Saturday, April 6, 2024

El trideísmo del sur de Arabia y el Corán

En el cuaderno de esta bitácora correspondiente a febrero se inició esta serie dedicada a algunos conceptos básicos de la cristiandad y el islam con la entrega “El cristianismo y su interpretación musulmana como asociacionismo” (https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/02/el-cristianismo-y-su-interpretacion.html), continuada en marzo con la titulada “Los trideístas, Filópono y el asociacionismo”. (https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/03/los-trideistas-filopono-y-el.html)

Los ánimos de queridos amigos musulmanes me han estimulado para ampliar la investigación y seguirla ofreciendo en este medio.

Esta tercera entrega se enfoca desde los testimonios musulmanes y las relaciones locales. Es sensato pensar que los teólogos musulmanes puedan interpretar algunos puntos de modo diferente y, en caso de tener noticia de alguna reacción de ese tipo, espero poder comentarla desde este cuaderno. La polémica queda fuera de mi intención, que está en la línea de las propuestas para este tipo de crítica filológica de textos religiosos del profesor Ratzinger, el papa Benedicto XVI, en diversos lugares, algunos de ellos recogidos en su libro póstumo: Qué es el cristianismo. Un testamento espiritual.

Recuérdese, en primer lugar, que los testimonios sobre Mahoma, su vida y los orígenes del islam son tardíos. El autor de la primera biografía de Mahoma (Sirat Rasul Allah) Ibn Ishaq, murió h. 770, un siglo después que su biografiado. Según Ibn Ishaq, la introducción del cristianismo en el sur de Arabia se debió a un fabricante de ladrillos, Faymiyun, que lo llevó a Najrán, hoy en la frontera de Saudí Arabia y el Yemen, en una fecha desconocida. No hay datos de ese viaje. Esta versión posiblemente fue una interpretación libre de narraciones coptas de escaso o nulo valor histórico.

Una versión más creíble de cómo llegó el cristianismo al área surarábiga se encuentra en la Crónica del obispo egipcio, copto, Juan de Nikiu, que abarca desde Adán hasta el final de la conquista sarracena de Egipto. Tras la muerte del emperador Constantino en 337, una mujer llamada Theognosta viajó a Himyar (suroeste del Yemen) e inició la conversión al cristianismo de los yemeníes. Theognosta es un personaje de atribuciones múltiples, pues también se le atribuye la conversión del rey de la India. De la confusa mezcla de descripciones puede extraerse con bastante seguridad que Theognosta intervino en la conversión de los yemeníes en Himyar y que Frumentio de Tiro, que había sido consagrado obispo por Atanasio h.330, fue enviado a Etiopía y no al Yemen ni a la India. Es posible que todo quede algo más claro si se tiene en cuenta, en todo caso, que el nombre "India" se aplicaba también a Etiopía y al sur de Arabia, la Arabia felix de los latinos.

Para no extendernos en la complejidad de las relaciones entre Bizancio y el sur de Arabia, partamos del hecho de que a finales del siglo V se encontraba ya en Najrán un obispo cristiano, el monofisita Pablo I. Este obispo y su sucesor Pablo II fueron martirizados por el rey judío de Himyar, Dhu Nuwas Masruq, h. 520. Otro momento de persecución se produjo cuando en 570 el Sur de Arabia fue conquistado por los persas zoroastrianos. Para entonces el cristianismo era ya la religión mayoritaria de esa región.

A principios del siglo VII, es decir, en vida de Mahoma y en su período de formación, el cristianismo monofisita trideísta era la versión de la religión de Cristo en el área cercana a Mahoma y con la que tenía mayores relaciones comerciales. Al otro lado del mar Rojo, Abisinia era un reino cristiano monofisita; pero no trideísta.

El trideísmo del sur de Arabia tenía también una consecuencia reflejada en el Corán. Cristo tenía una individualidad (hipóstasis) indivisible. Esta hipóstasis estaba unida a la esencia de Dios; pero tenía que distinguirse de la hipóstasis de Dios Padre y de Dios Espíritu Santo. Además de las individualidades de las tres Personas, tenían que reconocerse también las naturalezas individuales de cada Persona. Como Cristo, para los trideístas, es Dios y tiene una sola naturaleza, individual y diferenciada, María tenía que ser realmente la "Madre de Dios", lo que originó una mariología exagerada, que el Corán tachó de asociacionismo y corrigió (5: 116): "Jesús, hijo de María ¿dijiste a la gente: 'aceptadme a mí y a mi madre como dioses junto a Allah?’ ". Se trata de una pregunta retórica, por supuesto, cuya respuesta consabida es "no".


A lo largo de su vida Mahoma tuvo ocasión de conocer a muchos cristianos, de distintos grupos. Las fuentes musulmanas, como Ibn Ishaq en su Vida, utilizan estos contactos como ocasiones de mensajes proféticos indicadores de la misión de Mahoma. La más antigua sería su viaje a Siria, aún adolescente, con su tío Abi Tálib, y su encuentro con el monje Bahira. Estos encuentros esporádicos, aunque importantes por su función profética, no suponen ni implican un conocimiento del cristianismo. Mucha mayor relevancia tuvieron contactos posteriores, cuando se hallaba cercano al momento de la revelación y más tarde, cuando, en los inicios del islam, la ayuda cristiana, especialmente la del Negus, el emperador etíope, fue esencial.

La primera esposa de Mahoma, Khadija, tenía buenas relaciones con cristianos, especialmente con su primo Waraqa b. Nawfal, un erudito que había leído los libros sagrados del cristianismo. Son numerosas las ocasiones en las que el profeta del islam tuvo contactos y discusiones con judíos y cristianos y se desprende de las narraciones que tenía conocimiento de la Torah, la Biblia judía. Hay dos momentos narrados extensamente y con consideración positiva, el refugio de varios musulmanes en Etiopía cuando los mequíes los obligaron a exiliarse de la Meca, en 622, la fecha de inicio del calendario musulmán.  Desde el punto de vista doctrinal, en cambio, destaca el episodio de la visita de una delegación de sesenta caballeros de Najrán, con su líder y su administrador al frente y con su jefe religioso, el obispo Abu Háritha b. 'Alqama, que tenía fama de erudito. La importancia de esta visita es clara, porque se recogen los nombres de los principales miembros de la delegación. Los delegados, vestidos con ropajes yemeníes costosos, rezaron en la mezquita de Mahoma vueltos hacia oriente. Según Ibn Ishaq eran cristianos de rito bizantino, aunque con diferencias entre ellos en algunos puntos. Se trataba, efectivamente, de miafisitas. El sur de Arabia y el Yemen habían sido objeto de visitas de misioneros monofisitas en el siglo VI, los más influyentes de los cuales eran discípulos de Juan Filópono. Ibn Ishaq percibió las diferencias entre los cristianos; pero no pudo establecer con claridad cuáles fueran. Esta visita tuvo lugar antes del sínodo de Alejandría de 633, que unificó los varios tipos de monofisismo y terminó al menos formalmente con el trideísmo. Tres de los visitantes hablaron directamente con Mahoma y es de suponer que sería el obispo quien más posibilidades tuvo de explicar sus conceptos teológicos, monofisitas trideístas.

La visita de los cristianos de Najrán es considerada por los musulmanes el mayor y más detenido contacto de Mahoma con los cristianos. El entorno teológico en el que se produjo era trideísta y por ello es razonable suponer que ese trideísmo, visto como asociacionismo por el profeta del islam es el que se plasmó en los textos coránicos que se refieren sistemáticamente a los cristianos como asociacionistas. Conviene tenerlo en cuenta y sacar de ello una recomendación práctica a los traductores, para conseguir una mayor exactitud. Por ejemplo, en la azora 4, 171, que dice “no habléis de tres”, no es aconsejable traducir el numeral árabe tres, por “la Trinidad”, ni en la azora 5, 73, “el tercero de tres” por “el tercero de la Trinidad” (para los musulmanes Jesús sería lo correspondiente a una tercera persona, la segunda sería el Espíritu). Incluir el término “Trinidad” en las traducciones supone añadir al original árabe una interpretación innecesaria y parece que errónea.

El influjo temprano que pudieron ejercer otros miembros de la religión cristiana, especialmente Waraqa b. Nawfal, el primo de su primera esposa, Khadija y la acogida de los abisinios en tiempos difíciles, conformaron una base positiva para la relación inicial entre islam y cristianismo. Desde el punto de vista filológico, que se apoya en datos lingüísticos que buscan equivalencias conceptuales, se puede concluir que el
Corán interpreta las creencias básicas de los cristianos sobre las Personas divinas basado en las tesis defendidas por un grupo específico de seguidores de Cristo. Este grupo estaba localizado en el sur de Arabia y el Yemen y profesaba mayoritariamente un cristianismo monofisita, miafisita y trideísta. Esos cristianos se apoyaban en la doctrina teológica expuesta por Juan Filópono y llevada al Sur de Arabia y el Yemen por sus discípulos. Su influencia en el libro sagrado musulmán puede explicarse por el mayor contacto que Mahoma tuvo con ellos. Las conversaciones que pudieran tener le hicieron más familiares sus conceptos, como se ha tratado de presentar en estas páginas. 

Tuesday, March 12, 2024

Los trideístas, Filópono y el asociacionismo


En el cuaderno de esta bitácora correspondiente a febrero se inició esta serie dedicada a algunos conceptos básicos de la cristiandad y el islam con la entrega “El cristianismo y su interpretación musulmana como asociacionismo” (https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/02/el-cristianismo-y-su-interpretacion.html).

Los ánimos de queridos amigos musulmanes me han estimulado para ampliar la investigación y seguirla ofreciendo en este medio.

¿De dónde sacaron los musulmanes esa idea de los tres dioses, que es la que se recoge en el Corán, cuando se trata de los cristianos?

El concepto de "asociación", un concepto condenable, aparece -con algunas variantes léxicas- más de cuatrocientas veces en el Corán. De hecho, los musulmanes se llaman a sí mismos mu’minin 'creyentes' y designan a los cristianos como mushrikin 'asociacionistas’. De esos centenares de ejemplos se puede elegir como representativo, el siguiente. En la azora al-Rum (literalmente 'los romanos', en realidad ‘los cristianos orientales’) se dice: "Apartaos de todo cuanto es falso, volveos hacia Él [solo] y permaneced conscientes de Él siendo constantes en la oración y no seáis de esos asociacionistas”.  La interpretación de "asociacionista" para los comentaristas es unánime:" todos cuantos asignan divinidad a cualquier cosa junto a Él”. Esa interpretación del cristianismo, lejana de la posición mayoritaria cristiana, sólo puede explicarse porque Mahoma tenía conocimiento y relación con un grupo particular de cristianos, cuya interpretación de la Trinidad estaba muy cerca de verla como tres dioses en uno. Por eso precisamente se los conoce como trideístas.

En algunos grupos cristianos el monofisismo evolucionó a un miafisismo, que en una primera y luego consolidada versión no plantea en el día de hoy un problema irresoluble de relación entre las iglesias orientales (armenia, siríaca y copta) y las occidentales, niceanas y calcedonianas. Dentro del monofisismo o miafisismo se originó un paréntesis trideísta (también llamado triteísta) en el siglo VI. Un grupo de monofisitas antioqueños, dirigidos por Juan Ascunages, interpretó que la naturaleza común del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es el resultado de una abstracción y que, en realidad, cada uno de ellos tiene una naturaleza diferente. El nombre de trideístas fue una etiqueta aplicada por sus contrarios. El trideísmo ponía énfasis en lo individual de cada una de las divinas personas, por encima de la unidad global de la Trinidad. Juan Filópono es el principal autor en defensa del trideísmo. Hay que comprender su importancia en el mundo cultural árabe para entender mejor por qué, de las varias corrientes cristianas, el islam basó su crítica precisamente en esta corriente minoritaria. La intención profunda de Filópono era conciliar Aristóteles y el cristianismo. No se piense, por ello, que Filópono era un seguidor ciego de Aristóteles. Al contrario, como comentarista, se opuso a algunas de las ideas básicas de la Física aristotélica y demostró que eran falsas, por ejemplo la tesis aristotélica de que los cuerpos permanecen en movimiento por contacto, sustituida por la más acertada del impulso. Cuando se lanza un objeto, como una jabalina, Aristóteles defendía que el aire era lo que continuaba empujando a la jabalina hasta su meta. Sin embargo el aire en realidad opone resistencia al objeto lanzado, que continúa su trayectoria por el impulso dado por el lanzador. Filópono se sitúa por méritos propios en el grupo de pensadores que estuvieron más cerca de descubrir la ley de la gravedad, anticipándose en varios siglos a Newton. De hecho, llegaron a comprender que un objeto lanzado al aire caía al suelo por su peso; pero no fueron capaces de concretar esa idea en una ley física.

El apodo de Filópono, literalmente 'amante del esfuerzo', es decir 'diligente', corresponde a su actividad en el grupo miafisita de Alejandría, cuyos miembros se llamaban philoponoi, por su diligencia en rebatir el neoplatonismo de los paganos. A su aportación a la teoría del movimiento puede añadirse otra noción anti-aristotélica, su argumentación a favor de la creación ex-nihilo, desde la nada, así como un nuevo análisis tridimensional de la materia y el rechazo de un quinto elemento (además del aire, el agua, el fuego y la tierra) que habría sido la materia de los cuerpos celestiales. En la tradición árabe se lo conoce como Juan el gramático (Yahyà al-Nahwi). En el mundo árabe su obra estuvo presente en autores como al-Farabi, Avicena, al-Ghazali y Averroes. En el renacimiento influyó en Pico della Mirandola y en Galileo, que lo citó con frecuencia, y en otros varios autores. La mayoría de los escritos de Filópono se han conservado en citas de otros autores, traducciones al siríaco y referencias de los autores árabes. Si su obra se hubiera conservado mejor, nos permitiría conocer a un autor del nivel de un San Isidoro de Sevilla. También influyó en su relativo desconocimiento o rechazo posteriores su anatema en el tercer concilio de Constantinopla (680-681). Sus aportaciones científicas se basaron en estas premisas: 1) El universo fue creado por un único Dios, no es eterno. 2) Las propiedades físicas de los seres celestiales y terrenales son las mismas. 3) Las estrellas no tienen propiedades diferentes de otros cuerpos, no son divinas. Es, en todo caso, uno de esos nombres que, por su influencia al menos hasta el siglo XVIII, nos permiten argumentar que la llamada "época oscura" no fue tal en realidad y que buena parte de esa oscuridad se debe a nuestro desconocimiento.

Raqqa, Siria, hoy.

Su argumentación sobre la naturaleza de Cristo, que merecería más el nombre de "trifisista" que el de "trideísta", se apoya en la preferencia acordada a las naturalezas individuales de las divinas personas. Para él, considerar una sola naturaleza para las tres personas sería una abstracción. Esto lleva inmediatamente a una división entre las divinas personas mucho mayor, pues cada una de ellas tiene la capacidad de actuar individualmente, es decir, independientemente de las otras. En su obra Contra Themistius Filópono afirmó: “Hemos demostrado que la naturaleza [de Dios] llamada "común" no tiene realidad propia junto a cualquiera de las otras naturalezas existentes, sino que o no es absolutamente nada -que es lo que ocurre en realidad- o sólo deriva su existencia en nuestras mentes de las [naturalezas] particulares [de las tres Personas]”. Las distintas versiones en la evolución de estos conceptos, que llegaron hasta expresiones como" tres Dioses" o" tres Divinidades" fueron recogidas por el patriarca Pedro de Callinicum (hoy Raqqa, Siria) en un dossier compilado para diferenciar el monofisismo de las iglesias ortodoxas orientales del trideísmo. Para que todo ello se convirtiera en la fuente de conocimiento sobre el cristianismo tuvo que darse una serie de circunstancias históricas que se expondrán en la entrega siguiente.

 

(continuará)

Tuesday, February 13, 2024

El cristianismo y su interpretación musulmana como asociacionismo

Las relaciones entre el cristianismo oriental y los orígenes del islam en el siglo VII implican cuestiones complejas que pueden clarificarse si se las sitúa en un contexto adecuado. El primero de ellos podría partir de una reconsideración del marco general que, para el cristianismo, se situaría entre los siglos IV y VI. En esta época pasa de ser una religión perseguida a ser una religión oficial, con lo que ello implica en lo concerniente a su relación con el poder. No sólo se establecerá en todo el Mediterráneo, sin apenas oposición de los restos de paganismo, sino que se desarrollará hacia Oriente y, por la ruta de la seda, llegará hasta la China. Un siglo después, el siglo VII, la situación cambiará drásticamente, con la aparición de una religión que, en principio, se considerará una variante más entre las sectas judeocristianas; pero que se convertirá en una nueva religión e incluso en un nuevo modo de vida, el islam. Entre islam y cristianismo hay muchos puntos de contacto y también muchos de discrepancia.

Nos detendremos en el que quizás sea más importante, la visión que los musulmanes tienen del cristianismo como asociacionismo, como una religión en la que se asocian a Dios personajes respetados por el islam, como la Virgen María y, sobre todo, se asocian como Dios dos Divinas Personas más, Jesús y el Espíritu Santo. Lo que para los cristianos es el misterio de la Santísima Trinidad: un solo Dios y tres Personas Divinas, lo ven los musulmanes como si fueran tres dioses o Dios con dos asociados. Esta concepción, que es la que se transmite en el Corán, el libro sagrado del islam, debe tener una explicación. Para encontrarla es necesario hacer un repaso de la evolución del cristianismo en los siglos anteriores, como teoría y como población localizada en una ubicación que permitiera un contacto asiduo con los sarracenos. 

Lo que hoy día son la iglesia católica romana, las protestantes y las iglesias ortodoxas niceanas, como la griega o las eslavas, estaban unidas durante todo este período. Algunas iglesias orientales, ya se verá cómo y por qué, se separaron antes. Esas primeras iglesias orientales separadas tuvieron un mayor contacto con el islam inicial. Para una mejor comprensión se propone seguir un orden cronológico. Se resumirá primero lo fundamental de la doctrina cristiana referida a Jesús, tal como se aprobó en los concilios de Nicea (325), Éfeso (431) y Calcedonia (451). El cristianismo obtuvo la consideración de religión tolerada por el imperio a principios del siglo IV y el emperador Constantino intervino en la decisión de convocar el primero de ellos. Se declaró religión del Estado más de medio siglo después del concilio de Nicea, el 27 de febrero de 380. El emperador romano de Oriente Teodosio (347-395) firmó, en presencia del emperador romano de Occidente Valentiniano (371-392) y su co-gobernante medio hermano Graciano (359-383) el decreto “Cunctos populos” y estipuló un castigo a quienes practicaran cultos paganos. 

El concilio de Nicea (hoy Iznik, Turquía) fue el primer concilio ecuménico (que quiere decir ‘mundial’) cristiano. A él se debe la primera redacción del Credo. Para lo relativo a las Personas importan las conclusiones de que el Hijo había sido "engendrado" por el Padre desde el propio ser, la propia esencia del Padre y, por lo tanto, no tenía principio. Jesús, Cristo, el Hijo de Dios, tiene una doble naturaleza, humana y divina. En consecuencia Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Se descarta por ello la tesis de que Jesús habría sido “adoptado” por el Padre, no propiamente hijo. Como no aceptaron esta definición de Jesús como Hijo, se separaron los arrianos. 

En cuanto al Espíritu Santo, hubo que esperar hasta el Concilio de Constantinopla en 381 en el que se acordó que el Espíritu Santo era consustancial (de la misma sustancia) con Dios Padre y Dios Hijo y empezó a perfilarse la doctrina trinitaria. En 431 en Éfeso se precisó, literalmente, “que las naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que de ambas resulta un solo Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las naturalezas se destruyera por la unión, sino porque la divinidad y la humanidad constituyen más bien para nosotros un solo Señor y Cristo e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa en la unidad”. Entonces se separaron los nestorianos. Este grupo, cuya incidencia en el cristianismo actual es muy pequeña, tiene la importancia histórica de haber sido, como iglesia asiria, el que llevó el cristianismo por el interior de Asia, desde Persia hasta la China. 

En 451, en Calcedonia, se aprobó que “ha de confesarse a uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente, y el mismo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a nosotros, menos en el pecado [Hebr. 4, 15]; engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, madre de Dios, en cuanto a la humanidad; que se ha de reconocer a uno solo y el mismo Cristo Hijo Señor unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de la unión, sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo”. No lo aceptaron los defensores de una única naturaleza en Cristo, los monofisitas, quienes se separaron. A finales del siglo V uno de los ancianos de Constantinopla, Eutiques, había propuesto que la naturaleza divina de Cristo absorbía a la humana: ambas se unían en una única naturaleza. 

El griego mono(s) ‘única’ + fysis ‘naturaleza’ origina el término monofisita. Una variante del monofisismo es el miafisismo (mia ‘uno’ en griego), que no defiende la absorción de la naturaleza humana por la divina, como los monofisitas, sino que la naturaleza de Jesús es única, divina y humana, en unidad: "única naturaleza del Verbo encarnado", según Cirilo de Alejandría (370-444). La polémica sobre el monofisismo y su rechazo tuvo singular importancia. Pese a tal rechazo se convirtió en un concepto básico para grandes iglesias orientales. Para ciertos grupos, se constituyó en un trideísmo, defendido por teólogos como Juan Filópono y dominante en ciertas regiones del mundo cristiano, como el Sur de Arabia y el Yemen. Esta evolución es la que se considerará con mayor atención, pues explica la percepción del cristianismo en el Corán. La unidad de Dios permanece, aunque en los miafisitas tendrá matices. 

Un punto central fue aclarar la naturaleza de los miembros de la Trinidad, especialmente de la Segunda Persona, el Hijo, Jesucristo. Dios y Hombre verdadero, sí; pero ¿cómo? Una primera distinción se da entre esencia y naturaleza. Una diferencia podría definirse como que la esencia es el "principio de ser", mientras que la naturaleza sería el "principio de hacerse". (Soy consciente de que simplifico mucho una distinción relativamente moderna, que Kant tomó de Wolff). La combinación de esencia y naturaleza constituye al ser. El ser de Jesús, en la doctrina cristiana católica ortodoxa, está constituido por su esencia divina (Jesús es Dios) y su doble naturaleza, divina y humana, en una sola persona. En ningún momento dejó de ser plenamente Dios y en todo momento fue plenamente hombre (fue concebido, nació, vivió, murió). Nunca perdió sus propiedades ni su carácter individual. 

Un cuadro puede resumir las ideas principales sobre la naturaleza de Jesús de los cristianos, los niceanos y aquellos con los que los musulmanes tuvieron mayor contacto en el momento de formación del islam. 

 

Cristianismo ortodoxo o niceano (325)

Cristianismo heterodoxo monofisita

doble naturaleza, divina y humana, unidas en Una persona.

una naturaleza, la divina absorbe a la humana. Una persona.

(iglesias siríaca, copta y armenia).

Heterodoxos desde Calcedonia (451).

Cristianismo heterodoxo nestoriano

El monofisismo en algunos grupos evolucionó a cristianismo heterodoxo miafisita.

doble naturaleza, divina y humana. Separadas en dos personas.

Heterodoxos desde Éfeso (431).

Jesús, el Verbo encarnado, es plenamente divino y plenamente humano, en una naturaleza, una persona.


 La discusión se centró en si Jesús, el Verbo encarnado, era realmente hombre y realmente Dios y si lo humano en Él era realidad total o simple apariencia que encubría una naturaleza divina. En el cristianismo actual la discusión sobre la doble naturaleza es secundaria y prevalece en cambio el concepto de una persona, la divina. Jesucristo es Dios, es la Segunda Persona de la Trinidad. Para el islam, en cambio, Jesucristo es un gran profeta, venerado como tal; pero no es Dios y no se puede asociar con Dios de ninguna manera. Además, el islam interpreta la Trinidad no sólo como una asociación y ya por ello inaceptable, sino como una propuesta de tres dioses y por ello totalmente rechazable, opuesta al primer principio del islam: “No hay más Dios que Allah (‘Dios’)”. Puede ser también compleja la discusión de si Allah es ‘Dios’ o si se trata del nombre de Dios. Un nombre tomado de la tradición politeísta semítica. Sin entrar en esa discusión, lo que importa es que el islam se ve como estrictamente monoteísta y ve a los cristianos como los que asocian al Padre, al Hijo y al Espíritu, como si fueran tres dioses o tres divinidades.

(continuará...)

Thursday, January 4, 2024

El Maestro Dong Yansheng (1937-2024)

 

A mi derecha Cen Chulan, a mi izquierda Dong
Yansheng, a su izquierda Xuhua Liang, en 2018.

El 2 de enero de este nuevo año 2024 falleció una figura señera en el desarrollo del hispanismo en China. Lingüista, traductor, crítico literario y, sobre todo, profundo enamorado del hispanismo. Fuimos compañeros en varias ocasiones, desde mi primer trabajo en China, con la UNESCO, en 1981 hasta nuestro último encuentro en 2019 y excelente cena con otros colegas, coetáneos como la profesora Cen Chulan y más jóvenes, como la doctora Xuhua Liang, discípula de los tres. Durante casi setenta años enseñó español, en activo y como jubilado. Toda una vida dedicada a la difusión y conocimiento de nuestra lengua. Ningún estudioso chino de nuestro idioma desconoce el nombre de Dong Yansheng, como nadie que lo haya tratado puede olvidar sus conocimientos, unidos a un gran sentido del humor, que le ayudaba a disimular su profunda tristeza porque el desarrollo chino no hubiera servido para lograr cotas más altas de libertad. De todos modos, con su extraordinaria inteligencia se las arregló para seguir trabajando e influyendo en su patria y en los estudios de español de los sinohablantes. Durante cuarenta y cuatro años mantuvimos el contacto y el mutuo aprecio, del que me siento muy honrado. Con profunda tristeza iré recorriendo su vida profesional y mi recuerdo.

En 1956 Dong (izquierda de la foto) ingresó en la Facultad de Español de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, recientemente constituida por la necesidad de hacer frente a la relación creciente de la República Popular con Latinoamérica y animada por el espíritu de servicio de la profesora Cen Chulan. Los inicios del español en China fueron el resultado de un conjunto de casualidades y el ingreso de Dong en el hispanismo es una de ellas. Al terminar la Secundaria uno de sus mejores amigos le dijo que había elegido estudiar español. En aquella época no era tan sencillo elegir y la reciente creación de los estudios hispánicos ofrecía una posibilidad digna de tenerse en cuenta. Dong se decidió porque, en sus propias palabras recordando esa conversación, le dijo a su amigo: “Yo también, porque, por lo menos, tengo una compañía como tú, para no sentirme muy solo”. Lo más impresionante de la época fue, también según sus palabras, la dureza del estudio, que no es comparable a las facilidades de los estudiantes de los últimos quince o incluso más años. Para empezar, no había libros de ninguna clase. Toda la enseñanza se apoyaba en unas hojas sueltas mecanografiadas y multicopiadas, a veces con poca tinta y por ello borrosas y de difícil lectura. Los que hemos conocido aquellas multicopiadoras a las que llamábamos “vietnamitas” entendemos fácilmente la frustración que podían producir. Se entregaban estas hojas a los estudiantes horas antes de la clase. Los medios audiovisuales, por supuesto, sólo se conseguían excepcionalmente. De materiales de estudio, por tanto, no tenían casi nada.

Un día antes de graduarse su profesor le dijo que esperaba que se quedase en la Facultad como profesor. Tras pensarlo, accedió. La razón principal fue su vocación hacia los jóvenes. Soy testigo del enorme afecto con el que fue correspondido. La enseñanza básica estaba en China en un nivel bajo, especialmente en las áreas apartadas. Contaba que una vez pidió a uno de sus alumnos que le pusiera un ejemplo de un verbo y el estudiante, tras pensarlo un poco, contestó:  “avión”. Cuando le he oído contar esta anécdota, lo que más me ha maravillado ha sido su búsqueda de una explicación: “porque el avión se puede mover y entonces para él eso es un verbo, porque el verbo expresa un movimiento, una acción”.

A finales de los ochenta empezó a redactar sus manuales de español, que sometió a revisiones completas en cada reedición, porque “la lengua evoluciona siguiendo el progreso social. Para comenzar tengo que incorporar muchos vocablos nuevos, muchas expresiones que reflejan nuestra vida actual. Además, nuestros alumnos también son diferentes, porque ahora [2008] estos chicos tienen muchas ventajas respecto a los alumnos que yo tenía hace quince o veinte años, porque estos chicos tienen una visión del mundo exterior mucho más amplia que los alumnos antiguos”.

Escribió manuales, obras introductorias de lingüística y puso enorme empeño en la traducción al chino de obras en español, además de traducir algunas del chino al español. Destaca entre ellas su traducción de Don Quijote, que empezó en 1994 y que le valió el premio literario Lu Xun y el de traducción literaria “Arco Iris”. En el año 2000 España reconoció su trabajo con la encomienda de la orden de Isabel la Católica y en 2015 con la Orden de Alfonso X. La Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, lo nombró doctor honoris causa en 2019. Más que estos y otros reconocimientos, su mayor contento provenía de la difusión del español en China, de poder encontrar a chinos que hablaban español incluso por la calle: “En todo eso yo he puesto un grano de arena y todo eso me produce una sensación de satisfacción”. Para sus antiguos alumnos, no sólo es su profesor, sino “el maestro de sus vidas”.


En 2017 se creó la Fundación Dong Yansheng para la excelencia docente y la investigación, en la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, con una muy generosa donación suya y con la finalidad de premiar a profesores que destaquen por su trabajo en el área del español. “Servirá por lo menos para que surja un contingente de hispanistas cada día numerosos. Ahí está nuestra voluntad y nuestro deseo.”


Su actuación no se limitó a la universidad, también acudió a escuelas secundarias si hacía falta convencer a esos alumnos más jóvenes y, a veces, poco motivados, de la importancia de estudiar “la tercera lengua del mundo”. Para resumir lo que motivó toda su vida terminaremos con sus propias palabras: “La perspectiva de la enseñanza del español en China tiene que ser bastante prometedora”.

A partir de cierta edad, utilizar las formas de pasado del verbo para referirse a padres y amigos resulta natural, inevitable. Cuando llega el momento de usarlas para referirse a compañeros, amigos, personas admiradas y queridas con las que se ha vivido como coetáneos, se siente más profundamente la importancia de las vidas transcendentes que se han compartido y el deseo de preservar su memoria y reconocer su generosa aportación al progreso.


Otros artículos relacionados en este cuaderno pueden consultarse en:

https://fmarcosmarin.blogspot.com/2017/01/zhou-yaoping-la-revolucion-linguistica.html

https://fmarcosmarin.blogspot.com/2022/10/teoria-y-practica-de-la-lengua-espanola.html