Monday, September 29, 2025

Lengua e interpretación del mundo: la llamada “hipótesis Sapir-Whorf”

Benjamin Lee Whorf
Edward Sapir
 Una primera aseveración puede resultar desconcertante: los lingüistas y
antropólogos casi estrictamente coetáneos Edward Sapir (1884–1939) y Benjamin Lee Whorf (1897-1941) nunca formularon directa y conjuntamente la hipótesis que recibe ese nombre. 

Se aceptan dos versiones de la hipótesis. La llamada fuerte vendría a afirmar que toda la actividad humana, tanto de pensamiento como de acción, estaría condicionada por limitaciones impuestas por el lenguaje. La débil, que en la actualidad se prefiere denominar relatividad lingüística, se limita a señalar cómo el lenguaje condiciona en ocasiones el pensamiento y la conducta humanos. Tanto Sapir como Whorf expresaron ideas que coinciden con esos planteamientos; pero nunca lo hicieron de una manera formal ni, mucho menos, conjunta. Parece más acertado suponer que son ideas de época o de generación y no tesis o propuestas formales. 

La idea de que la estructura lingüística afecta la percepción del mundo o cosmovisión de los hablantes debe situarse en el contexto de la percepción de las relaciones de lengua y cultura por las diferentes escuelas en distintos países. Mientras que en Inglaterra se consideraba la unidad de lengua y cultura como el producto de un acontecimiento o acción social, Francia y los Estados Unidos preferían explicarla como producto cultural o herencia social. Inglaterra enfocaba el asunto fundamentalmente como actividad, mientras que Francia y los Estados Unidos lo hacían como resultado. 

En lo que concierne a Alemania, Guillermo de Humboldt había considerado el lenguaje como «emanación específica del espíritu de una nación concreta» y afirmado que el lenguaje de una nación está vinculado a una manera específica de ver el mundo de los hablantes de una lengua. Por ello es precursor del punto de vista romántico, que relaciona lengua y nación. Lenguaje y visión del mundo serían intercausantes. La concepción del mundo de los hablantes se vincularía a la configuración de su pensamiento gracias a una forma lingüística interior que es categorizadora. De ideas de este tipo derivan otras, como la de una conexión supuestamente inevitable y natural que existiría entre la lengua y la literatura de una nación. A esta visión romántica se puede oponer la de Sapir, en Language, para quien "Tal vez tengamos que admitir, a pesar nuestro, que, dejando a un lado el reflejo del medio ambiente en el patrimonio lingüístico de un lenguaje, éste no contenga nada que se pueda considerar directamente relacionado con el medio. Si esto es verdad, y hay motivos suficientes para suponer que ocurre así, debemos concluir que las variaciones culturales no se   producen de modo paralelo a las variaciones lingüísticas y, en consecuencia, que no están situadas en una estrecha relación causal".

Kenneth Lee Pike

El lenguaje es uno de los sistemas culturales con posible influencia en la conducta; por ello no es de extrañar que sea en América, influida durante largo tiempo por la filosofía conductista, donde se presenta una doble consideración. Una es la de autores como Hoijer y Pike, quienes sostienen que el lenguaje, como parte del todo constituido por los hechos culturales, organizados en los restantes sistemas culturales, no es algo distinto de estos últimos. La otra es la de quienes diferencian estructuralmente lenguaje y conducta como muestra de una separación drástica inicial entre unidades verbales y no verbales (como proponía en Inglaterra Robins).

Para Edward Sapir, de época posterior a Humboldt, situado en un entorno cultural distinto y con preocupaciones concretas diferentes, las soluciones llegarán por caminos menos etéreos. Para él, el lenguaje refleja el ambiente según dos tipos de factores: medio físico y medio social. El medio físico se refleja en el lenguaje indirectamente, pues el medio social le es imprescindible. Podría establecerse como factor común de esta escuela y las anteriores el hecho de que en la aprehensión del mundo exterior intervienen factores subjetivos que transforman la captación objetiva de la realidad y que se pueden considerar socialmente, en lo que von Humboldt llamaba nación y Durkheim y Mauss pensamiento colectivo, que no son conceptos intercambiables ni mucho menos. Autores diversos (Humboldt, Durkheim, Mauss y Sapir) coinciden en que entre el medio físico y el lenguaje están los factores sociales que influyen en el reflejo del primero sobre el segundo. Además, es necesario tener en cuenta que el medio social es bifacial: hay una influencia social directamente ligada al medio físico, y una influencia social más independiente de éste.  Como Sapir expone claramente que el ambiente físico y social de los hablantes de una lengua se expresa en el léxico (en el “patrimonio de palabras", textualmente), en éste resultan incluidos los dos tipos de factores sociales: el relacionado con el medio físico, de mayor concreción, y el menos relacionado con el medio físico, de mayor abstracción.

En resumen, puede concordarse en que el lenguaje no es un calco de la realidad, sino la expresión de lo que de la misma aprehende el cerebro, aprehensión en la que no sólo interviene el subjetivismo del hablante, sino también la acción colectiva de la sociedad, en la que está incluido lo lingüístico. Esta circularidad pone de relieve el doble carácter del lenguaje: como producto (en Humboldt ergon) y como actividad (energeia) que influye, junto a los restantes factores sociales, en su nueva aparición sincrónica como producto. En este hacerse y deshacerse del lenguaje se entretejen factores temporales o diacrónicos y de ubicación o diatópicos que transforman, disgregan y unifican las lenguas en el tiempo y en el espacio.

El individuo, por tanto, no percibe la realidad como si fuera una máquina, sino que tiene dos motivos de transformación, uno endógeno, su subjetivismo, otro exógeno, el ambiente, la propia sociedad. Cada sociedad tiene su propio sistema de aprehensión del mundo exterior, fijado en sus categorías. Lo que puede ser todavía aceptable (y también rechazable, valga el oxímoron) dentro de la hipótesis Sapir-Whorf, especialmente en la formulación más extrema de este último, sería la influencia de esta categorización del mundo real (expresada lingüísticamente en las categorías lingüísticas) en la categorización mental. Pero todo individuo podría cambiar de código (y por ello de categorización) sin que ello signifique, como pretendía Humboldt, que su concepción del mundo cambie.