En la segunda mitad del siglo XIX y
en las primeras décadas del XX se produjo en Europa un renacimiento del interés
por las ciencias arcanas, quizá por reacción contra el dominio de darwinistas y
positivistas y el cristianismo de las clases medias. En Francia, el Abbé
Constant escribió una serie de libros sobre las artes ocultas con el pseudónimo
de Éliphas Lévi, revitalizando el interés por los escritos místicos hebreos, la
cábala. El proceso afectó a gran número de sectas que surgieron o se
vigorizaron, como los masones, los rosacruces, los teosofistas, fundados estos
últimos en el Londres de 1887 por Madame H:P. Blavatsky, o , un año después,
los Hermetic Students of the Golden Dawn. Jacques Maritain señaló en 1961 cómo,
en su opinión, la finalidad de los surrealistas franceses, a principios del
siglo XX, era destronar a la belleza de su reinado sobre el verso y entronizar
el conocimiento mágico como la más alta cima poética.
El primero de los hilos que se
pueden tomar que nos guíen por el laberinto es el de la numerología,
cuyas relaciones con las especulaciones mesiánicas del judaísmo han sido bien
estudiadas desde hace mucho tiempo (por ejemplo, por Hillel Silver en 1927),
que llevará a la cábala, desde donde iremos a la gematriya.
A B C D E F G H
10 2 20 4 14 6 16 7
I K L M N O P Q
81 11 11 12 4 14 16
R S T U V X Y Z
8 18 10 2 2 4 14
Con el desarrollo de los números
indo-arábigos se llegó a establecer una relación de potencia y significado de
los números, no sólo dentro, sino fuera del judaísmo, que se plasmó en listas
como ésta:
1.-
Pasión, ambición, deseo.
2.-
Destrucción, muerte, catástrofe.
3.-
Religión, destino, alma, encanto.
4.-
Solidez, sabiduría, poder.
5.-
Astros, felicidad, gracia, matrimonio.
6.-
Perfección, redención trabajo.
7.-
Curso de la vida, reposo, libertad, felicidad, divinidad, eficacia, virgen,
Minerva.
8.-
Justicia, plenitud, propiedad, conservación.
9.-
Imperfección, disminución, dolor, afanes, Musas, atentado.
10.-
Razón, unión del alma al cuerpo, felicidad, porvenir.
11.-
Defectos, penitencia, discordia, prevaricación.
12.-
Ciudad, divinidad, buen augurio.
13.-
Impiedad.
14.-
Sacrificio, purificación.
15.-
Piedad, culto contemplativo.
16.-
Felicidad, voluptuosidad, amor.
17.-
Olvido, desgracia.
18.-
Padecimiento, desgracia.
20.-
Austeridad, tristeza.
21.-
Trinidad llena y perfecta.
22.-
Creación, misterios y ciencia.
23.-
Flagelo, venganza divina.
24.-
Catecúmeno.
25.-
Inteligencia, nacimiento.
26.-
Consagración, trabajo ventajoso.
27.-
Firmeza, valor.
28.-
Favores amorosos.
30.-
Bodas, celebridad.
31.-
Amor de la gloria, virtud.
32.-
Himeneo, castidad.
33.-
Pureza, parto.
34.-
Sufrimientos, aflicción de espíritu.
35.-
Armonía, salud.
36.-
Universo, genio, concepción profunda.
37.-
Virtud dulce, ternura conyugal.
38.-
Imperfección, avaricia, envidia.
40.- Fiestas, bodas.
41.-
Ignominia.
42.-
Viaje, camino desafortunado y muy breve. Tumba.
43.-
Ceremonias religiosas, sacerdotes.
44.-
Potencia, pompa, monarca.
45.-
Concepción, pérdida de virginidad.
46.-
Población, fertilidad.
47.-
Vida larga y feliz.
48.-
Tribunal, juicio, juez.
50.-
Perdón, redención, libertad.
60.-
Venganza.
70.-
Iniciado, ciencia, gracias.
71.-
Naturaleza.
75.-
Mundo sensible.
77.-
Perdón, arrepentimiento, gracia.
80.-
Resurrección, curación.
81.-
Adepto.
90.-
Obcecamiento, error, aflicción.
100.-
Favores divinos.
120.-
Amor divino, patriotismo.
121.-
Juegos.
200.-
Irresolución.
215.-
Calamidad.
300.-
Salud, creencia, fe, filosofía.
313.-
Mensajero divino, adepto.
350.-
Esperanza, justicia.
360.-
Recinto de la ciudad, habitación, sociedad.
365.-
Astronomía.
400.-
Viaje puro y penoso.
490.-
Sacerdotes, teología.
500.-
Elegidos, santidad.
600.-
Perfección.
666.-
Espíritu, infernal, trama, maquinaciones, complot, enemigos.
700.-
Fuerza.
800.-
Imperio.
900.-
Guerra, hambres.
1000.-
Misericordia.
1095.-
Taciturnidad.
1360.-
Tormentos.
1390.-
Persecuciones.
La finalidad de la Cábala es el
conocimiento directo, especialmente de Dios. En uno de sus más claros
antecedentes, el Sefer yetzira (compuesto entre los siglos III y VI
d.J.C.), la creación se explica como un proceso en el que intervienen los diez sefirot,
emanaciones divinas o poderes internos del organismo divino, con las letras del
alfabeto hebreo. La suma arroja el resultado de 32 senderos de conocimiento
secreto, lo cual, ya en el siglo XII, llevó a un amplio simbolismo místico.
El desarrollo como mística
numerológica, bien estudiado por Scholem en 1961, se debe a judíos sefardíes.
Más que a la llamada Escuela de Gerona, de la primera mitad del siglo
XIII, que sintetizó la corriente mística del Languedoc y el conjunto de textos
de Oriente Medio conocido como Libro de la Brillantez, Sefer ha-Bahir,
difundido en la misma zona, a finales del siglo XII, a autores de índole más
aventurera y propagandística, como Abraham ben Samuel Abulafia, especuladores
de relaciones entre las 22 letras del alefato (alfabeto hebreo) y las mociones
con las que se representan las vocales con el conocimiento intuitivo,
profético, del mundo. En lo que concierne a la numerología, su doctrina culminó
en el siglo XVIII en el desarrollo dado por los hasidíes, a partir de
enseñanzas de Israel Ba'al Shem Tov, el Besht. Se llega a tres tipos de cálculo
numérico:1) Gematriya, cálculo del valor numérico de las palabras hebraicas y la permutación de otras palabras del mismo valor.
2) Notarikon, interpretación de las letras de una palabra como abreviaciones de oraciones completas.
3) Temurah, permutación de letras, de acuerdo con ciertas reglas fijas: por ejemplo, el tetragrama, las cuatro consonantes del nombre secreto de Dios se representan mediante las cuatro de la palabra Adonai, el Señor.
Chaim Potok, en su libro de 1967 The Chosen (“Los elegidos”), proporciona un ejemplo clarísimo de gematriya, en la siguiente explicación de uno de sus personajes:
Está escrito: «Este mundo es como un vestíbulo antes del mundo-por-venir; prepárate en el vestíbulo para poder entrar en la residencia.» El significado es claro: el vestíbulo es este mundo y la residencia el mundo-por-venir. Escuchad. En gematriya, las palabras «este mundo» dan ciento sesenta y tres y las palabras «el mundo-por-venir» dan ciento cincuenta y cuatro. La diferencia entre «este mundo» y «el mundo por venir» es nueve. Nueve es la mitad de dieciocho. Dieciocho es chai [léase jai], vida. En este mundo sólo hay media vida. ¡Estamos sólo medio vivos en este mundo! ¡Sólo medio vivos!
... Cada letra del alfabeto hebreo es también un número, de modo que cada palabra hebrea tiene un valor numérico. Las palabras para «este mundo» en hebreo son «olam hazeh» y sumando el valor numérico de cada letra, el valor numérico total de la palabra es ciento sesenta y tres.
Lo anterior es una pequeña muestra de algunos usos de los nombres del número que no corresponden a su función primaria de numerar. Se trata de empleos limitados por convenciones sociales o ampliados en usos traslaticios, derivados, o simbólicos, sobre los cuales cabe extenderse y que dan paso a otros mundos culturales. También caben aquí consideraciones a medio camino entre la Semiología, la Semántica, la Estilística y la Pragmática, por tratarse de usos lingüísticos fijados. La realidad compleja de la cultura a veces utiliza los numerales en discrepancia de la afirmación que se considera ejemplo de la seguridad: dos y dos son cuatro. Bien, dos y dos son cuatro; pero también pueden simbolizar otras muchas cosas.