Thursday, May 10, 2012
El cariño
El cumpleaños de una persona querida es siempre una acción de gracias. Los años pasan y el círculo se convierte en un cono, la base es amplia y la punta mínima. Por eso es tan agradable disfrutar de una gran familia. Sobre todo cuando, desde lejos, uno se libra de los posibles inconvenientes (aunque sufra la distancia, cuando toca).
Seguramente estas reflexiones banales están favorecidas porque el día de cumpleaños que va terminando en este hemisferio (y ya terminó para ella en el suyo) es el de mi hija mayor. Ser la médico de este familión requiere, desde luego, una paciencia sin límites, una firmeza compacta, un saber amplio y una habilidad maquiavélica, hacia fuera y hacia dentro. La he visto atender todo tipo de situaciones médicas, desde las más duras a las más alegres, siempre con idéntica actitud: la profesional. Algunas veces lo hemos pasado realmente muy mal juntos en alguno de esos casos. Sin duda el sobrenombre de Grumpy que eligió es un oxímoron. Pero dejar al Dr. House el de beautiful person fue, en cambio, acertado, porque hay que tener mucho salero para disfrutar una vida de felicidad en una casa de dos profesionales españoles de la sanidad pública, de dos hospitales y dos entornos diferentes. Menos mal que les encanta la música, porque la cosa tiene bemoles.
Ha sido un acierto abrir el blog de Grumpy and a Beautiful Person a las aportaciones que ya no son del círculo, sino del tronco del cono, e incluso permitir escribir a la punta del mismo, aunque se haya moderado. Cuando se tiene gracia para escribir un blog personal y no uno habitualmente profesional, como éste, que hoy es una excepción, se produce una transmutación en las relaciones familiares. Todos sabemos que acabaremos saliendo en algún momento, con nuestros prudentes pseudónimos y, con humor, desde luego, con nuestros más destacados desaciertos. Y es que quien no tiene sentido del humor no tiene sentido del amor.
Hacer que tantos compartamos un camino mirando hacia la misma meta es el mayor ejercicio de amor que conozco. No me extraña que la respuesta sea masiva. Pero sobre todo quiero agradecer lo que me ha supuesto de compañía en el día de hoy. Ya sé que es un reflejo; pero lo de In me you see a man alone no ha funcionado hoy para nada y, de hecho, al elegir entre prepararme mi cena reglamentaria y dedicar un momento a estas líneas, ni lo he dudado: los hábitos se han roto sin remordimiento, incluso con cierta alegría torera (y ya hace falta que esté contento para que use ese adjetivo tan ajeno a mí, aunque tan cercano a los gustos de la mayoría).
Claro que ya sé que tendré que escribir pronto algo dentro del tono habitual de mi blog, para no dejar estos párrafos en el primer plano más de lo imprescindible. Pero estarán allí, escondidillos, y podré asomarme de vez en cuando y recordar un diez de mayo de 2012 que fue mejor que los otros días del año, gracias a todos.