Nos detendremos en
el que quizás sea más importante, la visión que los musulmanes tienen del
cristianismo como asociacionismo, como una religión en la que se asocian a Dios
personajes respetados por el islam, como la Virgen María y, sobre todo, se
asocian como Dios dos Divinas Personas más, Jesús y el Espíritu Santo. Lo que para los
cristianos es el misterio de la Santísima Trinidad: un solo Dios y tres Personas
Divinas, lo ven los musulmanes como si fueran tres dioses o Dios con dos
asociados. Esta concepción, que es la que se transmite en el Corán, el libro
sagrado del islam, debe tener una explicación. Para encontrarla es necesario
hacer un repaso de la evolución del cristianismo en los siglos anteriores, como
teoría y como población localizada en una ubicación que permitiera un contacto
asiduo con los sarracenos.
Lo que hoy día son la iglesia católica romana, las
protestantes y las iglesias ortodoxas niceanas, como la griega o las eslavas,
estaban unidas durante todo este período. Algunas iglesias orientales, ya se
verá cómo y por qué, se separaron antes. Esas primeras iglesias orientales
separadas tuvieron un mayor contacto con el islam inicial. Para una mejor
comprensión se propone seguir un orden cronológico. Se resumirá primero lo
fundamental de la doctrina cristiana referida a Jesús, tal como se aprobó en los
concilios de Nicea (325), Éfeso (431) y Calcedonia (451). El cristianismo obtuvo
la consideración de religión tolerada por el imperio a principios del siglo IV y
el emperador Constantino intervino en la decisión de convocar el primero de
ellos. Se declaró religión del Estado más de medio siglo después
del concilio de Nicea, el 27 de febrero de 380. El emperador romano de Oriente
Teodosio (347-395) firmó, en presencia del emperador romano de Occidente
Valentiniano (371-392) y su co-gobernante medio hermano Graciano (359-383) el
decreto “Cunctos populos” y estipuló un castigo a quienes practicaran cultos
paganos.
El concilio de Nicea (hoy Iznik, Turquía) fue el primer concilio
ecuménico (que quiere decir ‘mundial’) cristiano. A él se debe la primera
redacción del Credo. Para lo relativo a las Personas importan las conclusiones
de que el Hijo había sido "engendrado" por el Padre desde el propio ser, la
propia esencia del Padre y, por lo tanto, no tenía principio. Jesús, Cristo, el
Hijo de Dios, tiene una doble naturaleza, humana y divina. En consecuencia
Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Se descarta por ello la tesis de
que Jesús habría sido “adoptado” por el Padre, no propiamente hijo. Como no
aceptaron esta definición de Jesús como Hijo, se separaron los arrianos.
En
cuanto al Espíritu Santo, hubo que esperar hasta el Concilio de Constantinopla
en 381 en el que se acordó que el Espíritu Santo era consustancial (de la misma
sustancia) con Dios Padre y Dios Hijo y empezó a perfilarse la doctrina
trinitaria. En 431 en Éfeso se precisó, literalmente, “que las naturalezas que
se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que de ambas resulta un solo
Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las naturalezas se destruyera por la
unión, sino porque la divinidad y la humanidad constituyen más bien para
nosotros un solo Señor y Cristo e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa
en la unidad”. Entonces se separaron los nestorianos. Este grupo, cuya
incidencia en el cristianismo actual es muy pequeña, tiene la importancia
histórica de haber sido, como iglesia asiria, el que llevó el cristianismo por
el interior de Asia, desde Persia hasta la China.
En 451, en Calcedonia, se
aprobó que “ha de confesarse a uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor
Jesucristo, el mismo perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la
humanidad, Dios verdaderamente, y el mismo verdaderamente hombre de alma
racional y de cuerpo, consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el
mismo consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a
nosotros, menos en el pecado [Hebr. 4, 15]; engendrado del Padre antes de los
siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y
por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, madre de Dios, en cuanto a la
humanidad; que se ha de reconocer a uno solo y el mismo Cristo Hijo Señor
unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin
separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de la
unión, sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad y concurriendo
en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos
personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo”.
No lo aceptaron los defensores de una única naturaleza en Cristo, los
monofisitas, quienes se separaron. A finales del siglo V uno de los ancianos de
Constantinopla, Eutiques, había propuesto que la naturaleza divina de Cristo
absorbía a la humana: ambas se unían en una única naturaleza.
El griego mono(s)
‘única’ + fysis ‘naturaleza’ origina el término monofisita. Una variante del
monofisismo es el miafisismo (mia ‘uno’ en griego), que no defiende la absorción
de la naturaleza humana por la divina, como los monofisitas, sino que la
naturaleza de Jesús es única, divina y humana, en unidad: "única naturaleza del
Verbo encarnado", según Cirilo de Alejandría (370-444). La polémica sobre el
monofisismo y su rechazo tuvo singular importancia. Pese a tal rechazo se
convirtió en un concepto básico para grandes iglesias orientales. Para ciertos
grupos, se constituyó en un trideísmo, defendido por teólogos como Juan Filópono
y dominante en ciertas regiones del mundo cristiano, como el Sur de Arabia y el
Yemen. Esta evolución es la que se considerará con mayor atención, pues explica
la percepción del cristianismo en el Corán. La unidad de Dios permanece, aunque
en los miafisitas tendrá matices.
Un punto central fue aclarar la naturaleza de los
miembros de la Trinidad, especialmente de la Segunda Persona, el Hijo,
Jesucristo. Dios y Hombre verdadero, sí; pero ¿cómo? Una primera distinción se
da entre esencia y naturaleza. Una diferencia podría definirse como que la
esencia es el "principio de ser", mientras que la naturaleza sería el "principio
de hacerse". (Soy consciente de que simplifico mucho una distinción
relativamente moderna, que Kant tomó de Wolff). La combinación de esencia y
naturaleza constituye al ser. El ser de Jesús, en la doctrina cristiana católica
ortodoxa, está constituido por su esencia divina (Jesús es Dios) y su doble
naturaleza, divina y humana, en una sola persona. En ningún momento dejó de ser
plenamente Dios y en todo momento fue plenamente hombre (fue concebido, nació,
vivió, murió). Nunca perdió sus propiedades ni su carácter individual.
Un cuadro
puede resumir las ideas principales sobre la naturaleza de Jesús de los
cristianos, los niceanos y aquellos con los que los musulmanes tuvieron mayor
contacto en el momento de formación del islam.
Cristianismo ortodoxo o niceano
(325) |
Cristianismo heterodoxo monofisita |
doble naturaleza, divina y humana,
unidas en Una persona. |
una naturaleza,
la divina absorbe a la humana. Una persona. (iglesias
siríaca, copta y armenia). Heterodoxos
desde Calcedonia (451). |
Cristianismo heterodoxo nestoriano |
El monofisismo en algunos
grupos evolucionó a cristianismo heterodoxo miafisita. |
doble
naturaleza, divina y humana. Separadas en dos personas. Heterodoxos
desde Éfeso (431). |
Jesús, el Verbo
encarnado, es plenamente divino y plenamente humano, en una naturaleza, una
persona. |
La
discusión se centró en si Jesús, el Verbo encarnado, era realmente
hombre y realmente Dios y si lo humano en Él era realidad total o simple
apariencia que encubría una naturaleza divina. En el cristianismo actual la
discusión sobre la doble naturaleza es secundaria y prevalece en cambio el
concepto de una persona, la divina. Jesucristo es Dios, es la Segunda Persona de
la Trinidad. Para el islam, en cambio, Jesucristo es un gran profeta, venerado
como tal; pero no es Dios y no se puede asociar con Dios de ninguna manera.
Además, el islam interpreta la Trinidad no sólo como una asociación y ya por
ello inaceptable, sino como una propuesta de tres dioses y por ello totalmente
rechazable, opuesta al primer principio del islam: “No hay más Dios que Allah
(‘Dios’)”. Puede ser también compleja la discusión de si Allah es ‘Dios’ o si se
trata del nombre de Dios. Un nombre tomado de la tradición politeísta semítica.
Sin entrar en esa discusión, lo que importa es que el islam se ve como
estrictamente monoteísta y ve a los cristianos como los que asocian al Padre, al
Hijo y al Espíritu, como si fueran tres dioses o tres divinidades.
(continuará...)