Tuesday, December 10, 2024

Felices Pascuas y Año Nuevo. Menos clima y más música




Finaliza la serie dedicada al Clima y la Filología. Puede verse el primer capítulo en el mes de julio, 
https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/07/clima-y-filologia.html, el segundo en el mes de agosto,  https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/08/el tercero en el mes de octubre, https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/10/clima-silaba-y-mester.html y el cuarto en el mes de noviembre,  https://fmarcosmarin.blogspot.com/2024/11/antes-de-la-pequena-edad-del-hielo.htmlSe ofrece esta serie con la intención de mostrar una serie de correlaciones entre fenómenos naturales y hechos humanos con repercusión en la lengua. Repercusión no es causa. El clima, entiéndase bien, afecta al medio ambiente, al entorno en el que se desenvuelven los humanos y, por ello, puede ser un factor que intervenga en su comportamiento, que incluye la actuación lingüística. La idea de que las lenguas del desierto tengan que ser distintas de las de climas húmedos puede ser errónea; pero lo que es acertado es pensar que el comportamiento de los hablantes que viven en el desierto y el de los que disponen de lluvias abundantes muestre diferencias y que se reflejen en las correspondientes actuaciones lingüísticas, testimoniadas en los textos.

Terminamos el cuaderno anterior con una explicación sobre la estructura músico silábica que postulamos para la epopeya castellana, por la estructura silábica de la lengua castellana en ese momento. Retomaremos el final de ese cuaderno anterior con el objetivo de aclarar lo que se dijo y tratar de acercarlo a los lectores. 

En la primera mitad del siglo XII, fecha probable de composición de la gesta cidiana, nos puede bastar, al menos de momento, con decir que el texto es la unidad lingüística y musical y que lo único que debe hacer el juglar es crear un patrón isócrono mediante la equivalencia del valor de la figura musical asignado a la sílaba tónica con el asignado a las átonas, con la posibilidad de que a las átonas pudieran asignarse varios valores, determinados, por ejemplo, por los acentos secundarios. Según el valor que se asigne a la sílaba tónica, se asignará el correspondiente a las sílabas átonas en función del patrón musical elegido. Así, si el grupo silábico-musical equivale a una blanca, puede estar formado por varias combinaciones, por ejemplo, por dos negras (cada negra vale la mitad de una blanca) o por una negra (la sílaba tónica) y dos corcheas (sílabas átonas, cada una vale la mitad de una negra) o por una negra, una corchea y dos semicorcheas (que equivalen a una corchea) o por dos corcheas y cuatro semicorcheas o por una corchea y seis semicorcheas, ya que las átonas pueden no tener la misma duración. Con la evolución de la música estas asociaciones se hicieron mucho más complejas por la introducción del compás; pero se espera que esta breve explicación sea suficiente para entender los ejemplos.

Conviene aclarar, a propósito de estos ejemplos, dos cosas. La primera es que no se propone una reconstrucción musical del Cantar de Mio Cid, que queda fuera de la competencia de este autor, sino simplemente marcar unas pautas de correspondencia entre estructura musical y estructura silábica. Que alguien pudiera aprovecharlas sería deseable y gratificante, por supuesto. La segunda es que un esquema musical del tipo que se propone puede ser fácilmente adaptado por el cantor a sus preferencias o a sus habilidades y limitaciones, porque es muy simple. La diferencia entre el juglar compositor y el juglar intérprete se reduce o incluso se suprime. Como también hoy ocurre con cualquier canción, un buen cantor puede incluso mejorar a un mal compositor o, lamentablemente, al contrario. En la muy simple y limitada notación musical usada en los ejemplos no se pretende marcar ritmo ni melodía; las notas se separan en distintas líneas del pentagrama para que se comprenda mejor la relación entre sílaba y nota. Para los valores de las notas me he ceñido a lo expuesto anteriormente. Sólo en el ejemplo del verso 1085 se marca el ascenso de tono, por indicar la similitud con un pregón. Para facilitar los ejemplos, se utiliza un tipo de melodía silábica, a cada sílaba corresponde una nota y el grupo silábico-musical equivale a una blanca. En la ejecución esto no tendría que ser forzosamente así; pero nuestro interés principal en este momento es definir un patrón. 

El verso 15 es el primero de una tirada con nueva rima.

15. Myo[1]  Cid Ruy Díaz por Burgos entrode

[negra, negra] [corchea, negra, corchea] [corchea, negra, corchea] [corchea, negra, corchea]

      [mio Cid] [Ruy Diaz] [por Burgos] [entrode]

            El verso 1085 es el primero de la llamada segunda parte o segundo cantar. Pudo o no ser un cantar que naciera independientemente y este verso podría ser simplemente el grito del juglar como pregonero, para atraer a su público. En el manuscrito no está resaltado y aparece en medio de un folio, como un verso más, que inicia una tirada.

1085. Aquis conpieça la gesta de Myo Cid el de Biuar   

[negra, negra] [corchea, negra, corchea] [corchea, negra, corchea] [corchea, corchea, negra]

[corchea, semicorchea, semicorchea, negra[2]]

[aquis’] [conpieça] [la gesta] [de mio Cid] [el de Bivar]                

Un análisis exhaustivo de la distribución de sílabas átonas y tónicas en el verso, con el correspondiente ajuste de duración y valores musicales, podría llevar a establecer, inicialmente, si el número de grupos silábico-tónicos es mayoritariamente de cuatro, en cada verso. A continuación, habría que ver los casos en los que los versos, como 1085 (si es que es un verso), tienen un grupo silábico-tónico más. En el Cantar el grupo silábico-tónico es la unidad formal de la expresión y su unidad melódica y el verso la unidad formal de contenido. 

En su evolución posterior (copia escrita, paso a las crónicas y romancero) los cantares de gesta sufrieron un proceso de literaturización, que ha marcado la visión de la crítica posterior. Los estudiosos de la literatura buscan en ellos una justificación como obras literarias y, en consecuencia, realizan ediciones en donde investigan rasgos cultos de la composición, citas, paralelismos con textos literarios y paráfrasis de unos y otros. Todo lo que no coincide con ese “espíritu de mejora”, si se me permite la expresión, pasa a ser secundario. Mas un poema oral es un poema popular, que puede ser influido por algún componente literario que se haya popularizado, sí; pero que estará mucho más abierto a la influencia de otros textos orales, populares. Puede ser que se siga dando demasiado peso al concepto reiterado de “baja y servil condición”, que tiende a colocarlos en una comparativa de inferioridad. Puede ser exagerado relacionarlos con el rap contemporáneo[3], cuyos textos, además, son mucho más breves; pero quizás habría que buscar más elementos cercanos a estas canciones o a los corridos o a los cantares de ciegos o a las formas populares en las que han pervivido los romances, especialmente en los aspectos musicales. En lo que los diferencia de los textos escritos, literarios, en el sentido elitista del término, habría que considerar también sus rasgos lingüísticos. Muchos de ellos fueron cuidadosamente suprimidos o alterados en el proceso de copia, que se tendría que dejar de considerar como una “mejora”, al menos en la intención del copista, para tratar de reconstruir y reeditar los textos lo más cerca posible de cómo fueron concebidos. El papel de la música y el esfuerzo de reconstrucción de las estructuras métrico-musicales subyacentes, con su base fonológica, pasaría así a primer lugar.


 



[1]  Recuérdese que mio era monosílabo. La fórmula Mio Cid Ruy Díaz aparece diecisiete veces en el Cantar. La fórmula Mio Cid el de Bivar se encuentra quince veces.

[2] Podría ser también [semicorchea, corchea, semicorchea, negra] con un acento secundario en de. Lo importante es que el grupo equivalga a la figura de blanca, en este caso, porque es la elegida como valor del grupo. Pudiera haberse elegido otro valor y habría que reajustar entonces a los valores correspondientes, conservando la proporción. Si se hubiera elegido la equivalencia del grupo a la figura de redonda, las negras hubieran pasado a blancas, las corcheas a negras y las semicorcheas a corcheas.

[3] Debo esta idea a Jorge Urrutia.