Con el recuerdo esperanzado de quienes ya no están con nosotros y, en especial, de Jorge.
Sunday, December 16, 2018
Friday, November 2, 2018
Retomar el blog desde Jerusalén
Hace unos meses que este blog quedó en compás de espera, con la información sobre el libro publicado en 2018 y una nota que advertía de la posibilidad de un tiempo parado. En este período se han producido algunos cambios en las actividades de su autor que sitúan este cuaderno en una nueva perspectiva. Para no extendernos, pueden reducirse a dos, el paso a Professor Emeritus en la University of Texas at San Antonio y el traslado a la Casa de Santiago, Instituto Español Bíblico y Arqueológico, en Jerusalén.
Quien pasa un día en Jerusalén escribe un libro, quien una semana, un artículo; pero cuando se llevan más de dos meses y se espera estar muchos más, escribir se hace muy difícil: se escucha, se intenta aprender y se procura comprender. No sé, sinceramente, qué camino tomará este cuaderno. Quizás incluya textos en árabe que escribo para mis clases y estudios, con la oportuna traducción al español, quizás escriba artículos generales de intención divulgadora o de cooperación con la sociedad de estudiosos, como antes o quizás caiga en la tentación de hacer alguna vez algo distinto; pero el blog ha sido parte de mis relaciones con un grupo de personas con las que comparto un aprecio mutuo y puede que convenga mantenerlo, en las dimensiones que Dios provea.
Termino con mi gratitud a la Hebrew University in Jerusalem, que me ha extendido una invitación para compartir sus trabajos honoríficamente, como Visiting Professor, y sentirme miembro de un espacio de estudio y reflexión, a Polis Institute, donde trato de mejorar mi árabe y no olvidar la Lingüística, aprovechando la paciencia de un muy selecto grupo de alumnos y, especialmente, a la Conferencia Episcopal Española y la Universidad Pontificia de Salamanca, que me permiten disfrutar de este excelente espacio de investigación, con su gran biblioteca, que es la Casa de Santiago. Aquí, a la justa distancia del centro de lo que la Ley judaica permite recorrer andando en un día de sábado, se puede tratar de ver problemas muy cercanos con una mayor perspectiva.
Es posible
que convenga informar ahora de qué es esta institución en la que ahora vivo.
Para ello citaré a José Manuel Sánchez Caro, autor del libro sobre la Casa: "el
primer trabajo serio sobre los documentos de Qumran lo escribió Antonio
González Lamadrid ya en 1956; el editor en España de la conocida Biblia de
Jerusalén, José Ángel Ubieta, fue el primer residente en la Casa de Santiago;
editores oficiales de los documentos de Qumran y profesores en prestigiosas
universidades como Florentino García (Lovaina) y Julio Trebolle (Complutense de
Madrid), están ligados muy profundamente a la Casa; y lo mismo sucede con otros
de los conocidos especialistas españoles, como Rafael Aguirre (bien conocido
por sus trabajos sobre orígenes del cristianismo), Miguel Pérez (filólogo
semítico internacionalmente reconocido y fundador de la prestigiosa biblioteca
midrásica), y muchos otros”.
Resulta sumamente grato reconocer que estos quince años pasados en San Antonio han constituido un periodo bueno de la vida y expresar el agradecimiento a las personas de la Universidad que lo hicieron posible, empezando, como es natural, por los colegas del Department of Modern Languages and Literatures, con el que, afortunadamente, sigo vinculado, ahora como emérito. Seguir interviniendo en las actividades habituales, leer tesis y trabajos de fin de la Maestría, participar en la publicación de resultados de investigacíones que se han seguido de cerca y poder mantener el contacto con ese grupo de estudiantes y profesores me parece una gran cosa, que realmente agradezco.
Si pasar de Roma a San Antonio hace unos años fue un buen salto, hacerlo ahora de San Antonio a Jerusalén puede parecer todavía mayor y más cuando se vive en Jerusalén Este, a muy pocos metros del muro de separación con los territories palestinos, un muro que está presente todos los días, puesto que la parada del 236, el autobus árabe que me lleva al centro, limita con él. Lo de la parada es un decir, porque todavía no he visto que el autobus salga de la parada, suele hacerlo desde el otro lado de la calle, al lado de la gasolinera donde el conductor que trabaja a la hora de la oración de la tarde guarda su alfombra para el rezo, que lleva a cabo mientras los demás esperamos.Presentación del libro de Sánchez Caro. |
Termino con mi gratitud a la Hebrew University in Jerusalem, que me ha extendido una invitación para compartir sus trabajos honoríficamente, como Visiting Professor, y sentirme miembro de un espacio de estudio y reflexión, a Polis Institute, donde trato de mejorar mi árabe y no olvidar la Lingüística, aprovechando la paciencia de un muy selecto grupo de alumnos y, especialmente, a la Conferencia Episcopal Española y la Universidad Pontificia de Salamanca, que me permiten disfrutar de este excelente espacio de investigación, con su gran biblioteca, que es la Casa de Santiago. Aquí, a la justa distancia del centro de lo que la Ley judaica permite recorrer andando en un día de sábado, se puede tratar de ver problemas muy cercanos con una mayor perspectiva.
Sunday, June 10, 2018
Humanidades hispánicas. Lengua, Cultura y Literatura en los estudios graduados
La editorial Peter Lang publicará en breve en Nueva York este libro. Antes del paréntesis veraniego, que este año puede ser largo, me ha parecido que podría ser útil darlo a conocer, mediante la reproducción de mi introducción al mismo.
Más información disponible en
https://www.peterlang.com/view/product/82961.
La generalización del acceso a la
educación ha producido grandes alteraciones en el tipo de estudiantes que
llegan a los estudios superiores. Hace cincuenta años, la mayor parte de
quienes hoy acceden a ellos se hubiera limitado, como mucho, a terminar lo que
hoy sería una enseñanza preuniversitaria, mientras que en la universidad se
ingresaba tras un largo y costoso proceso de selección. Todo ello se ha traducido en un descenso del nivel
medio de conocimientos. Digo medio, porque también está claro que el nivel superior de los
conocimientos universitarios supera hoy con mucho al de hace cincuenta años. En
aspectos como uso de computadoras y conocimiento de idiomas, incluso el nivel
mínimo está más alto que el nivel mínimo de entonces. ¿Qué caracterizaría, a mi
juicio, ese nivel medio de conocimientos que parece haber descendido?
Fundamentalmente dos aspectos: el conocimiento enciclopédico y el
interdisciplinario, estrechamente ligado a él. Muchos alumnos universitarios,
limitándonos al campo de las Humanidades, no han tenido ocasión de aprender a
interrelacionar Arte, Música y Literatura o, incluso, Lengua y Literatura, ni
nada de ello con la Historia. Su universo cultural está limitado por un menor acceso a la
fuente de información básica que ha sido, en la educación burguesa
característica del estudiante universitario tradicional, la biblioteca
familiar. Disponen de muchas facilidades para acceder a la información que
precisan, gracias a internet; pero no han sido educados para interrelacionar los
múltiples datos que reciben y, en consecuencia, ha disminuido su capacidad crítica.
No saben qué hacer con tanta información. El problema no se limita a los alumnos
universitarios, por supuesto, es un problema de nuestro tiempo; pero en este
libro se restringe al estudio de las Humanidades en Lengua Española en el marco
universitario.
Un grupo de profesores con experiencia educativa en niveles preuniversitarios y universitarios aceptó mi propuesta de
escribir un libro introductorio para ayudar a los estudiantes a interrelacionar
conocimientos en los campos de Lengua, Cultura y Literatura. El mejor modo de
hacerlo de manera coordinada era aceptar unas ideas básicas y la orientación
del compilador para que todo saliera de acuerdo con el plan previsto. Esa idea
central del libro es “cómo hacer cosas en Lengua, Cultura y Literatura a partir
de los conocimientos que se adquieren en cada capítulo”. El método de aplicación
debería ser que los alumnos se leyeran primero el capítulo, antes de la clase
correspondiente, y prepararan una serie de ejercicios para repasar en clase. De
ese modo se asegura que se haya comprendido lo que se quiere decir y que se
sabe cómo aplicarlo.
El público es, en principio, el compuesto
por estudiantes universitarios de español en universidades de todo el mundo, lo
que significa que algunos de ellos tienen el español como lengua materna y
otros como lengua segunda. De hecho, el experimento de aplicación práctica de
la primera redacción del libro se ha hecho con estudiantes de las dos
categorías. Naturalmente, además de los estudiantes, hay que tener en cuenta a
sus profesores, porque esta obra se presenta como una posible introducción a
las Humanidades Hispánicas en un semestre de quince semanas. Sería deseable que
el libro alcanzara a otros estudiantes y profesores, en todo el mundo. Se ha
tenido por tanto muy claro que ese público estudiantil en algunos casos puede tener el español como lengua
materna, con variados niveles de uso en diferentes registros, y que, en la
mayor parte de los casos en que el español no sea su lengua materna, lo será el
inglés. Se parte también de la idea de un público con conocimientos muy
básicos, así que no se debe dar nada por previamente conocido. La ventaja es
que la Sociedad del Conocimiento permite hoy recurrir a información complementaria
cuando sea preciso, por lo que se evita sobrecargar el libro, que debe ser lo
más ágil posible, para permitir una primera lectura seguida de los ejercicios
correspondientes, antes del trabajo de clase. Cuando para esa información complementaria
se recurra a internet, se hará teniendo en cuenta que los enlaces pueden sufrir
variaciones y quedar pronto obsoletos. La mejor solución aplicada ha sido
incluir las palabras de búsqueda, para permitir la recuperación de los enlaces
o su sustitución por otros equivalentes.
Esto quiere decir que los autores nos hemos planteado nuestros capítulos como un texto divulgativo de nivel culto, pero no especializado más allá de lo que se supone que se debe aprender en una introducción a lo que serán después estudios de maestría en los tres campos de aplicación, referidos a la lengua española castellana. La idea es que, cuando un alumno siga después cursos en Lengua, Literatura o Cultura, llegue a ellos con un mínimo de conocimientos básicos. Esto antes lo hacía la Escuela Secundaria y ahora debería hacerlo el Bachillerato o BA; pero la realidad demuestra que es mejor no darlo por supuesto. Los alumnos son normalmente capaces de aprender lo que se les enseñe en lenguaje llano y con claridad, dos conceptos que con frecuencia se confunden. Ese tipo de enseñanza, quizás, es menos común de lo que parece.
Esto quiere decir que los autores nos hemos planteado nuestros capítulos como un texto divulgativo de nivel culto, pero no especializado más allá de lo que se supone que se debe aprender en una introducción a lo que serán después estudios de maestría en los tres campos de aplicación, referidos a la lengua española castellana. La idea es que, cuando un alumno siga después cursos en Lengua, Literatura o Cultura, llegue a ellos con un mínimo de conocimientos básicos. Esto antes lo hacía la Escuela Secundaria y ahora debería hacerlo el Bachillerato o BA; pero la realidad demuestra que es mejor no darlo por supuesto. Los alumnos son normalmente capaces de aprender lo que se les enseñe en lenguaje llano y con claridad, dos conceptos que con frecuencia se confunden. Ese tipo de enseñanza, quizás, es menos común de lo que parece.
Lo anterior también significa que el
libro está escrito en lenguaje llano y que los alumnos deben aprender a usar
ese tipo de lenguaje, a ampliarlo y a distinguir los distintos niveles o
registros. Por ello es oportuno que tengan una clara idea de la norma, en el
sentido de consenso. La norma lingüística utilizada será la norma hispánica y,
en caso de tener que hacer concesiones a determinadas variantes, se elegirán las que sean más comunes entre
las variantes americanas del español. Al hacerlo se debe tener presente que no
hay una unidad de un supuesto español latinoamericano frente a un supuesto
español europeo, como sabe bien quien tenga una idea de las diferencias entre
el habla de Burgos, Madrid, Sevilla, Canarias, la isla de Bioko, Veracruz, la
Ciudad de México, Caracas, Bogotá, Salta, el Río de la Plata o cualquiera de las regiones del
mundo hispanohablante.
Mantener el libro en límites aceptables
de extensión requiere aceptar, por parte de autores y lectores, que el
principio de selección es básico. Solo la necesidad de intercalar muchos
ejemplos ha hecho que un capítulo se salga de esa norma. En la misma línea del
cuidado de la extensión y su plausible uniformidad se sitúa la cuestión bibliográfica.
Los autores están habituados a emplear bibliografías amplias; pero extender esa
carga a alumnos a los que se pretende atraer sería contradictorio. Por ello se
ha buscado reducir esa bibliografía a unos cuantos títulos, explicando en
breves líneas por qué han sido elegidos, para qué y cómo ese título es útil
para seguir trabajando en ese tema. En la redacción se han utilizado más; pero,
en general, se han dejado para la bibliografía final. Otra de las ventajas de
internet es que ampliar una bibliografía es hoy muy fácil, lo que cada vez es más difícil es seleccionar qué bibliografía es básica
para determinado tipo de trabajos.
El fin último es acercar a los estudiantes y estudiosos a cada uno de los temas de manera que se sientan atraídos por cómo un especialista trabaja sobre ese asunto, lo hace porque le gusta y disfruta con ello y les está dedicando unas páginas para que aprendan a trabajar y disfrutar haciéndolo. Muchos alumnos dejan los estudios cada año simplemente porque nadie les ha enseñado a querer lo que hacen. No se trata de escribir una enciclopedia universal de la lengua, la cultura y la literatura, sino de situarlos con una base en cada uno de esos mundos, porque a ellos van a dedicar sus vidas.
El fin último es acercar a los estudiantes y estudiosos a cada uno de los temas de manera que se sientan atraídos por cómo un especialista trabaja sobre ese asunto, lo hace porque le gusta y disfruta con ello y les está dedicando unas páginas para que aprendan a trabajar y disfrutar haciéndolo. Muchos alumnos dejan los estudios cada año simplemente porque nadie les ha enseñado a querer lo que hacen. No se trata de escribir una enciclopedia universal de la lengua, la cultura y la literatura, sino de situarlos con una base en cada uno de esos mundos, porque a ellos van a dedicar sus vidas.
Para hacerlo se ha contado con un grupo
de doce especialistas, siete mujeres y cinco hombres, cuya presentación
resumida, por orden de intervención, sería la siguiente.
Alicia Sánchez Díez, de la Universidad
Complutense, es Doctora en Historia, licenciada en Documentación. A punto de
terminar sus estudios de Ingeniería Técnica Industrial, descubrió que su
verdadera vocación era unir lo digital y las Humanidades. Ha trabajado en
museos, bibliotecas, corpus, todo lo relacionado con documentación y técnicas
historiográficas.
Francisco Marcos Marín, de la University
of Texas at San Antonio, es Doctor en Filología Románica. Ha sido catedrático
de Universidad y de Institutos Nacionales de Enseñanza Media en España,
Professore Ordinario per chiara fama en la Universidad de Roma “La Sapienza” y
visitante en universidades de todo el mundo. Premio Humboldt de Investigación y
Experto del European Research Council.
Whitney
Chappell, de la University of Texas at San Antonio, es Doctora en Hispanic
Linguistics. Investiga sobre todo
en Fonética y Sociolingüística, indagando la relación entre los sonidos y las
identidades sociales. Su docencia abarca, por ejemplo, la lengua y el género,
la sociolingüística, la fonética y el bilingüismo. Su trabajo de campo se ha
realizado principalmente en Centroamérica, sobre todo en Costa Rica y
Nicaragua.
María Soledad Salazar es profesora
jubilada tras una dedicación sobre todo a la enseñanza preuniversitaria. Es
Doctora en Filología Hispánica. Autora en manuales de docencia del español,
estudios retóricos y enciclopedias literarias, su investigación se centra en la
Retórica y, especialmente en las relaciones entre España e Italia en los siglos
XVI y XVII, así como entre la Literatura y el Arte.
Jorge Urrutia es Profesor Emérito de la
Universidad Carlos III. Es Doctor en Filología Románica. Ha sido catedrático de
Universidad y de Universidades Laborales. Crítico y creador, en su creación
literaria destaca la obra poética premiada y traducida a diversas lenguas.
Colabora en diarios españoles e internacionales y ha recibido las Palmas
Académicas de Francia en el grado de caballero.
Santiago Daydí-Tolson, de la University
of Texas at San Antonio, es Doctor en Filosofía y Licenciado en Filosofía y
Educación. Ha desempeñado la docencia también en Chile y España. Investigador
de la Literatura Latinoamericana y Chicana, ha publicado antologías,
traducciones y estudios. Es autor de poesía y de novela y director de la
revista electrónica Labrapalabra.
Rosa de Diego, de la Universidad del País
Vasco, es Doctora en Filología Francesa. Ha sido también profesora en niveles
preuniversitarios en Francia y España. Sus líneas de investigación son la
Literatura Francesa de los siglos XIX, XX, XXI, la Literatura de Quebec, el
Teatro, la Literatura Comparada y el Tematismo. Ha publicado ediciones,
traducciones y estudios, en español y francés.
Nancy J. Mémbrez, de la University of
Texas at San Antonio, es Doctora en Hispanic Languages and Literatures. Ha
investigado sobre teatro, teatro musical y cine, colaborado con directores como
Eliseo Subiela y dirigido sus propias producciones. También ha escrito sobre
Fotografía. Dirige el Laboratorio de Medios Audiovisuales del Department of
Modern Languages and Literatures.
Ana Benavides, de la Universidad Carlos
III, es Doctora en Humanidades y Profesor Superior en Piano. Enseña también en
el Real Conservatorio en Madrid. Estudiosa de la Historia del Piano en España,
ha hecho una notable labor de recuperación y publicación. Investigadora y
profesora en España, Brasil, Australia y los Estados Unidos, ganadora de
diversos premios, ha dado conciertos en todo el mundo.
Melissa Wallace, de la University of
Texas at San Antonio, es Doctora en Traducción e Interpretación. Sus
investigaciones y publicaciones se centran en la profesionalización, en los
sistemas de acreditación oficiales que autorizan a los traductores e
intérpretes a ejercer y en la política lingüística como forma de activismo para
eliminar barreras. Ha enseñado e investigado en España, Finlandia y los Estados
Unidos.
Vicente
Guillot, Chair of English, Communications, and Foreign Languages, Palo Alto
College. ABD en Traducción e
Interpretación, MA en Literatura Hispánica. Su investigación se centra en el
currículo de traducción e interpretación para estudiantes subgraduados y la
educación cultural. Colabora como intérprete voluntario en misiones médicas.
Amando de Miguel es Profesor Emérito de
la Universidad Complutense. Doctor en Ciencias Políticas. Investigador en
Sociología, formado en Columbia University. Docencia en España, México y
Estados Unidos. Conferenciante y publicista en todo el mundo. Autor de libros
sobre Sociología, español, Literatura. Novelista. Receptor de múltiples
galardones y premios.
El trabajo de estos notables
investigadores ha contado además con una ayuda especial, la de Yaisy Rodríguez,
MA en Español por la University of Texas in San Antonio, en la tarea editorial
y en el formato del libro según las normas editoriales. Colaboraron sus
compañeras en el Curso de Introducción a los Estudios Graduados impartido por
Francisco Marcos Marín en esa Universidad en 2016, Nancy Enríquez, Daniela
Hernández, Mariana V. Prado de la Parra y Mary Rosse Valero Flórez. Las notas y
observaciones de estas cinco alumnas graduadas y su trabajo de recensión
completa del primer borrador del libro permitieron corregir diversos errores de
contenido y de apreciación y mantener una línea de adecuación entre los autores
y un grupo pequeño, pero representativo, de los futuros lectores de este libro. Los autores reconocen
también la ayuda del Department of Modern Languages and Literatures de la
University of Texas at San Antonio, con un agradecimiento especial a la Dra.
Marita Nummikoski.
Cada autor es responsable de su trabajo,
de su orientación y su selección de ejemplos y comentarios. El compilador lo es
de sus capítulos y de haber tratado de mantener en los autores un espíritu de
unidad que, al parecer, fue generosamente aceptado y se ha mantenido en una
redacción coherente. Que en un libro introductorio falten cosas y otras estén
tratadas superficialmente es inevitable. Lo que cabe desear es que, igual que
los autores hemos disfrutado escribiendo estas páginas, los lectores disfruten
de su lectura y sientan que contribuyen a incrementar su interés y atracción
por estos estudios.
Wednesday, March 28, 2018
La representación gráfica del sonido y del habla antes de la escritura
Semiología básica del dibujo |
La reproducción del sonido explícito
es un desarrollo típico del siglo XX. Estamos tan acostumbrados a ello que
cuesta trabajo imaginarse un mundo en el que los seres humanos no disponían de
la habilidad de registrar el sonido de manera que pudiera reproducirse
exactamente como se produjo y se percibió. ¿Cómo se representaba el sonido
cuando no lo podían registrar ni el fonógrafo ni el sonógrafo o cualquiera de
sus desarrollos? Porque el sonido es una parte esencial de la vida humana y,
muy especialmente, de su carácter diferencial, el lenguaje. Articular y
comprender sonidos, asociando una expresión y un contenido, es la capacidad
básica para poseer un lenguaje. Es cierto que la expresión puede no ser sonora,
como en los lenguajes de signos de los sordos o, quizás, de los neandertales;
pero los seres humanos, salvo defecto físico o impedimento, oyen, como oyen los
animales. Se sabe que la expresión oral precedió a su representación escrita,
desarrollada muchos milenios después de que sepamos que los hombres hablaban y
se comunicaban mediante un lenguaje articulado. Antes de representar el
lenguaje mediante los sistemas de signos a los que se llama escrituras, son muy
abundantes los testimonios de que se usaban imágenes para representar y comprender
ideas. En esa forma artística que se denomina “arte rupestre” y en los orígenes
de la representación pictórica, en pueblos que no tenían escritura, es
razonable pensar que, del mismo modo que existía una preocupación por
representar el movimiento en el espacio o en el tiempo, también existió una inquietud
por representar los sonidos. Cuando alguien habla, el oyente piensa e
interpreta lo que se dice separando las ideas principales de los detalles. Pone
luego en orden lo oído, agrupando y clasificando y finalmente proyecta o
cartografía las ideas, dibujándolas. Escuchar, pensar, organizar y dibujar son
los cuatro pasos que se recorren, en ese orden, en el proceso.
Cuando se dispone
de una escritura, en lugar del proceso de dibujo se utiliza el de transcripción
de los sonidos a sus equivalentes fonémicos (clases de sonidos) y la transcripción
de estas clases. Hay una adaptación cultural inmediata, el sonido se representa
de acuerdo con las peculiaridades de la representación escrita de cada lengua: lo
que en español es una expresión de admiración, como ¡Guauuu!, en inglés se representa
como Waww! Nótese que no sólo la vocal es común, también lo es la indicación de
alargamiento o prolongación del sonido.
En otras ocasiones, la reproducción de
un sonido no articulado, como puede ser el de tropezar [POF] va acompañada de
otros signos de la escritura, que en este caso no expresan sonido alguno, sino
mecanismos mentales, como la sorpresa . Se llega a un alto grado de
convencionalismo en esta representación, por ejemplo, los globos se utilizan
para representar el habla, el lenguaje articulado, mientras que las nubes son
el marco que envuelve los pensamientos.
El propósito de
estas líneas es hacer una somera caracterización de la representación de los
sonidos sin necesidad de recurrir a la escritura, bien sea porque todavía no se
ha desarrollado o bien porque se encuentra en una etapa inicial y hay formas
artísticas capaces de suplir los vacíos que la escritura pueda dejar. Una
primera representación sería la que se podría denominar cero: la
representación de los sonidos sin representación explícita. En la leona herida
nada indica que el animal doliente esté expresando su sentimiento y, sin
embargo, es evidente para el espectador que se está representando un sonido
final, agónico, el gesto del cuello, la cabeza o el hocico así lo indican: mirar
la imagen es suficiente para darse cuenta de que detrás de ella hay un sonido.
La imaginación de cada uno desarrollará esa idea.
El segundo paso
se realiza mediante una representación que transmita la idea de que el sonido
se está produciendo. Una fórmula clara y antigua es la representación por
ondas, como se aprecia en el león sangrante y rugiente de Halo Shelter (41VV1230)
en el arte rupestre del Pecos, en Tejas. Esto es independiente de que se interprete
esta figura, de la que sólo se ven dos patas, como una figura de transformación
de zoomorfo a antropomorfo o que las dos patas se interpreten simplemente como
una indicación de que el animal está parado. Lo que interesa aquí es que de la parte superior del hocico sale un chorro, verosímilmente de sangre, mientras
que de la boca del animal salen unas ondas que, claramente, indican que se
está emitiendo un sonido. Que el animal o el semi-antropomorfo esté rugiendo o
esté hablando permite otras discusiones; pero de lo que no hay duda es de que
está emitiendo sonidos.
También se puede
representar el sonido como burbujas que ascienden, así se representa en la imagen
del ciervo en Delicado o Running Deer (41VV1284), una muestra de arte
esquemático también del área del río Pecos, en Tejas. A veces la burbuja
enmarca un agujero, lo que claramente sugiere que se está estableciendo una
comunicación entre mundo e inframundo, así ocurre, en la misma área, en Panther
Cave (41VV0083), donde el hocico del ciervo está claramente relacionado con el agujero
rodeado de burbujas.
La siguiente
etapa será la representación del sonido como sonido articulado, sin más
indicaciones de lo que pueda significar, aunque a veces el conjunto del dibujo lo
pueda indicar con bastante claridad. Así se aprecia en el portal 2, mural 3, conocido
como “El paraíso de Tlaloc” de Tepantitla, en México, una representación del
orden del mundo según la mitología de Teotihuacán (ca. 100 a JC – 700 d JC), es
decir, mucho antes de la llegada de los aztecas al área. Se utilizan unas
lenguas que pueden indicar también sonido inarticulado, como el de las canicas
que lo emiten en una parte del juego, en la que se juega con ellas. En otro
lugar aparece un hombrecillo azul que, en el juego ritual corresponde a un hombre
que hace de canica y al que los otros golpean con las caderas. En uno de esos
juegos un hombre que lleva una protección en la cadera tiene los brazos
levantados y claramente está hablando al hombrecillo azul que está sentado en
el suelo y que aparece representado con una nube sobre su cabeza en cuya parte
inferior aparece, en posición vertical, lo que puede corresponder a la cifra 1
o a un dedo rígido. El hombrecillo azul está pensado algo que se expresa con
esa figura. La interpretación se deja a la imaginación más o menos mediterránea
del lector. Hay una diferencia clara entre la representación con una lengua, que
corresponde a lo que se dice y con una nube, que verosímilmente, parece
corresponder a lo que se piensa.
K 1398 (c) Justin Kerr |
Se llega así, finalmente,
a la última etapa, la representación por escrito de una conversación, vinculada
a la representación de las figuras que conversan, donde cabe también la
expresión de la sucesión temporal. Se
reproduce un ejemplo maya del siglo VIII JC, la vasija del conejo real. Este
recipiente, conocido como el Regal Rabbit Vase, contiene una narración cómica
en la que, en un lado del cilindro, un conejo señorial despoja al dios L de sus
insignias de poder. Los textos hablados están atados a la boca de los hablantes
por líneas curvas. En el otro lado, el dios L suplica al Dios Sol, que da albergue
al roedor bromista. Este sistema representativo es, con pequeñas variantes, el
mismo que se puede ver en los textos que reproducen el habla en las representaciones
de distintas culturas y siglos posteriores, hasta el actual.
Tuesday, February 27, 2018
Genética, Lingüística, vascón y vasco
Localización de elementos comparados |
En un
cuaderno anterior se presentó el euskera de la Península Ibérica como lengua
post-romana y no prerromana. En síntesis, muy escueta, habría ocurrido lo
siguiente: la lengua vasca es una lengua pre-indoeuropea que estaba en uso
desde la Edad de Bronce (antes de 1200 a JC) en su territorio de procedencia.
Este territorio era relativamente amplio y se situaba al norte de los Pirineos.
A principios del siglo VI se había producido ya un desplazamiento de parte de
esa población hacia el área de Pamplona, de donde se extendió hacia Vitoria y,
desde allí, hacia el norte y el sur. Los préstamos de las hablas romances se
presentan en todos los dialectos, lo que indica que se produjeron en el período
medieval, a partir del siglo VI, y que el proceso de diferenciación dialectal
del vascuence fue posterior. Abaitua y Unzueta, en 2011, lo presentaron así: “El
proceso de expansión es relativamente corto, acotable entre los siglos VI al
XII, y en el que pueden concurrir diferentes dinámicas y acontecimientos que
propiciaran movimientos de población (y de su lengua asociada); no debiéndose a
un solo motivo histórico. Hechos como el repliegue visigodo a las tierras
peninsulares tras la derrota de Vouillé (507), que tuvo que suponer el traslado
de otros contingentes humanos asociados; las incursiones merovingias, francas y
visigodas; la acción de la Iglesia; los levantamientos vascones, el origen y
consolidación del reino de Pamplona; las políticas de repoblación medieval y
otras fueron probablemente la causa múltiple del desplazamiento”. Añadí a esta observación la nota de que es posible
que, en 711, el rey visigodo Rodrigo estuviera luchando en el área de Pamplona
contra estos nuevos pobladores, o contra los francos que los empujaban, cuando se
produjo la conquista musulmana. En todo caso, los bereberes, hablantes de
variedades del latín africano o afrorrománico, que se instalaron en la zona de
la Bureba a partir del siglo VIII, se encontraron con el avance hacia el sur de
esta emigración euskérica, lo que tuvo consecuencias mayores de lo supuesto
hasta ahora en el romance de la zona y, por ende, en los orígenes del
español.
DNA, ácido desoxirribonucleico |
Lo anterior, que supone un cambio grande en lo
que se sabía o suponía del euskera, como lengua, debe ponerse en relación con
las aportaciones de la biología y la genética. Estos nuevos estudios se basan
en el ADN nuclear y no sólo en el de la herencia materna, el mitocondrial, en
el que se basaron los primeros trabajos sobre genes, pueblos y lenguas. Se
diferencian también en que no se orientan a la relación entre genes y lenguas,
sino a la continuidad de poblaciones en el mismo territorio.
Un grupo de investigadores de los yacimientos
de Atapuerca, en Burgos, analizó en el año 2015 los datos de la secuencia del
primer genoma de ocho restos humanos, fechados entre 5.500 y 3.500 años antes del
presente, excavados en la Cueva de El Portalón en la Sierra de Atapuerca y
publicaron los resultados en 2015, además de ofrecerlos al público oralmente (https://www.youtube.com/watch?v=ZNNEPYqa1_0).
Se ha defendido que el mayor cambio producido
en la historia humana fue la transición desde el modelo de
cazadores-recolectores del Paleolítico al modelo de agricultores-ganaderos o
granjeros, que se fue desarrollando a lo largo del Neolítico y culminó en la
Edad de los Metales. Se inició unos once mil años antes del presente, en el
Oriente Medio, de donde se extendió hacia el oeste y el norte, por Europa. No
todo estaba tan claro en el estudio de ese proceso, porque, en el extremo
occidental del continente europeo, en Iberia, no se conseguía encontrar una
explicación de sus efectos sobre la población prehistórica y su relación con la
población moderna. El estudio genético de los restos humanos de esa parte del
yacimiento de Atapuerca muestra que esos seres humanos procedían de un mismo
conjunto genético. Habría así un primer conjunto de genes ancestrales compartidos
por los individuos de El Portalón y los primeros granjeros en otras partes de
Europa. El modo de trabajar la tierra, según estos hallazgos, parece haber sido
el mismo y haber sido llevado por un mismo grupo genético durante un proceso
migratorio. Los individuos de El Portalón vivieron en el período Calcolítico,
es decir, en la transición de la piedra al bronce. Lo más llamativo es que, a
diferencia de lo que sucedió con los granjeros tempranos del centro y norte de
Europa, los de El Portalón se mezclaron con los cazadores-recolectores que
habitaban el suroeste del continente. Esta mezcla no se produjo sólo o
principalmente en el momento de la llegada de los granjeros, sino que se
incrementó durante los dos mil años siguientes.
Los individuos de El Portalón se relacionan
genéticamente con los vascos actuales, lo que sugiere una continuidad de una
relación establecida con los inmigrantes agrícolas del Neolítico. Dejan de
estar relacionados con un resto aislado del Mesolítico y pasan a la historia de
las migraciones agrícolas. Originalmente, habrían llegado a los valles altos
del Ebro unas poblaciones agrícolas, cuyo núcleo inmediatamente anterior se
sitúa genéticamente en la isla de Cerdeña. Esas poblaciones comparten elementos
genéticos con los otros granjeros que se extendieron por Europa, de lo que se
diferencian porque incorporan una genética distinta, la de los
cazadores-recolectores que encontraron cuando llegaron a Iberia. Trabajar sobre
el ADN nuclear permite también determinar que la mezcla se produjo con
individuos de ambos sexos, es decir, que no se trata de que la población
descendiera de hombres granjeros inmigrantes y mujeres cazadoras-recolectoras
residentes en ese territorio, sino de una mezcla real de ambos grupos. Hay que
tener en cuenta también que las poblaciones de granjeros eran más numerosas que
las de cazadores recolectores, porque la agricultura permite una mayor
concentración de habitantes en un área.
Los análisis genéticos muestran que no hay
relación entre los primitivos cazadores-recolectores de Europa y los europeos
modernos, mientras que los granjeros europeos primitivos, incluidos los de
Iberia, surgieron de un grupo común. Ese grupo migró desde el Oriente Medio
hasta Cerdeña y ofrece una coincidencia genética con los agricultores de
Anatolia y con los sardos.
Fragmentos de obsidiana en sepultura sarda (Terradas) |
Lingüísticamente, hay una primera conclusión
segura, en cualquier caso, la lengua vasca no puede ser la continuación de una
lengua hablada por los cazadores-recolectores del Mesolítico, como se afirmó
durante mucho tiempo, porque los vascos no proceden de ese grupo, sino que son
posteriores a los agricultores-ganaderos que llegaron, como muy pronto, hace
cinco mil quinientos años. La población vasca se relaciona genéticamente con
los granjeros primitivos y no con los cazadores-recolectores, siempre teniendo
en cuenta que hubo mezcla genética entre ambos grupos. La genética predominante
fue la de los agricultores-ganaderos. La Arqueología confirma, por el estudio
de útiles de obsidiana, la relación entre Iberia y Cerdeña en el Neolítico
(Terradas et al. 2014) y la Genética la relación del área vascona, la sarda
y Anatolia.
Otros desarrollos lingüísticos son
especialmente controvertidos, aunque algunos paleontólogos se hayan lanzado
alegremente a interpretaciones lingüísticas tan infundadas como las genéticas que
pudiera proponer un lingüista. Una primera pregunta, por supuesto, es si esos
cazadores recolectores hablaban una lengua relacionable con el proto-sardo, es
decir, la lengua hablada por los habitantes de Cerdeña antes de la llegada de
los romanos y la generalización del latín, del que deriva el sardo, lengua
románica moderna. Aunque la respuesta fuera sí, nada obliga a suponer que esa
lengua común fuera un antecedente del euskera, o que hubiera una relación entre
el proto-euskera y el proto-sardo.
El territorio de esos agricultores, aunque
coincide con gran parte del País Vasco e incluye Burgos, también se extiende a
zonas occidentales del Norte-Centro ibérico donde los datos disponibles indican
que nunca se habló euskera, ni en época prehistórica ni en época histórica. Y
es importante resaltar por ello que en esta investigación se niega
explícitamente la existencia de un “gen vasco”. No hay ningún argumento
genético para separar a los vascos de otras poblaciones de agricultores
primitivos, como han confirmado los estudios genéticos sobre los agricultores
de Anatolia, en la actual Turquía. En su clarificadora intervención final en la
presentación de los hallazgos en el Museo de San Telmo, el 25 de febrero de
2016, Ignacio Arsuaga explicó con claridad que “no se trata de que los vascos
tengamos algo que los demás no tienen, sino que no tenemos algo que los demás
tienen”. En cualquier caso, como reiteró, las diferencias son muy pequeñas y, por
ejemplo, para el caso del componente genético africano en áreas de la Península
Ibérica, se podría explicar por razones históricas y no prehistóricas.
Suponer que se habló una lengua proto-vasca en
un territorio mucho más extenso que el que ocupó mucho después el vasco
histórico, basándose sólo en datos genéticos, es llevar la imaginación muy
lejos. Quizás fuera más exacto hablar de una lengua proto-vascona; pero mucha
gente sigue confundiendo vascón y vasco, igual que confunden mexica y mexicano.
Sin embargo, aunque quizás sería preferible buscar un término que no contuviera
el segmento “vasco”, para evitar confusiones, siempre está en el trasfondo la
pregunta de qué era el ibérico y que relaciones lingüísticas se establecieron
en la Península Ibérica, el Sur de Francia y otras áreas, antes de la llegada
de los indoeuropeos. Genéticamente, los iberos son de origen distinto de estos
agricultores primitivos genéticamente pre-vascones; pero hay que seguir
insistiendo en que la relación entre genes no obliga a defender una relación
entre lenguas que haya sobrevivido a las múltiples vicisitudes históricas. El continente americano es, en buena medida,
una demostración de la incoherencia de esa tesis. Es cierto que es un producto
histórico peculiar; pero quizás lo que lo hace peculiar es que sabemos mucho
sobre lo acontecido en la época histórica, la cual, para algunas
civilizaciones, dotadas de escritura, se remonta a mucho antes de los europeos.
De otros movimientos de pueblos, genes y lenguas, considerados en su
interacción, lo que se sabe es todavía muy poco.
La hipótesis más plausible, desde el punto de
vista del lingüista, a la luz del conjunto de resultados de Arqueología,
Etimología e Historia, sigue siendo que sobre esa base genética se impuso una lengua
de tipo celta, la lengua de los vascones celtíberos, que hubo también una
colonización lingüística latina, más clara en ciertos núcleos, como indican
topónimos como Guetaria < Cetaria [ke’taria] y que la lengua que se hablara
en esos territorios por los llamados vascones, en el siglo VI d JC fue
sustituida por el euskera del que derivan los dialectos modernos, unificados en
el euskera batúa.
Sunday, January 28, 2018
El signo y Tabarnia: la lucha de la Lingüística y la Pragmática
El fenómeno
social conocido como Tabarnia es en buena medida un fenómeno lingüístico. Es,
ciertamente, el resultado de la necesidad de superar una serie de conflictos,
buena parte de los cuales se basa en información sesgada y manipulada, es
decir, alterada por una actividad que ha llevado a tratar de convertir las
palabras en obras, en beneficio de un sector de la sociedad catalana y contra
otro sector, catalán y español, una actividad propia de la Pragmática. Podría
decirse, en cierto modo, que Tabarnia es el resultado de la lucha de la
Lingüística contra la Pragmática. Tabarnia representaría a la primera, mientras
que los secesionistas representarían a la segunda. Ambas actitudes están unidas
porque, detrás de las dos, lo que hay son palabras. Para los lingüistas, las
palabras se estudian como signos lingüísticos, mientras que los pragmáticos se
preocupan de cómo hacer cosas con ellas mucho más que de su carácter simbólico.
Tampoco vacilan en emplear el término “simbólico” cuando les conviene
usarlo.
En política, la
expresión de la palabra es el voto y, ya desde este fundamento de la expresión
popular del signo político, se produce una falta de correspondencia entre el
significante y el significado. La papeleta (el significante) no tiene el mismo
significado en todas partes, depende de lo que decida una norma de uso, la ley
electoral, la norma que decide qué significa un voto en función de dónde se
emite. Se trata, evidentemente, de lo que ya desde Ferdinand de Saussure, en el
primer cuarto del siglo XX, se conoce como el valor del signo.
Como Cataluña
carece todavía de ley electoral propia, usa la ley electoral española, copia el
sistema electoral del Congreso de los Diputados, adaptado a unos distritos cuya
configuración está recogida en su Estatuto de Autonomía. El número de votos necesario
para conseguir un escaño es desigual, depende del distrito. Es decir, el valor
del voto varía en función de circunstancias externas. Este hecho rompe uno de los
postulados básicos de la Lingüística: un signo debe tener siempre el mismo
valor. El sistema origina una desigualdad. El sesgo que favorecía a CiU antes y
a los secesionistas ahora tiene el mismo origen y similar comportamiento que el
que se refleja también en las elecciones generales españolas. Los partidos
conservadores (como UCD y PP) durante décadas y los partidos tradicionales
(como PP y PSOE) desde 2015 se han beneficiado del sesgo que genera la
variabilidad en el número de escaños que se eligen en las circunscripciones,
desde el único en Ceuta y Melilla hasta los más de treinta en Madrid y
Barcelona. La desnaturalización de los resultados electorales y la perplejidad consiguiente
de los votantes aconsejarían recuperar el valor del voto, mediante la reforma
del sistema electoral.
Tomo la palabra “desnaturalización”
literalmente de la noticia de prensa en la que me baso, porque es significativa: se
ha alterado el signo, se ha alterado la relación natural entre el voto y el
votante: “un hombre, un voto” era la vieja forma, que hay que sustituir por “una
persona, un porcentaje de voto, según el distrito”, ese “según” es claramente
pragmático, altera y produce la perplejidad de los votantes, cuando ven los
resultados de su voto y se dan cuenta de que hay una desigualdad que no se
justifica lingüísticamente. ¿Por qué se da esa perplejidad de los votantes?
Pues por las mismas razones que un signo puede tener una interpretación favorable
o desfavorable, en función del uso que se haga de él, o sea, por la Pragmática.
Se altera el
signo lingüístico; pero no el numérico, los números, se sabe, son exactos
generalmente. La Disposición Transitoria 4.ª del Estatuto de Autonomía de
Cataluña establece que la circunscripción de Barcelona elige un escaño por cada
50.000 habitantes, con un máximo de 85, y que las de Gerona, Lérida y Tarragona
eligen un mínimo de 6 escaños, más uno adicional por cada 40.000 habitantes. En
las elecciones del 21 de diciembre de 2017, Barcelona eligió 85 escaños (uno
por cada 50.062 electores); Gerona, 17 (uno por cada 31.051); Lérida, 15 (uno
por cada 20.926), y Tarragona, 18 (uno por cada 31.462). Es decir, el voto de
un elector en Gerona, Lérida y Tarragona vale en términos de representación
parlamentaria 1,6, 2,4 y 1,6 veces más que el voto de un elector en Barcelona,
respectivamente. El valor numérico no se altera, 1 es siempre 1 y 2,4 es 2,4;
pero el lingüístico sí, en Lérida 1 es ‘uno’, mientras que en Barcelona 2,4 es ‘uno’
(en escaños, se entiende). En el pasado los partidos conservadores, como CiU,
conseguían mejores resultados y lo mismo ocurre ahora con los secesionistas,
como ERC. Esos resultados son mejores porque se consiguen en las tres
circunscripciones más pequeñas que en Barcelona: el valor de sus escaños (su
costo en votos) es menor que el de sus principales rivales, PSC y Ciudadanos, quienes
logran sus mejores resultados en Barcelona, donde el valor del voto es menor.
Se trata, en
otros aspectos, siempre de contraposiciones de Lingüística y Pragmática: sólo desde
la perspectiva de la Pragmática se puede decir que una declaración de
independencia es “simbólica”, que no ha habido alteración de la ley, porque lo
que se quiere decir es que, si no se usa la independencia, se limita a ser un
signo lingüístico. Pero eso es una falacia, porque ese signo lingüístico se ha
querido usar para provocar una alteración de la realidad y eso es lo que se
persigue, no la palabra. Otro aspecto en el que se evidencia la necesidad de
contraponer Lingüística y Pragmática es el del nombre del objeto. En el ámbito
de la Pragmática es esencial el uso que se haga de la palabra y “Tabarnia” se
ha convertido en una fuente de temor para los secesionistas, que, naturalmente,
han reaccionado buscando una palabra que neutralizara lo que Tabarnia
significa: esa palabra es “Catabarnia”, un significante poco afortunado, desde
luego, con proximidad, seguramente no buscada, a “contubernio”. Se trata de hacer ver que Tabarnia también
tiene sus secesionistas, es decir, los pragmatistas no han podido evitar hacer
uso de la palabra “Tabarnia”, en lugar de tomarla como un signo lingüístico.
Carentes del sentido del humor, le han dado una interpretación real.
Lo que se produce
es un proceso de uso de las palabras en un constante movimiento de secesión, es
decir, de corte, que es lo que “secesión” significa etimológicamente. Nótese
como en el ámbito de la Pragmática se busca todo lo que tenga que ver con
actos, con acciones. Que la Lingüística funciona de otra manera es claro en el
himno de Tabarnia, en el que no se trata de hacer cosas con palabras, sino de
dar a las palabras su valor auténtico, en cualquier idioma. En un mundo crispado
y en un país tan negado para el humor, que un grupo de ciudadanos presente las
contradicciones de la Pragmática en clave humorística, merece, para este
lingüista, el mayor aplauso: ¡Que visca Tabarnia!
La terminología y los fundamentos teóricos de este artículo se pueden relacionar con:
Mitología de las lenguas en general: el mito biologicista
y sus circunstancias con:
Reflejos léxicos de los acontecimientos catalanes
y sus circunstancias con:
Reflejos léxicos de los acontecimientos catalanes
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