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Thursday, May 2, 2024

Anna Peirats habla de Ultreia y entrevista al autor de Dominio y lenguas en el Mediterráneo Occidental hasta los inicios del español

Miércoles, 1 mayo 2024 - 08:55

Inaugurado el pasado 20 de julio de 2023, el sello editorial Ultreia -adscrito al Institut Isabel de Villena d'Estudis Medievals i Renaixentistes (IVEMIR-UCV) de la Universidad Católica de Valencia-, nació con la intención de aportar publicaciones científicas en el ámbito de las Humanidades, mediante monografías escritas en lenguas románicas, además del inglés. Ultreia se estructura en tres colecciones: Isabel de Villena, de estudios sobre Humanidades y espiritualidad entre los siglos XIII y XVII; Incunabula, de edición crítica y anotada de textos de las mismas centurias del periodo tardomedieval; y Ramón Arnau García, sobre estudios de Humanidades en diferentes áreas, como la lingüística, las Humanidades Digitales, la literatura a partir del siglo XVII, etc. 

Esta última colección se inaugura con el libro de Francisco Marcos Marín, Professor Emeritus de la University of Texas at San Antonio y catedrático jubilado de Historia del Español y Lingüística General, lingüista experto con una amplia trayectoria profesional. Sus investigaciones sobre los orígenes del español, especialmente los contactos entre árabe, clásico y andalusí, afrorrománico, romance andalusí y lenguas iberorromances, han sido temas constantes en su producción científica. Sobre estos temas, capitales en su ensayo Dominio y Lenguas en el Mediterráneo Occidental hasta los inicios del español, el profesor Marcos Marín charla en esta entrevista que incita al lector advertir el enfoque interdisciplinar que nos ayuda a reflexionar sobre el origen del idioma español. 

¿Qué aporta esta monografía al conocimiento científico? 

Dominio y Lenguas...
aporta una novedosa perspectiva para comprender los cambios lingüísticos en el Mediterráneo occidental basada en Filología, Lingüística, Historia, Etnología, Arqueología y Biología. Se inicia con novedades sobre el bereber y su contacto con el latín, el fenicio en el Norte de África y sobre el vascuence y su ingreso en Hispania. En el dominio hispano el foco se amplía al considerar la interacción del iberorrománico del norte y del sur (andalusí) con el vascorrománico y el afrorrománico. El árabe constituye un dominio especial que se fue conformando en varias generaciones. Estas investigaciones multidisplinares abren el camino para una nueva construcción de la historia de la lengua apoyada en reglas lingüísticas, glosarios y corpus susceptibles de tratamiento en Inteligencia Artificial.

¿Qué le motivó a escribir sobre esta temática?
 
El planteamiento inicial, hace ya muchos años, fue la necesidad de reelaborar la historia del español desde nuevas bases y teorías, siempre desde el respeto a la valiosa trayectoria científica de la escuela española de Filología. A lo largo de mi vida profesional se han ido incorporando muchas novedades, teóricas, computacionales, textuales. Especialmente me interesa la visión de la Historia de España de sur a norte, porque cambia el modo de ver muchos procesos histórico-lingüísticos. También disponen ahora los investigadores de estudios amplios y rigurosos sobre el contacto entre el árabe y sus hablantes con los hispanos a partir del comienzo del siglo VIII. En el orden computacional, una de sus consecuencias será el avance en el uso de recursos lingüísticos para su integración en algoritmos de Inteligencia Artificial como vectores. Lo que estamos viendo ya, en campos como el acadio, es maravilloso. 

¿Qué puede encontrar el lector en esta monografía? 

Un completo panorama lingüístico histórico del Mediterráneo hasta el siglo X y novedades en el papel de hablantes de vascuence, bereberes hablantes de latín africano y la arabización con su interacción lingüística, primero con la formación del árabe andalusí y su influencia en el romance andalusí y posteriormente con el desplazamiento hacia el norte de los cristianos andalusíes y la incorporación de musulmanes andalusíes a los reinos cristianos. En lo que puede confiar el lector es en el mucho trabajo que hay detrás de las nuevas propuestas y en que el libro ampliará su percepción sobre los inicios del español. 

¿Qué supone esta publicación en su trayectoria investigadora? 

Completar un ciclo de investigación iniciado hace casi sesenta años y abrir una nueva etapa, mirando a los jóvenes, apoyada en otros componentes de mi carrera, como los computacionales, los de ciencias de las religiones y los arqueológicos. Es una invitación a investigar con una nueva mirada. Es un libro que me hace mirar mi propia vida, como proponía Bonhoeffer, con ternura de pasajero.

Monday, December 4, 2023

Puntos de partida para analizar los inicios del español

En octubre de 2023 presenté mi segunda tesis doctoral, en el programa de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense, Pueblos, lenguas y cambio cultural en el Mediterráneo Occidental de los siglos V al X. Se publicó en Valencia, por Ultreia, el libro Dominio y lenguas en el Mediterráneo Occidental hasta los inicios del español. Con ello traté de dar respuesta a una serie de preguntas que me habían quedado desde la presentación de mi primera tesis doctoral, también en la Universidad Complutense, en 1969, en aquella ocasión en el área de Filología Románica y publicada como Poesía narrativa árabe y épica hispánica por editorial Gredos. Podría valer como indicación de la continuidad de la investigación el hecho de que ambas tesis fueron dirigidas por arabistas, ambos miembros de la Real Academia de la Historia; la primera por Elías Terés Sádaba, la segunda por María Jesús Viguera Molíns. Estos años también me han permitido ampliar notablemente mi formación en arqueología, en Tejas con el magisterio de Carolyn Boyd y el grupo de Shumla y en Jerusalén con el apoyo del Instituto Español Bíblico y Arqueológico y de Polis. Me han convencido también, sobre todo, de que la necesidad de aprender lleva siempre a nuevas simas de desconocimiento y, de nuevo, hacia arriba, no como Sísifo, sino como los maestros que nos enseñan el camino.

Tuve ocasión de ofrecer en este cuaderno de bitácora una descripción del contenido del libro Dominio y lenguas, por lo que no volveré sobre ella (Francisco A Marcos-Marín: July 2023 (fmarcosmarin.blogspot.com). Como mi investigación no ha terminado, me ha parecido oportuno recoger en este mismo marco de referencia un resumen de los puntos que, de momento, parecen suficientemente consolidados y que sirven de partida para continuar el estudio sobre los inicios del español.

Esta enumeración resultará excesivamente sucinta a quien no lea Dominio y lenguas y puede que en ese caso resulte menos útil. En cambio, confío en que sirva de guía para la reflexión de quienes conozcan ese libro. Por supuesto, lo que se enuncia como “bases” requiere el uso de la bibliografía incluida en esa obra y es más amplio de lo que aquí se resume.

1.     Estrato anatólico a través de Cerdeña de la población del Norte de Iberia en el fin de la Edad del Bronce. Inmediatamente después la cultura celta se constituye como la principal cultura indoeuropea en Iberia y se amplía con la formación de la cultura celtíbera.

BASES: Investigación propia apoyada en DNA, Arsuaga, Martín Almagro Gorbea.

2.     A partir del 200 a.J.C. se incrementa el contacto entre bereber y latín en el Norte de África. La influencia del latín es muy superior a lo que se pensaba tradicionalmente y hay que tener en cuenta propuestas propias para la explicación de la sustitución posterior de préstamos latinos o griegos por árabes.

BASES: Bibliografía sobre el bereber que amplía y corrige los escritos tradicionales de Schuhardt y Wagner. Investigación propia, con la adaptación al español y su inclusión en una amplia tabla comparativa de español, bereber, latín y romances italianos.

3.     La cristianización de Hispania se produjo sobre todo desde África.

BASES; Historia de la iglesia española, investigación propia sobre santos africanos en Hispania y lugares de culto.

4.     La lengua fenicio-púnica perduró en el N. de África hasta el siglo V J.C.

BASES: Investigación propia apoyada en testimonios de San Agustín, De Vita, Historia de la Iglesia Norteafricana.

5.     A finales del siglo V los hablantes de euskera se desplazan desde la Aquitania francesa, ocupan el territorio céltico de los vascones y toman el nombre de éstos.

BASES: Lingüística: Michelena, para la división dialectal, Abaitua y Unzueta, González Ollé. Histórica: crónicas visigóticas y textos literarios que pueden reinterpretarse. Bio-Arqueológica: excavaciones de tumbas de guerreros euskéricos, DNA, Arsuaga: “No es que los vascos tengamos un gen que los demás no tienen, es que no tenemos un gen que tienen otros pueblos del área”.

6.     La lengua latina (incluyo los posteriores romances afrorrománicos e iberorrománicos), además de en Hispania, se instala y se mantiene en el Norte de África, desde la Africa Prouincia hasta la Mauretania Tingitana (parte de la diocesis Hispaniae de Diocleciano), es lengua de la administración, el comercio, la epigrafía, la literatura y amplias zonas geográficas bilingües hasta el Atlas. El bilingüismo con el bereber está activo en el siglo VIII y se mantiene en algunos lugares hasta los siglos XI y XII.

BASES: Actas de la iglesia vándala, estudios bizantinos, literatura latina, patrística, tesis de Villanueva para Mauritania, epigrafía, noticias de geógrafos árabes.

7.     Los bereberes norteafricanos conformaron la mayor parte de los movimientos humanos que acompañaron la conquista de Hispania y la formación de Alandalús. Estos bereberes hablaban bereber y romance afrorrománico y la mayoría no hablaba árabe. Las hablas afrorrománicas estuvieron activas en la península ibérica al menos hasta el último tercio del siglo VIII y deben tenerse en cuenta para estudiar la formación de los romances ibéricos, especialmente el andalusí y para los estudios antroponímicos y toponímicos.

BASES: La investigación propia se apoya en arqueología, toponimia, Oliver Asín, Zozaya, María Jesús Viguera e historiadores en número creciente.

8.     A principios del siglo VIII la construcción del islam como religión se encontraba en estado incipiente, recién terminada la edición del Alcorán por los Omeyas. La construcción del Islam como institución, realizada sobre todo por los abbasíes, apenas había comenzado. El proceso de arabización, islamización y orientalización de Alandalús fue un proceso lento y gradual, que sólo toma forma a finales del siglo VIII con el emirato omeya y no se consolida hasta el X con el califato omeya.

BASES: La investigación propia se apoya en la numismática (Ariza Armada, Tawfiq Ibrahim), textos cristianos en árabe y latín (investigación propia en la Biblioteca Apostólica Vaticana apoyada en D’Ottone Rambach y Monferrer), economía (Chalmeta), historiadores (Viguera, Fierro, Manzano, González Ferrín, entre muchos), léxico (Simonet, Asín, Corriente, Ferrando).

9.     En la primera mitad del siglo VIII los bereberes, hablantes bilingües de afrorrománico, llegan a Pancorbo y son contenidos por los vascones euskerizados. No pueden ir hacia el Este, dominado por los hispano-andalusíes Beni Qasi (hijos de Casio) y se extienden hacia el oeste, al norte del Duero.

BASES: investigación propia sobre el terreno, para precisar datos de arqueología, arquitectura y toponimia.

10.  En la zona alta del Ebro, entre la Bureba y la Rioja, entran en contacto afrorrománico, iberorrománico y vascorrománico y se inicia el romance castellano, con variantes dialectales tan diferenciadas como la riojana, la soriana y la burgalesa.

BASES: modificaciones de conclusiones de la Filología tradicional por investigación propia sobre el terreno con apoyos en Oliver Asín y Alarcos Llorach.

11.  Parece oportuno ampliar los datos sobre el romance andalusí teniendo en cuenta la presencia del afrorrománico en su etapa inicial. También hay que tener en cuenta que el romance andalusí, mal llamado mozárabe, pervivió hasta el siglo XII y el árabe andalusí hasta el XV-XVI y que en esos siglos necesariamente pasaron por procesos de cambio.

BASES: Las investigaciones propias se apoyan en autores tradicionales como González Palencia y modernos como Corriente y Ferrando.

12.  En el último capítulo se exponen algunos rasgos del afrorrománico que constituyen un primer esbozo de gramática histórica del mismo. Puede destacarse que los datos fonéticos, los mejor conocidos, permiten pensar en una división dialectal del afrorrománico, aunque en la tesis no se postula un número posible de dialectos. También se señalan rasgos propios del iberorromance, especialmente de la primera etapa del castellano, anterior al siglo XIII. Lo más destacable fonéticamente es que se trataba de una lengua isoacentual, no isosilábica como el español moderno, con siete timbres vocálicos, en los que las vocales medias abiertas tónicas alternaban con diptongos ascendentes con segundo elemento variable como variantes combinatorias. En la sintaxis, la tipología pasa a ser SVO o, quizás más precisamente, VO, porque el verbo puede preceder o no al sujeto. Este rasgo, que se ha intentado explicar por influencia del árabe, es también celta, por lo que puede corresponder a un sustrato latino anterior. En el léxico destacan los romancismos en el árabe andalusí, con incidencia literaria y, especialmente desde el siglo X, los arabismos en los iberorromances.

BASES: Este capítulo, junto con la investigación sobre latín y bereber, es probablemente el más debido a investigación propia, basada sobre todo en Corriente, en investigadores italianos sobre el afrorrománico y en Emilio Alarcos Llorach. En nota se señalan algunas de las razones por las que este gran filólogo no desarrolló más sus puntos de vista, para evitar confrontaciones con la Filología establecida. Ahora me satisface ampliar esas ideas o apuntes suyos, deliberadamente moderados, que no llegaron a propuestas, celebrar su memoria y cerrar con ella el cuaderno de 2023, el centenario de su nacimiento.

Sunday, July 30, 2023

Dominio y lenguas en el Mediterráneo Occidental, hasta los inicios del español

 

Para trazar el camino que condujo a los inicios de la lengua española y los romances ibéricos este libro repasa la historia lingüística y cultural del Mediterráneo Occidental. Se combinan datos novedosos de la Lingüística, la Arqueología, la Historia, la Biología y la Ciencia de las Religiones. Desde el debido respeto a una honda tradición cultural, se replantean esos inicios como el resultado del contacto de lenguas y pueblos en esa área geográfica, con propuesta de soluciones diferentes que permiten una mejor comprensión de lo ocurrido en el devenir histórico. Se resalta la importancia de los contactos permanentes entre el norte y sur del Mediterráneo, la pervivencia del latín en el norte de África y el desarrollo de los dialectos afrorrománicos, la vasquización tardía o el contacto del latín ibérico y el norteafricano en los inicios de Alandalús. La caracterización del espacio andalusí dentro del mundo árabe e islámico, tras un lento proceso de instalación, permite conocer mejor las relaciones entre el romance andalusí y los demás romances ibéricos y africanos, en un marco románico más amplio.

El objetivo principal de este libro es recoger y transmitir reflexiones y resultados de una investigación que ha evolucionado en paralelo a la vida profesional de su autor. Arranca de la pregunta sobre cómo era la situación lingüística de la Península Ibérica tras la llegada de los sarracenos, en qué ambientes se iniciaron las lenguas romances iberorrománicas y con qué contactos. Para disponer de una base suficiente para ese objetivo era necesario remontarse a siglos atrás y plantearse también reflexiones técnicas que requerían el auxilio de otras ciencias, como la Arqueología o la Biología, además de las ciencias históricas, como la Historia general o la Historia de las lenguas. También había que situar la investigación en un marco geográfico, más amplio que la Península Ibérica, porque a lo largo de los siglos son muchas las migraciones de un extremo a otro del Mediterráneo. Por eso, aunque se ha tratado de restringir la exposición de los datos sobre todo al Mediterráneo occidental, es preciso expandir ese marco y abarcar otras áreas en las que se producen fenómenos que pueden iluminar aspectos más grises del estudio. Todo ello se ha tratado de presentar y razonar en la primera parte de la obra, que está compuesta de dos capítulos. El primero se dedica sobre todo a los principios metodológicos de la investigación, a veces con la exposición de conceptos y referencias básicos, porque se trata de escribir un libro legible para el público interesado, no sólo para los especialistas. Por eso se presentan en él términos que forman parte del acervo conceptual de la Lingüística desde hace mucho tiempo y que hacen la comprensión y el manejo del texto más sencillo, como pueden ser los relacionados con la estructura y el cambio, lengua, norma, dialecto, diacronía, dominio. También se exponen de modo sencillo las relaciones de Lingüística y Arqueología o Lingüística y Biología aplicadas al objeto de estudio. Para facilitar la comprensión se acude a ejemplos concretos con repercusiones en Hispania, como pueden ser las migraciones indoeuropeas o la vasquización. Indoeuropeos y vascos representan su papel en la historia de la lengua española y es recomendable aclarar algunas ideas.

El segundo de los dos capítulos metodológicos acerca al lector al marco geográfico y cultural más reducido, para mostrar cómo la historia de la Península Ibérica es inseparable de la del Norte de África, con la que tiene lazos antropológicos, culturales, sociales y lingüísticos constantes y fuertes. Si bien se tiene en cuenta ese mundo desde antes de 218 a. JC, fecha del inicio de la presencia romana, se procura extenderse más a partir del siglo V d. JC, hasta el siglo X. En esa época se producen dos fenómenos lingüísticos constitutivos y definidores de ese dominio: la latinización, primero y la arabización, después. También se producen dos fenómenos sociales o culturales constituyentes, la cristianización y la islamización. De latín y su pervivencia depende la formación de los romances ibéricos, conservados en su mayoría, y también de los romances africanos, el afrorrománico perdido. Junto a la Romania emergente hay una Romania submersa que cada vez se conoce mejor y que merece más profundo estudio. También pueden discutirse conceptos históricos, como el de Alandalús o España. Filología e Historia se intercomunican, como la semántica y la historia cultural. Para ayuda del lector esta parte metodológica termina con un cuadro en el que se relacionan cronológicamente, datos antropológicos, lingüísticos, históricos y culturales.

La segunda parte es el producto o el desarrollo de las ideas que se presentan o sugieren en la primera. El capítulo tercero trata de llevar al lector a una descripción de los dominios lingüísticos en la Africa prouincia romana y su evolución antes del siglo VIII. Se elige este siglo porque la fecha de 711 es una fecha simbólica de un gran cambio, el derivado de la arabización e islamización, triunfante o fallida, del dominio geográfico que nos ocupa. Por ello hay que dar un lugar a lenguas como el bereber o el fenicio-púnico, que preceden y coexisten con el latín durante largos períodos, en cualquier caso. La interrelación entre latín y bereber merece bastantes páginas y lleva a conclusiones que pueden ser de interés sobre el proceso de préstamo léxico. Lo mismo ocurre sobre la lengua de los vándalos, de cuyo uso del latín se aduce un testimonio indiscutible. Como la investigación sobre varios de estos aspectos ha estado sometida a ideas y conceptos de las potencias europeas y su presencia en África, se ha insistido en lo que ha cambiado en la perspectiva de la investigación reciente, que trata de liberarse de ciertos complejos que, por otra parte, no son propios ni marcados en el africanismo o el arabismo españoles (aunque a veces puedan aparecer), lo cual, ciertamente, constituye una ventaja. El cristianismo y su mundo cultural, latino, merecen también un lugar aquí.


Alandalús no se formó de la noche a la mañana, ni era igual en 750 o en 950 o en 1492. Su historia muestra el desarrollo de cambios muy profundos, con una creciente orientalización, que está ya constituida entre los siglos IX y X. Ese proceso de orientalización andalusí se muestra en tres aspectos distintos, con ejemplos concretos, que pueden resultar anecdóticos inicialmente; pero que se presentan consolidados en esos tres aspectos, el administrativo de sellos y monedas, el cotidiano que puede representar la cerámica y el trascendente del más allá, que los cementerios recogen con certeza. Todo ello va acompañado, textualmente, del crecimiento del árabe como lengua litúrgica de los cristianos, proceso consolidado y bien conocido en Oriente y que tiene también sus ejemplos e instalación en Alandalús.

Objetivo necesario era llegar a los inicios del español. A ello se dedica el quinto capítulo desde una metodología y epistemología predominantemente lingüísticas. Es preciso consolidar la idea de que el latín tuvo un largo proceso hasta que dejó de usarse en el Norte de África, por ello la respuesta a la pregunta de qué lengua usaban para comunicarse los hispanos y los bereberes sarracenos tiene una respuesta sencilla, el latín, en sus variantes iberorrománicas y afrorrománicas. Esa facilidad de entendimiento ayuda a explicar el proceso de conquista y formación de Alandalús. Se repasan también, para crear una descripción completa que permita llegar a conclusiones sostenibles, el dominio de los vascos, desde la tesis de la vasquización tardía, el papel de los germanos y el del púnico y el latín o el bereber y el latín, todo ello en los marcos que ofrecen la Arqueología, la Toponimia y la Lingüística. Se llega así al punto final, la visión de los inicios del español dentro de un marco en el que interrelacionaron afrorrománico, iberorrománico, vascorrománico y romance andalusí. Ese dominio lingüístico inicial fue complejo y presenta facetas que abren vías de investigación que podrán cambiar lo que se sabe de los orígenes y evolución de las lenguas peninsulares.


Más información: Ultreia (ucv.es) : https://ultreia.ucv.es/index.php/ultreia 

Tuesday, February 27, 2018

Genética, Lingüística, vascón y vasco


Localización de elementos comparados
En un cuaderno anterior se presentó el euskera de la Península Ibérica como lengua post-romana y no prerromana. En síntesis, muy escueta, habría ocurrido lo siguiente: la lengua vasca es una lengua pre-indoeuropea que estaba en uso desde la Edad de Bronce (antes de 1200 a JC) en su territorio de procedencia. Este territorio era relativamente amplio y se situaba al norte de los Pirineos. A principios del siglo VI se había producido ya un desplazamiento de parte de esa población hacia el área de Pamplona, de donde se extendió hacia Vitoria y, desde allí, hacia el norte y el sur. Los préstamos de las hablas romances se presentan en todos los dialectos, lo que indica que se produjeron en el período medieval, a partir del siglo VI, y que el proceso de diferenciación dialectal del vascuence fue posterior. Abaitua y Unzueta, en 2011, lo presentaron así: “El proceso de expansión es relativamente corto, acotable entre los siglos VI al XII, y en el que pueden concurrir diferentes dinámicas y acontecimientos que propiciaran movimientos de población (y de su lengua asociada); no debiéndose a un solo motivo histórico. Hechos como el repliegue visigodo a las tierras peninsulares tras la derrota de Vouillé (507), que tuvo que suponer el traslado de otros contingentes humanos asociados; las incursiones merovingias, francas y visigodas; la acción de la Iglesia; los levantamientos vascones, el origen y consolidación del reino de Pamplona; las políticas de repoblación medieval y otras fueron probablemente la causa múltiple del desplazamiento”. Añadí a esta observación la nota de que es posible que, en 711, el rey visigodo Rodrigo estuviera luchando en el área de Pamplona contra estos nuevos pobladores, o contra los francos que los empujaban, cuando se produjo la conquista musulmana. En todo caso, los bereberes, hablantes de variedades del latín africano o afrorrománico, que se instalaron en la zona de la Bureba a partir del siglo VIII, se encontraron con el avance hacia el sur de esta emigración euskérica, lo que tuvo consecuencias mayores de lo supuesto hasta ahora en el romance de la zona y, por ende, en los orígenes del español. 

DNA, ácido desoxirribonucleico
Lo anterior, que supone un cambio grande en lo que se sabía o suponía del euskera, como lengua, debe ponerse en relación con las aportaciones de la biología y la genética. Estos nuevos estudios se basan en el ADN nuclear y no sólo en el de la herencia materna, el mitocondrial, en el que se basaron los primeros trabajos sobre genes, pueblos y lenguas. Se diferencian también en que no se orientan a la relación entre genes y lenguas, sino a la continuidad de poblaciones en el mismo territorio.


Un grupo de investigadores de los yacimientos de Atapuerca, en Burgos, analizó en el año 2015 los datos de la secuencia del primer genoma de ocho restos humanos, fechados entre 5.500 y 3.500 años antes del presente, excavados en la Cueva de El Portalón en la Sierra de Atapuerca y publicaron los resultados en 2015, además de ofrecerlos al público oralmente (https://www.youtube.com/watch?v=ZNNEPYqa1_0).

Se ha defendido que el mayor cambio producido en la historia humana fue la transición desde el modelo de cazadores-recolectores del Paleolítico al modelo de agricultores-ganaderos o granjeros, que se fue desarrollando a lo largo del Neolítico y culminó en la Edad de los Metales. Se inició unos once mil años antes del presente, en el Oriente Medio, de donde se extendió hacia el oeste y el norte, por Europa. No todo estaba tan claro en el estudio de ese proceso, porque, en el extremo occidental del continente europeo, en Iberia, no se conseguía encontrar una explicación de sus efectos sobre la población prehistórica y su relación con la población moderna. El estudio genético de los restos humanos de esa parte del yacimiento de Atapuerca muestra que esos seres humanos procedían de un mismo conjunto genético. Habría así un primer conjunto de genes ancestrales compartidos por los individuos de El Portalón y los primeros granjeros en otras partes de Europa. El modo de trabajar la tierra, según estos hallazgos, parece haber sido el mismo y haber sido llevado por un mismo grupo genético durante un proceso migratorio. Los individuos de El Portalón vivieron en el período Calcolítico, es decir, en la transición de la piedra al bronce. Lo más llamativo es que, a diferencia de lo que sucedió con los granjeros tempranos del centro y norte de Europa, los de El Portalón se mezclaron con los cazadores-recolectores que habitaban el suroeste del continente. Esta mezcla no se produjo sólo o principalmente en el momento de la llegada de los granjeros, sino que se incrementó durante los dos mil años siguientes.

Los individuos de El Portalón se relacionan genéticamente con los vascos actuales, lo que sugiere una continuidad de una relación establecida con los inmigrantes agrícolas del Neolítico. Dejan de estar relacionados con un resto aislado del Mesolítico y pasan a la historia de las migraciones agrícolas. Originalmente, habrían llegado a los valles altos del Ebro unas poblaciones agrícolas, cuyo núcleo inmediatamente anterior se sitúa genéticamente en la isla de Cerdeña. Esas poblaciones comparten elementos genéticos con los otros granjeros que se extendieron por Europa, de lo que se diferencian porque incorporan una genética distinta, la de los cazadores-recolectores que encontraron cuando llegaron a Iberia. Trabajar sobre el ADN nuclear permite también determinar que la mezcla se produjo con individuos de ambos sexos, es decir, que no se trata de que la población descendiera de hombres granjeros inmigrantes y mujeres cazadoras-recolectoras residentes en ese territorio, sino de una mezcla real de ambos grupos. Hay que tener en cuenta también que las poblaciones de granjeros eran más numerosas que las de cazadores recolectores, porque la agricultura permite una mayor concentración de habitantes en un área.

Los análisis genéticos muestran que no hay relación entre los primitivos cazadores-recolectores de Europa y los europeos modernos, mientras que los granjeros europeos primitivos, incluidos los de Iberia, surgieron de un grupo común. Ese grupo migró desde el Oriente Medio hasta Cerdeña y ofrece una coincidencia genética con los agricultores de Anatolia y con los sardos.

Fragmentos de obsidiana en sepultura sarda (Terradas)
Lingüísticamente, hay una primera conclusión segura, en cualquier caso, la lengua vasca no puede ser la continuación de una lengua hablada por los cazadores-recolectores del Mesolítico, como se afirmó durante mucho tiempo, porque los vascos no proceden de ese grupo, sino que son posteriores a los agricultores-ganaderos que llegaron, como muy pronto, hace cinco mil quinientos años. La población vasca se relaciona genéticamente con los granjeros primitivos y no con los cazadores-recolectores, siempre teniendo en cuenta que hubo mezcla genética entre ambos grupos. La genética predominante fue la de los agricultores-ganaderos. La Arqueología confirma, por el estudio de útiles de obsidiana, la relación entre Iberia y Cerdeña en el Neolítico (Terradas et al. 2014) y la Genética la relación del área vascona, la sarda y Anatolia.

Otros desarrollos lingüísticos son especialmente controvertidos, aunque algunos paleontólogos se hayan lanzado alegremente a interpretaciones lingüísticas tan infundadas como las genéticas que pudiera proponer un lingüista. Una primera pregunta, por supuesto, es si esos cazadores recolectores hablaban una lengua relacionable con el proto-sardo, es decir, la lengua hablada por los habitantes de Cerdeña antes de la llegada de los romanos y la generalización del latín, del que deriva el sardo, lengua románica moderna. Aunque la respuesta fuera sí, nada obliga a suponer que esa lengua común fuera un antecedente del euskera, o que hubiera una relación entre el proto-euskera y el proto-sardo.  

El territorio de esos agricultores, aunque coincide con gran parte del País Vasco e incluye Burgos, también se extiende a zonas occidentales del Norte-Centro ibérico donde los datos disponibles indican que nunca se habló euskera, ni en época prehistórica ni en época histórica. Y es importante resaltar por ello que en esta investigación se niega explícitamente la existencia de un “gen vasco”. No hay ningún argumento genético para separar a los vascos de otras poblaciones de agricultores primitivos, como han confirmado los estudios genéticos sobre los agricultores de Anatolia, en la actual Turquía. En su clarificadora intervención final en la presentación de los hallazgos en el Museo de San Telmo, el 25 de febrero de 2016, Ignacio Arsuaga explicó con claridad que “no se trata de que los vascos tengamos algo que los demás no tienen, sino que no tenemos algo que los demás tienen”. En cualquier caso, como reiteró, las diferencias son muy pequeñas y, por ejemplo, para el caso del componente genético africano en áreas de la Península Ibérica, se podría explicar por razones históricas y no prehistóricas.

Suponer que se habló una lengua proto-vasca en un territorio mucho más extenso que el que ocupó mucho después el vasco histórico, basándose sólo en datos genéticos, es llevar la imaginación muy lejos. Quizás fuera más exacto hablar de una lengua proto-vascona; pero mucha gente sigue confundiendo vascón y vasco, igual que confunden mexica y mexicano. Sin embargo, aunque quizás sería preferible buscar un término que no contuviera el segmento “vasco”, para evitar confusiones, siempre está en el trasfondo la pregunta de qué era el ibérico y que relaciones lingüísticas se establecieron en la Península Ibérica, el Sur de Francia y otras áreas, antes de la llegada de los indoeuropeos. Genéticamente, los iberos son de origen distinto de estos agricultores primitivos genéticamente pre-vascones; pero hay que seguir insistiendo en que la relación entre genes no obliga a defender una relación entre lenguas que haya sobrevivido a las múltiples vicisitudes históricas.  El continente americano es, en buena medida, una demostración de la incoherencia de esa tesis. Es cierto que es un producto histórico peculiar; pero quizás lo que lo hace peculiar es que sabemos mucho sobre lo acontecido en la época histórica, la cual, para algunas civilizaciones, dotadas de escritura, se remonta a mucho antes de los europeos. De otros movimientos de pueblos, genes y lenguas, considerados en su interacción, lo que se sabe es todavía muy poco.

La hipótesis más plausible, desde el punto de vista del lingüista, a la luz del conjunto de resultados de Arqueología, Etimología e Historia, sigue siendo que sobre esa base genética se impuso una lengua de tipo celta, la lengua de los vascones celtíberos, que hubo también una colonización lingüística latina, más clara en ciertos núcleos, como indican topónimos como Guetaria < Cetaria [ke’taria] y que la lengua que se hablara en esos territorios por los llamados vascones, en el siglo VI d JC fue sustituida por el euskera del que derivan los dialectos modernos, unificados en el euskera batúa.