por Yubaila, en árabe 'montecito'. Una pena, porque si la hubieran llamado Olmeda del Montecito, hubieran sido fieles a su propia historia toponímica, sin cebolla. Anécdotas y anécdotas.
Libros, cartas, separatas. Dentro de unas semanas regresaré a Madrid y a las carpetas en cuyos lomos rojos una etiqueta dice "ARIZA". En los días de España me esperan largas horas de relectura y vivencias. Largas horas, ya no tan largas.
Teníamos en nuestro huerto un limonero. Qabbani, que continúa su poema con el recuerdo de la casa perdida, de una vida y recuerdos que el árbol simboliza, concluye:  Se llevaron nuestro limonero. Nuestros ojos no volverán a ver la primavera.

Monday, October 14, 2013

A vueltas con la Historia

Cuando llega el Columbus Day, los amantes de la Historia empezamos a temblar. Nunca se sabe qué nueva muestra de ignorancia aportarán los desnortados habituales.
Para empezar, por supuesto, hay que felicitar a los italianos por lo hábilmente que aprovecharon las consecuencias de la guerra hispano-norteamericana de 1898 para ocupar el lugar de España. No hay que felicitar a los gobiernos españoles por la desidia con la que (desprecian cuanto ignoran) han dejado que el papel fundamental de España en el Descubrimiento europeo, la formación de toda América y la Independencia de los Estados Unidos haya quedado en el olvido de las masas y que sólo unos cuantos estudiosos nos ocupemos de ello, lo menos posible, para no molestar.
En este momento de la Historia, en el que un 10% de vociferantes se impone a un 90% de cobardes, es preciso recordar a la gente que lo que distingue a los seres humanos es la razón. Que las cosas no son per umbilicos, vamos.
Numancia: Alejo Vera Estaca (1880)
Asistimos, sin saber si reír o llorar, al desconcertante espectáculo de un concejal (¿cómo no iba a ser un político?) que se opone a dar a una calle de su pueblo del sur de España un nombre de la conquista americana y en cambio sugiere que se use una referencia a la villa romana local, porque su mente no llega hasta la conquista romana de Hispania. ¿Qué se pensaría si los españoles, aprovechando cualquier viaje a la Ciudad Eterna, se plantaran con una pancarta ante el Parlamento Italiano, para pedir cuentas del "genocidio romano"? No parece que estemos muy lejos de esa locura o ridiculez.
Don Pedro Pablo Abarca de Bolea. Conde de Aranda.
Como dice uno de mis sabios amigos, no se trata de maldad, es sólo debilidad e ignorancia. Se ignora que el Conde de Aranda y Benjamín Franklin acordaron la financiación inicial de los revolucionarios norteamericanos o que los marinos españoles, dirigidos por Bernardo de Gálvez, ganaron la guerra en el mar a los ingleses. Se ignora que el oro extraído en América en todo el tiempo de los Reinos de Indias es el equivalente de la extracción de un año actualmente y la plata de la extracción de cuatro años. Claro, se escribe sin tener ni idea ni de economía ni de la evolución de las técnicas. También se ignora que las Indias Occidentales (llamadas así porque Colón nunca supo que se trataba de un continente nuevo) eran reinos, con sus virreyes y el Consejo de Indias, y no colonias.
Otras cosas son de incultura general, por ejemplo la calumnia del "bioterrorismo". Hasta los trabajos de Louis Pasteur (1822-1895) y otros beneméritos investigadores, que consiguieron demostrar que las enfermedades se transmitían por microbios, la "ciencia" daba por cierto que eran los aires los causantes y responsables. No había modo de saber qué causaba las terribles epidemias que afectaron a gran parte de la población indígena de América, como afectaban a la de los otros continentes. Es decir, era imposible que a alguien se le ocurriera un modo de provocar la viruela o cualquier otra enfermedad en una población, cuando se ignoraba el principio básico de su transmisión. Por eso fue tan terrible la propagación, porque las enfermedades eran llevadas, sin saberlo, por los propios indios, de un lugar a otro, a donde nunca había habido europeos. El estado de la ciencia no permitía prevenir la difusión ni evitarla, tampoco existían las vacunas, una idea que implicó una lucha tremenda contra el estamento médico del siglo XIX (diecinueve), que repudiaba esos métodos.
Doña Isabel la Católica dictando su testamento.
Oleo sobre lienzo. 2,90 x 4 m. Eduardo Rosales/Roma 1864 
La lista de ignorancias graves incluye el testamento de Isabel la Católica, las Leyes de Indias, la constante vigilancia de la Corona, el papel de los misioneros en defensa de los indios, contra los encomenderos. Por supuesto que había quien se saltaba las leyes; pero era duramente castigado, si era atrapado. Naturalmente que nuestra concepción actual de la misión cristiana no es la de hace seis, o dos, siglos, como entonces tampoco podían tener la nuestra. Claro que esa ignorancia ha sido favorecida por el mito de la independencia de América Latina. Los independentistas, temerosos de que se repitiera lo ocurrido en Haití, no dieron armas a los negros y, en cuanto a los indios, la mayoría lucharon con las tropas reales, frente a los insurrectos. Tampoco se dice que han muerto más indios y han dejado de usarse más lenguas después de la Independencia que entre 1492 y 1820. Cuando se produce la independencia, sólo un tercio de la población de las Indias hablaba español. Pero los gobiernos independentistas se cuidaron de introducir en sus planes educativos la idea de que la independencia había liberado a los indios. Lo que había hecho era desprotegerlos, dejándolos sin sus leyes. Argentina del centro y el sur, tras la independencia, por ejemplo. Y en Cuba, desde luego, el sistema de castas cambió a los indios por los negros.
Emiliano Zapata por Diego Rivera
Pregúntese a cualquier historiador indigenista serio qué ocurrió con las tierras tras la Independencia, qué quería y no logró Emiliano Zapata. Pregúntese a cualquier latinoamericano a qué tribu pertenece. El sutil sistema de castas del virreinato permanece y se filtra hasta los últimos aspectos de la vida cotidiana en la América Latina de hoy, salvo en las zonas donde no quedaron indios: Cuba, durante la conquista, y la Argentina.
Y es que no se arregla nada con buscar permanentemente culpables de lo que hoy no se sabe hacer funcionar. No se puede vivir desviviéndose, como repetía mi maestro Américo Castro. Hay que tener perspectiva histórica. Algo muy difícil de enseñar, como sabemos los profesores de Historia de la Lengua.
La niebla de la ignorancia cubre hasta los aspectos más cotidianos. Hay que cansarse de oír qué sería de Europa o del mundo sin la papa, o que el tomate y el chocolate existen por América.
El movimiento de plantas y animales entre los continentes, espectacular, no es muy favorable a América, como se quiere hacer creer. Cualquier platillo típico mexicano, que es lo que tengo más cerca, contiene res, pollo o puerco, tres animales traídos por los europeos. Además, no hay comida mexicana sin arroz, también traído por los europeos, como el pan. Prefiero las tortillas de maíz; pero muchos mexicanos prefieren las de harina.
Hippidion: caballito americano prehistórico.
Y sin el caballo es impensable América. Quienes hablan de que había un caballo americano anterior a la conquista ignoran, por supuesto, que ese équido era algo más alto que una cabra, más pequeño que un asno (asnos, cabras y ovejas también fueron traídos por los europeos) y se extinguió hace ocho mil años.
Para concluir, aunque me vaya más el chocolate, seguro que muchos navegantes, de internet o de verdad, prefieren el café, que también fue traído por los europeos. Tengamos la fiesta en paz, con una buena taza, o una copa de vino, otro producto europeo originario. Tras la filoxera, llevada a Europa a fines del siglo XIX desde América, vides de Georgia, por cierto, las vides europeas enfermas y muertas fueron reemplazadas por vides americanas, herederas de las llevadas a California por los españoles.

Friday, August 23, 2013

Sam Armistead (1927-2013)

Mis primeros y vagos recuerdos de Sam remontan a finales de los años sesenta, en el seminario de don Rafael Lapesa en la Universidad Complutense, como una figura que pasó por allí y con quien entonces no hablé; pero el primer recuerdo nítido está relacionado con el homenaje de Taurus a Américo Castro, en 1971. Ambos nos interesamos simultáneamente por el ejemplar sobrante de la presentación  y Jesús Aguirre aprovechó la circunstancia para presentarnos. Como es natural, Sam se llevó el libro. Desde entonces mantuvimos una cordialísima relación, con intercambio de publicaciones, coincidencias en congresos, seminarios en Madrid, reuniones con Diego Catalán o visitas mías a Davis o suyas a Berkeley, con la común amistad de Arthur Askins o Charles Faulhaber. Especialmente en los últimos años las coincidencias presenciales eran más complicadas, por su horario completamente nocturno; pero nos las arreglamos para mantener contacto telefónico.
Para quienes no resulte un nombre tan familiar, aclararé que se trata de uno de los más destacados investigadores de la transmisión tradicional de la lengua y la literatura españolas, tanto en las versiones cristianas como judaicas, autor de treinta libros y quinientos artículos, en números redondos. Su interés arranca, muy en la línea neotradicionalista de Ramón Menéndez Pidal, de las crónicas medievales y su relación con la épica y el romancero. Recuerdo alguna llamada telefónica para expresarme, muy amablemente, su discrepancia porque en mi edición del Cantar de Mio Cid no había seguido decididamente alguna interpolación de don Ramón, procedente de las crónicas. Tuve que explicarle que mis convicciones sobre el neotradicionalismo seguían siendo las mismas y que se trataba sólo de una exigencia del tipo de edición; pero no lo convencí. Para él la continuidad entre historia, épica y romance estaba más que probada y no se debía dejar resquicio a ninguna hipotética discrepancia.
Siendo sobre todo medievalista, su condición de folclorista tenía que llevarlo directamente a interesarse por los restos de variantes lingüísticas españolas en los Estados Unidos, especialmente las mejor conservadas, las canarias de los isleños de Luisiana. Sus trabajos y entrevistas (muchas todavía inéditas) son decisivos a la hora de conocer la historia de esas hablas, salvándolas de su lento proceso de desaparición, que fenómenos naturales como el huracán Katrina de 2005 tanto han agravado.
En la realidad de las encuestas cuenta mucho la empatía entre encuestador y encuestado. El cuestionario es necesario; pero limita y coarta. La conversación con Sam, su capacidad de provocación de los interlocutores, hacía aflorar historias, palabras, expresiones, canciones que los propios interlocutores creían olvidadas o que su timidez inicial les había impedido presentar.
Este proceso ha resultado fundamental no sólo para la tradición peninsular o canaria, en España y América, sino muy especialmente para la judeo-española. Además de preservar los textos sefardíes, su aportación ha sido valiosísima para rescatar la música. Era frecuente que incluyese en sus clases o presentaciones fragmentos entonados por él mismo, una tradición con la que me siento muy gratamente identificado y que, en mi opinión, nada objetiva, los alumnos aprecian.
Discípulo de Américo Castro, heredó directamente su vinculación a la escuela española de Filología y la llevó a cimas magistrales. Correspondiente de la Real Academia Española y doctor honoris causa por la Universidad de Alcalá de Henares, recibió también, entre otros muchos premios, el de Antonio de Nebrija. Y, sobre todo, será recordado mientras vivamos por quienes tuvimos el honor de ser sus amigos y nos consideramos (aunque él pondría alguna de sus típicas objeciones) sus discípulos.
¿Qué nos vincula y qué permanece? Nos vinculan nombres, de personas e instituciones: Menéndez Pidal, Castro, Lapesa, Catalán, Silverman, Faulhaber, Askins. Nos une también la convicción de que la poesía y las tradiciones permanecen, a veces en primer plano, a veces latentes, de que el pueblo tiene interés por conservar y el proceso de conservación, que puede ser extraordinariamente fiel, puede tener una versión creativa. Cuando encuentro romances españoles en el sur de Tejas, en Nuevo México o en el norte de México tengo que percibir su transformación hacia el corrido; pero es innegable el elemento que subsiste. Este elemento va más allá del núcleo argumental, para incluir aspectos retóricos tradicionales que siguen firmes. Sevilla puede haber dado paso a una localidad mexicana; pero las hijas siguen siendo siete, sin hermano varón y sigue siendo la pequeña la que quiere ir a la guerra vestida de hombre, igual con la casada infiel, o con Gerineldo. Cuando, en medio de una conversación en la que tratamos de hacer aflorar un viejo texto, uno de los interlocutores (no siempre mujer) se arranca con unos versos de romance, con una música anterior a la presencia de los europeos en este continente, se siente ese escalofrío delicioso por la espalda y se refuerza la conciencia de lo que debemos a maestros que dieron el ejemplo de sus vidas.

Friday, August 16, 2013

Excepcional: testimonio directo de Egipto

Este blog es profesional y, si bien me permite un uso experimental y formular opiniones y plantear perspectivas profesionales más atrevidas que las usuales en una publicación científica, prefiero mantenerlo así, salvo que ocurra algo muy excepcional.
A veces, las fronteras entre lo personal y lo profesional son borrosas. Desde 1965 mantengo una relación de amor con Egipto y de gran amistad con muchos egipcios, he sido compañero y profesor de un número amplio de estudiosos egipcios. He estudiado allí, trabajé allí, en 1966, en la misión arqueológica de España en Nubia, con la UNESCO. He vuelto varias veces y he dado clases y conferencias donde he sentido el gran cariño y la tremenda respuesta personal de estudiantes y colegas.  Tengo amigos musulmanes por todo el mundo, incluidos los Estados Unidos. El testimonio que voy a publicar hoy en este blog, por ello, es una manera de expresar mi compromiso con la libertad religiosa, la separación de la religion y el estado y el valor de las libertades en general. Procede de una fuente musulmana, de una persona profesional, de quién no daré ningún otro dato que pueda poner a esta persona en riesgo.
Como mi informante, lo que quiero es que se sepa lo que está ocurriendo y que se lean los temores, dudas y, también, esperanzas, pese a la ceguera occidental. No se puede evitar recordar a Chamberlain y cómo no hacer frente a la realidad acaba costando muchas más vidas. No me gustan las soluciones militares; pero menos me gustan las teocracias. No es nada fácil separar religion y estado en un país islámico (tampoco lo ha sido en el mundo cristiano): lo estamos viendo en Turquía, un paso al frente y dos hacia atrás.
He dejado el texto en el español original de mi corresponsal, con la corrección de alguna pequeña errata. No he incluido fotografías, para no añadir un sesgo personal al texto.

Los hermanos musulmanes y sus simpatizantes hicieron dos sentadas muy grandes en El Cairo donde se saltaron todas las normas de ciudadanía y existencia pacífica
1) la principal en la plaza de Rabaa (un barrio cerca del aeropuerto)
2) la plaza enfrente de la Universidad de El Cairo. De hecho, la Universidad estaba cerrada desde el 30 de junio al 14 de julio y después estaba abierta desde la otra punta del campus y con acceso muy limitado a su personal.
El problema es que, aunque de cara a los medios los hermanos dijeran que son pacíficos en sus sentadas, en realidad muchos estaban armados. De hecho en dos barrios cerca de la uni han atentado contra la gente civil y murieron unos cuantos a principios de julio.
- Los egipcios hemos visto escenas de terror jamás vividas antes a mano de los pro Morsi
- Por ser objetivos: las sentadas tenían gente pacífica también pero está engañada con el cerebro lavado y con ideologías que tienden al extremismo.
- Se han registrado decenas de casos en los que los miembros de las sentadas pro-morsi han torturado y matado a civiles. Incluso Amnistía internacional denunció estos casos: http://www.amnesty.org/en/for-media/press-releases/egypt-evidence-points-torture-carried-out-morsi-supporters-2013-08-02
- Después de desalojar las dos sentadas ayer se ha descubierto una tumba bajo el escenario que edificaron los hermanos con más de 20 cádaveres de los que torturaban y mataban. Otros 7 cádaveres en el parque de enfrente de la Universidad.

- Los pro-Morsi han destruido todas las aceras para utilizar sus adoquines como murallas de protección
- Hubo 2 casos de captura de policías y llevarles a la sentada y torturarles aparte de los civiles
- Utilizaban las mujeres y niños en primera línea como escudo humano para vender estas imágenes cuando haga falta
- Tenían un escenario donde subían a hablar sus figuras con discursos que instaban a la guerra santa contra los infieles, contra el ejército traidor  y amenazaban con prender fuego en todo el país para recuperar el poder ofreciendo sus vidas por la legitimidad y por un país "islámico"
- Robaron a la fuerza dos coches de la televisión egipcia que iban para transmitir imágenes desde finales de junio. Estos dos coches de transmisión en directo se los dejaron al equipo de AlJazeera para transmitir exclusivamente desde allí
- Impedían a cualquier canal de telelvisión egipcia entrar. Destruían sus cámaras y atacaban a sus corresponsales.
- Utilizaban algunos niños en una marcha simbólica en que los cubrían de blanco con una tela como la en que se envuelven los muertos con un rótulo:¨proyecto de mártir¨ 

Así que esto se practicaba a diario.

Miércoles 14 de agosto. Desalojar las sentadas de los terroristas, "pacíficos sólo enfrente de las cámaras".
Desalojar las sentadas de terroristas armados fue ya algo inminente y esperábamos a que se acabara el mes sagrado de Ramadán para que las fuerzas intervinieran para resolver estos puntos de amenaza y terror.
Hubo varios intentos para dialogar con ellos, pero los rechazaban. Les incitaban a dejar las sentadas de manera oficial y no oficial, pero  no hacían caso. Cuando las fuerzas lanzaban mensajes escritos, decían que este papel es basura y que no hace nada más que ensuciar sus sentadas. Figuras diplomáticas nacionales e internacionales intentaron intermediar sin llegar a a nada.
- En la madrugada del miércoles 14 de agosto, ya fue la hora para desalojarlos por parte de las fuerzas policiales. La policía les habló con microfonos y nada. Luego empezaron a lanzar gas lacrímógeno y agua.
- Los hermanos musulmanes atacaron con armas a las fuerzas policiales. Han utilizado todo tipo de armas contra la policia. Algunos miembros de hermanos "snipers" escalaron los edificios y desde arriba mataban a policías. Total una batalla.
- Las fuerzas policiales dejaron salir en paz a los desarmados y tuvieron que enfrentarse con los armados que utilizaban todo tipo de armas, incluso algunas pesadas.
- En respuesta a desalojar sus sentadas, los grupos islamistas salieron furiosos a aterrorizar a todo el pueblo en todas las ciudades
- En El Cairo han atacado nuestro barrio, abrieron fuego a policías y civiles porque querían poner una sentada allí. Nuestros vecinos y amigos en el barrio vivieron un día de terror hasta las fuerzas podían dispersarles por la noche.
- Han atacado decenas de comisarías. Atacan a los agentes policiales en las comisarías, roban sus armas y prenden fuego
- En una comisaría de algún barrio de Giza han torturado a los policías y les han matado de una forma muy cruel que supera todo
- Han prendido fuego en edificios de ayuntamientos
- Han prendido fuego en algunos edificios de cortes locales
- Han prendido fuego en más de 20 iglesias en todo el país, sobre todo en el sur
- Han prendido fuego en un edificio de la Universidad de El Cairo
- Han prendido fuego en las tiendas de cristianos en el sur
- Han cercado el complejo de los medios de comunicación-canales de televisión y han intentado asaltarlo
- Han intentado atacar y asaltar la Biblioteca Alexandrina
- Han prendido fuego en algunos convoys policiales y militares después de atacar a sus agentes, quienes no querían matarlos
- Han lanzado un convoy policial con 5 soldados dentro desde el puente en El Cairo
- El jueves han prendido fuego al Ayuntamiento de Giza
- Han prendido fuego y han asaltado un museo regional en la ciudad de Minia en el sur
- Han cortado carreteras
- Más de 43 policías cayeron cruelmente ayer, día 15.
- Ayer jueves asesinaron a un alto cargo militar en la zona del Canal de Suez
Durante todo esto, en el Sinai cada día mueren soldados y policías a mano de los terroristas con ayuda de Hamás (Palestina): al menos 2  mueren a diario. Un líder de los hermanos salió en el escenario de la sentada diciendo que en el momento en que Morsi vuelve al poder, paramos los ataques en Sinai.


Todo esto es lo que hacen los hermanos musulmanes y sus simpatizantes y luego el mundo nos dice "la policía utiliza la fuerza contra ellos" y salen como víctimas. Llevamos más de un mes así porque las fuerzas temían intervenir porque se va a abusar de ello y de pronto se va a vender como "crueldad ante los manifestantes pacíficos".

El mundo lo quiere ver como violencia entre grupos políticos y no quiere ver que el pueblo egipcio estamos aterrorizados por grupos armados y estas actitudes internacionales no hacen más que dar apoyo a los terroristas.

En el mundo de la política hay muchas maniobras, pero lo que ahora veo es que somos un país que lucha contra el terrorismo organizado e internacional y el mundo nos da la espalda. El pueblo está unido con el ejército y la policía contra estos grupos y aunque nos cueste, saldremos adelante.

Saturday, August 10, 2013

Unidos por las cenizas


Termina, por los requisitos del semestre tejano, mi verano europeo de 2013. Hace años que los regresos van más unidos a pérdidas que los retornos a nacimientos. El 7 de agosto, día de conmemoraciones familiares, se nos fue Sam Armistead, en California.
Sam Armistead. Belgrado, 2006.
Cuando la nostalgia se asiente y el vacío se delimite trataré de reflejar lo mucho que él, adelantado de un grupo selectísimo, supuso para los españoles de ésta y la otra ribera (los que nunca sabemos de cierto cuál es ésta y cuál es aquélla, porque ambas son nuestras, compradas con nuestras vidas).  Hoy me dejo llevar por otro recuerdo, que así vive, el de Leopoldo de Luis, en un poema que nos une a todos y que se encuentra en su libro póstumo, cuidadosamente publicado por su hijo, Jorge Urrutia, con la Fundación Jorge Guillén, en 2013: Respirar por la herida. Como Jorge dice en su breve prólogo, el poeta es una voz continua, que, para Leopoldo, no expresaba un himno gigante y extraño, sino un modo de pensar: “una forma de respirar por la herida es leer a otros poetas”.
 
(En pie, de izquierda a derecha) Maruja Gómez, Leopoldo de Luis, Ramón de Garciasol, Generoso Medina y Rafael Morales Tertulia Hispanoamericana de Madrid, 1955, Cierre del III Curso de Poesía.
 

QUERIDA Y VIEJA LENGUA
Yo soy aquel que ayer no más leía
cantos de vida y esperanza, era
un aire nuevo. Hoy, en lo fatal
encuentra hecho de piedra su destino.
Soñé claustros de mármol con Martí
y novias muertas con Asunción Silva.
Juan de Dios Peza me hizo amar a México
y con Gutiérrez Nájera pensé
morir en alta mar un día hermoso.
Leí con Nervo páginas del Kempis
y fue Enrique González Martínez quien me dijo
que hay un cisne engañoso
al que debemos retorcer el cuello.
De un ciego un día me apiadé en Granada
porque Fernando Icaza hizo su copla
inolvidable, y fue Torres Bodet
el que me descubrió que soy yo mismo
la fosa donde está aún vivo mi padre.
Me hubiera suicidado con Lugones
al que me unió cadena de oes y eles,
pero Raúl González Tuñón ya había visto
una Asturias en llamas, y a la puerta
del Madrid roto golpeó el romance.
Cabalgué en los caballos de Quesada
y Hernán Cortés, mientras Santos Chocano
sujetaba las riendas.
Con Palés Matos escuché las danzas
De Martinica y esperé con Borges
a que al fin se fundara Buenos Aires.
“Eres la compañía con quien hablo”,
dijo a la Poesía Villaurrutia
y lo aprendí, como con Pellicer
aprendí que no hay nada más difícil
que acordarse uno mismo de su nombre.
Besé rojos carbones con Delmira
y recé el padre nuestro de Gabriela.
Me asomé de Alfonsina al mar oculto
y vi las manos florecer de Juana,
vigilias de Rosario Castellanos
y pasiones de luz de Sara Ibáñez.

Han pasado los años, pero aún sigo
entrando en residencias de Neruda
y a Machu Picchu subo todavía.
Aún oigo a Juan Ramón hablar de Eugenio
Florit. Siento los golpes violando
las puertas carcomidas de Vallejo
y escucho sus heraldos de amargura.
Percibo el aire azul que con sus alas
mueven las golondrinas de Huidobro
y entre los brazos de Lezama Lima
sé que muere Narciso. Y aún me acerco
hasta el taller de Octavio Paz y doy
la vuelta a sus palabras, a su piedra
de sol y sus semillas para un himno.
Nicanor Parra brinda aún el refugio
de sus antipoemas y Germán
Pardo García la emoción telúrica
de la imponente noche americana.
Aún piso con Vicente Gerbasi
tierra de inmigraciones, y aún escucho
a Elvio Romero y su guitarra dura.
Reconozco los rostros de los viejos
Abuelos que confiesa Nicolás
Guillén. Alzo plegarias
por Marilyn Monroe con Ernesto
Cardenal, y a mí mismo me pregunto,
igual que se pregunta José Emilio
Pacheco, la razón de mi escritura
tan inútil. No obstante miro en torno,
veo el rostro y escucho la palabra
de Alberto Baeza Flores
y de cuantos pronuncian
ahora el nombre de España, con su ritmo,
con su música propia y su cadencia.

¿Son los barcos que vuelven?, me pregunto.
Los navíos que fueron a su orilla
regresan con el verso y la esperanza,
con la flor inmarchita del poema.
¿Son el retorno musical del alma?
Y recuerdo a Sor Juana con Octavio
Paz, y con Sologuren reconozco
al Inca Garcilaso.
                                   Entonces vuelvo
a mí mismo la voz para decirme:
¡Qué bien suenas y cómo de mi sangre
suenas , querida y vieja lengua mía!

(Leopoldo de Luis)

Wednesday, July 10, 2013

La Lingüística y otras ciencias afines

Ferdinand de Saussure
Ferdinand de Saussure, el gran filólogo ginebrino, estableció, en la segunda década del siglo XX, una diferencia entre la lingüística interna y la lingüística externa. Más o menos paralelamente se estaban desarrollando corrientes de aplicación lingüística en relación con la Antropología o la Etnología, con la Psicología o con la ciencia de los signos, la Semiología. Todo ello estaba en relación con el interés por el lenguaje como rasgo específico humano. La Lógica, por supuesto, ya se había ocupado de ello desde los griegos.
1941 es la fecha que marca el cambio del mundo moderno. Es el año de la entrada de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial. Muchas de las cosas que estaban ya en marcha (desde la desencriptación de los mensajes cifrados hasta la Física nuclear o la Cibernética, cambian en ese momento). También lo hace la Lingüística aplicada a las lenguas y su enseñanza y, con ello, se incrementa el interés por la relación entre el usuario y la lengua. Cuando se tiene que luchar también con una magistral propaganda bélica que se vale de cómo los usuarios y las lenguas interactúan,  es fundamental saber hacer cosas con palabras. 
Rosa de Tokio

Un ejemplo ampliamente usado por la cinematografía y por ello fácilmente reconocible son los programas radiofónicos de Rosa de Tokio, destinados a minar la moral de los soldados norteamericanos en el Pacífico. Ese interés por el usuario y cómo le afecta el uso lingüístico, más los desarrollos técnicos, hacen que ciertas disciplinas relacionadas con la Lingüística pasen a estar mucho más estrechamente unidas con ella. Muchos lingüistas se dedican a tareas y estudios en los que lo fundamental ya no es lo propiamente lingüístico, sino aspectos que correspondían a otras ciencias, la Psicología, la Neurología, la Física acústica, la Sociología, entre otras. En el marco estructural que se desarrolla a partir de la preferencia por la Lingüística interna, lo propiamente lingüístico es lo que se limita a la relación de un sonido con un sentido, un significante con un significado, una expresión con un contenido. La razón es porque así se define el signo lingüístico. La Pragmática es el estudio de la relación de la lengua con sus usuarios, como en el ejemplo de la propaganda bélica. Cuando digo que es una disciplina o ciencia diferente de la Lingüística, no quiero decir que no tenga elementos lingüísticos o que no los necesite. Tampoco quiero decir que sea menos importante, ni que piense que hay que preguntar algo similar al tópico "¿a quién quieres más, a tu papa o a tu mama?". También la Neurología necesita esos elementos lingüísticos y los neurólogos, con los que he trabajado bastante, no dicen que son lingüistas. En cambio, los que hacen Pragmática no se llaman a sí mismos pragmáticos, ni siquiera pragmatistas, sino lingüistas. Muchos de ellos, sin duda, también lo son, lo que no me convence es la confusión de lengua (es decir, sistema) y uso. Soy claro partidario de abordarlos por separado e interrelacionarlos (no hay más que ver lo que he escrito en mi vida); pero no de confundirlos. Pueden hacerse reflexiones diversas sobre lo que es Lingüística propiamente y la experiencia me dice que habrá quien no esté de acuerdo con quienes pensamos así. Afortunadamente, siempre hay alguien que piensa de otro modo. Prefiero hacer estas observaciones informalmente en este blog, porque no tengo ninguna posibilidad de ganar esta confrontación y el blog me proporciona un escenario personal, propio.
La primera de esas consideraciones es que, por ejemplo, la Fonética tampoco es Lingüística (en el sentido definido arriba, que exige la asociación de expresión y contenido), sí la Fonología. Claro que el fonema es una unidad de la expresión y no del contenido; pero es una categoría que permite establecer los valores del signo lingüístico: distinguimos mata de pata por el segmento inicial, al que llamamos fonema /m/ o fonema /p/. Mas no somos naturalmente conscientes de que en la producción del primero (en su sonido) usamos el resonador nasal y en el segundo no. En el estadio fonológico no nos importa que mata pueda ser verbo o sustantivo, referirse a la acción de quitar la vida o a una forma vegetal. Eso corresponde a otras partes de la Lingüística, como la Morfología o la Semántica. A sabiendas de que lo que podemos categorizar hoy estructuralmente está muy alejado de la realidad de la lengua neurológica (la única con base biológica), siguen importándome las formas, la geometría del lenguaje. La lengua es Fonología, Morfología y Sintaxis, por una parte, y Léxico, por otra. La estructura del léxico exige una combinación de Morfología y Semántica, una morfosemántica cuyo estudio (incluyendo el de la no-arbitrariedad del signo) me ha resultado tan atractivo durante tanto tiempo y al que he dedicado algunos trabajos, sobre iconicidad, en algunos casos, sobre etimología y desarrollo histórico, en otros. Es curioso, de las cosas que he ido poniendo en academia.edu, algunas de las más vistas son precisamente esas. Esas visitas y la selección que los usuarios hacen, me sorprenden. Está claro que entender al usuario no es lo mío.
Eugenio Coseriu
Por supuesto, tampoco pienso que lo fundamental del lenguaje sea la comunicación. Lo fundamental del lenguaje es la categorización del universo perceptible por los humanos, dentro de las leyes que gobiernan su mundo. La categorización del mismo modo es lo que hace posible la comunicación. Si yo categorizo un objeto plano como "mesa" y el lector como "techo" y otra persona como "suelo", jamás nos podríamos comunicar. Es preciso encontrar el modo de que esos tres objetos planos se categoricen de modo que sea reconocible y aceptable para todos, de ahí la extraordinaria importancia de la norma, en el sentido de Coseriu: lo que del sistema (de las amplias posibilidades estructurales de una lengua) es común a todos los hablantes. Por eso me interesa sobremanera la Física (y no se me ocurre convertirla en una disciplina lingüística).
La asunción de que nuestro universo (que es sólo una ínfima parte del Universo) está regido por una Física cuántica es esencial para entender un aspecto fundamental del lenguaje, el lenguaje como cambio. La lenguas cambian sencillamente porque pertenecen a estructuras que se rigen por leyes cuánticas, es decir, que simultáneamente son 0 y 1 y la determinación como 0 o como 1 depende de la observación, dicho sea simplificando de modo excesivo, sin duda. Es otra manera de decir que las lenguas viven en variantes y que la variación es constitutiva. Depende de la estructura, no de los usuarios. Lo que estos hacen es simplemente elegir entre las posibilidades del sistema.
Picasso por Braque
La Pragmática no es sino una reducción (avant la lettre, si se quiere) de ese principio. Cuando alguien dice "hay corriente", para conseguir que alguien cierre la puerta o la ventana, lo que está haciendo es, sencillamente, convertir su observación en la nueva realidad, la que se crea a partir del cierre de la puerta o la ventana. ¿Por qué así? Porque el elemento observado (= fijado, seleccionado como se quiera) era la corriente, no su causa. La observación de la causa depende de la interpretación del oyente que se mueve y cierra puerta o ventana, convirtiendo su observación en nueva realidad. Lo contrario será, por ejemplo, lo que hacen Picasso y Braque en el cubismo extremo, tratar de ofrecer todas las posibilidades sin elección alguna. Por eso la importancia del Arte en Lingüística, no porque el Arte sea Lingüística, sino porque ambos son Semiología, como lo es la Pragmática, al menos parcialmente. Que operemos con sistemas de signos no tiene por qué implicar que todos los signos sean idénticos, serán, como mucho, equipolentes.
Antonio Garcia Berrio
Conclusión, hay que leer a Antonio García Berrio. Sugiere más de lo que sabemos conscientemente.

Y, desde luego, se recomienda muy encarecidamente ver el video anexo. No se dice más. [Este párrafo se refería al video original, que lamentablemente no sé cuál era y el sistema cambió sin que me diera cuenta. Me disculpo].

PS: Algunos lectores, amablemente, esperaban que dijera algo más. Gracias. Si vivo, seguiré escribiendo. Tengo interés, por lo tanto, en continuar.

La consideración de la Pragmática se desarrolla en la página titulada Lingüística y Pragmática
Las reflexiones sobre el Curso de Lingüística General se encuentran en la nota sobre su centenario, en 2016.

Sunday, June 16, 2013

Nosotros

La brillante reacción de mis coterráneos tejanos ante la excelente interpretación que el niño Sebastián de la Cruz, vestido de charro, hizo del himno nacional (véase el video al final de esta página), me devuelve a esferas de esperanza. Me he sentido perfectamente representado por el alcalde de mi ciudad, San Antonio.
Tengo que decir primero que no me gusta lo del otro y los otros y, como soy filólogo, habré de dar, al menos, una brevísima introducción lingüística: el latín no añadía ese matiz a sus pronombres personales, ego, tu, nos, uos. Tampoco tenía un solo pronombre de tercera persona, sino que elegía entre varias posibilidades de acuerdo con los matices implicados. Es más, para expresar lo que no era uno, podía elegir entre otro de dos y otro de varios. Podía incluso marcarlo con hasta dos formas posibles de especificar la identidad: de ahí proceden precisamente esa palabra identidad y el demostrativo ése. Los romanos tenían clara conciencia lingüística de que eran uno entre muchos y que todos los demás eran tan distintos entre sí como ellos, por eso construyeron y unificaron un imperio de cuya cultura seguimos siendo hijos, tanto los árabes, como los llamados latinos o los occidentales. Porque negar la presencia del imperio romano de oriente (Bizancio) e incluso del de occidente (Roma) en la base de la cultura árabe es negar la evidencia histórica. En la cultura cristiana no hay otro, sino prójimo, que es una forma evolucionada de la palabra próximo, en latín proximus, que se podría traducir muy bien por algo así como “para o por el que somos”.  A veces la historia de las palabras nos ayuda mucho a entender nuestras propias desviaciones. Por eso conviene también recordar que, en cambio, lingüísticamente, los hombres han sido generalmente mucho menos tolerantes: el que no habla como yo, balbucea, bar-bar, es un bárbaro (un “extranjero”) o un beréber, que es lo mismo.
La noción de que una lengua es una representación del universo es una idea aceptable, que conviene desarrollar. La palabra refleja la percepción de un ser clasificado, categorizado por los hablantes. Mediante la palabra los hablantes no expresan el objeto como ser en sí, sino como “ser percibido”, como percepción. Cada objeto se percibe como un elemento de una clase, de una categoría. Dicho de otra manera, las palabras no crean el objeto como tal, pero lo reconocen como percibido, lo sitúan en una categoría y, como miembro de esa categoría, adquiere un lugar dentro de la estructura lingüística. Es posible reformular así un concepto fundamental en lingüística, el de valor. Los signos lingüísticos se definen por su relación con los otros con los que componen el sistema de cada lengua. El latín distinguía nos, uos, alter, uter, como signos distintos, el castellano amalgama en nosotros, vosotros.  El valor de nos, en latín, se definía por oposición a las otras tres formas (entre otras muchas). El valor de nosotros, en español, se define por oposición a vosotros, otros ya está integrado en ambos. Otras lenguas, como el árabe o el inglés, usan otros recursos. El principio de la mismidad, que diría Ortega, está vinculado en árabe a la palabra nafs, que también significa “alma”.
Charra salmantina, España.
La creencia de que hay un verdadero “carácter nacional” aplicable a grupos concretos de seres humanos de todos los tiempos resulta (como parece que dijo Mark Twain a propósito de la noticia de su muerte) muy exagerada. La desproporción subsiste si sólo se considera el conjunto de los representantes de un grupo que destacan, sean reales o personajes de las obras de creación literaria. Una interpretación más comedida es la que entiende esa constante como un elemento interpretativo más, junto a otros, y sólo adscrita al mundo contemporáneo cuando nos referimos a esa época. El factor común a las distintas versiones de esa teoría es que el carácter nacional (o mentalidad colectiva) se manifiesta a través de la expresión literaria. Por cierto, un factor que condiciona el rasgo de “fuertes” a ciertas lenguas es que hayan sabido crear una literatura con arquetipos de validez universal o por lo menos intemporal.
No hay nada genético en esa relativa constancia de los rasgos de la mentalidad colectiva. La sociedad que llamamos “nación” es, más que nada, un hecho estadístico. Simplemente resulta de la mayor probabilidad que tienen los individuos que la componen de relacionarse con todos los demás, por encima de la probabilidad de relacionarse con extranjeros. Como lo que importa es la relación, es fácil comprender que la mentalidad colectiva tenga mucho que ver con el hecho de que haya una lengua común. En el mundo occidental esa lengua tiende a ser el inglés. La fuerza del mundo hispánico se apoya en el español. El argumento lingüístico, como queda patente, no puede invertirse hasta el punto de concluir que toda lengua genera una nación. Es hasta demasiada la evidencia de que muchas naciones admiten varias lenguas en su territorio y los Estados Unidos pueden y deben ser un ejemplo mundial. Existen principios, visiones culturales y se simplifican, sobre todo, en estereotipos. Esos estereotipos dependen de las limitaciones culturales y personales de sus creadores y de la fuerza de la maquinaria cultural que los difunde. 
Charro de Salamanca, España.

Se llega a la realidad del estereotipo desde dos puntos distantes: la pretensión de concretar una cultura en un arquetipo que la represente, y la incapacidad de la máquina cultural de dar una imagen exacta de esa cultura y su arquetipo. El estereotipo no es tan sólido (eso es lo que significa stereós en griego, ‘sólido, duro, robusto’) como se ha podido decir o como muchos suponen, al basar su creencia en cómo es el mundo sobre ellos. Más bien habrá que tener en cuenta lo que afirmaba Ortega (Ideas y creencias) sobre las creencias, o sea, todo aquello que se acepta sin cuestionárselo: “No llegamos a ellas tras una faena de entendimiento, sino que operan en nuestro fondo cuando nos ponemos a pensar sobre algo”. Ese fondo que, por tanto, no es de ideas, sino de creencias, es lo que ha provocado la interpretación, por un mexicano-americano vestido de charro, del national anthem. Lo ha sacado de un estereotipo y lo ha colocado en otro.
La dimensión continua o creciente de los movimientos de población hacen que los Estados Unidos se vean sometidos continuamente a una cultura que lo es desde dentro, pero que también se renueva desde fuera. Quienes se consideran a sí mismos el núcleo auténtico del pueblo norteamericano no son sino inmigrantes, después de varias generaciones. Los auténticos “nativos” de la sociedad norteamericana constituyen sólo una minúscula minoría, mucho más preterida que la de los mexicanos y, luego, los demás hispanos.  Parte de esos hispanos procede de familias que estaban establecidas en los Estados Unidos desde el siglo XVIII e incluso antes. Muchas de esas familias, como los descendientes de canarios en San Antonio, se han fundido con familias de otros orígenes (anglos o alemanes), sin que hoy se las pueda diferenciar. A veces, sin embargo, reclaman su herencia española. Fue una tragedia cultural que la primera generación de braceros mexicanos, luego chicanos, perdiera su identidad al integrarse a la fuerza en el melting pot norteamericano. Pero es un drama que la nueva generación de latinos pretenda simultanear las dos identidades, la de origen y la de asentamiento. Las identidades modernas son el resultado de procesos de integración y asimilación (la conjunción copulativa es importante) producidos a lo largo de los últimos diez o menos siglos. 
Batalla de San Jacinto
Debe quedar claro que las integraciones deben ser recíprocas. Baste sólo una anécdota tejana. Las fiestas de la ciudad de San Antonio se celebran todos los años para conmemorar la batalla de San Jacinto, en la que, el 21 de abril de 1836, los anglos y los hispanos tejanos derrotaron a los mexicanos y propiciaron la independencia de Tejas. Pues bien, la celebración, verdaderamente multitudinaria, se denomina Fiesta, en español. Sus símbolos más característicos son mexicanos, así como mexicana es la comida más típica de Tejas.

Puede uno interrogarse sobre qué somos, para nosotros mismos, los habitantes de los Estados Unidos. ¿La herencia española me hace sentirme un tejano de quinientos años? ¿El traje de charro me resulta tan español como mexicano? ¿La reacción de ciertos grupos provoca en mí una oposición entre lo anglo y lo hispano? No son sólo preguntas personales. Con variantes, todos los tejanos podemos hacérnoslas, todos los americanos, incluso. Como diría Bertold Brecht, zu viele Frage, “demasiadas preguntas”.