Saludos a todos:
Todos los años recibo varias veces parecidas preguntas sobre mi tarjeta navideña, que voy contestando individualmente. Este año me animo a poner las respuestas a algunas, con el deseo de que esta idea sea bien acogida.
Quizás, si explico la idea general, varias de esas cuestiones reciban una respuesta implícita.
En la esquina superior derecha coloco la foto del narrador de la historia. En 2021 esa historia es sencilla: en primer lugar, esquina superior izquierda, hay una capilla de Adviento, es decir, de la época de espera de Jesús, Quien todavía no está en Su cuna. Esperamos con María y José. La foto es de la iglesia de Nuestra Señora del Líbano de Coral Gables (Miami), Florida. Es la iglesia maronita, o sea, cristiana católica de rito oriental, a la que suelo ir a misa cuando estoy en Coral Gables. (Mis muchos amigos maronitas me han adoptado como uno de ellos).
En la esquina izquierda, abajo, tenemos una Epifanía del siglo XVI conservada en la ermita segoviana que se trasladó piedra a piedra a Miami y se terminó de montar y arreglar en los años cincuenta del siglo pasado. El Rey Mago cuya cara está destrozada probablemente era ya un rey negro. Originariamente los Magos representaban las tres edades del hombre, desde el siglo XIV cada vez representan más los tres continentes conocidos, asociados a las tres razas. Esa cara destrozada me hace tener presentes a todas las personas desplazadas, refugiadas, perseguidas y heridas.
En la esquina inferior derecha, de una iglesia francesa, los tres Reyes Magos duermen y el ángel les advierte en su sueño de que no regresen a ver a Herodes. Volverán a sus países por otro camino y la Sagrada Familia huirá a Egipto. El odio y la mentira son los padres de la emigración forzosa que tantas familias sufren hoy, para vergüenza de todos.
He querido construir así una oración y una reflexión sobre la esperanza. Naguib Mahfuz, el premio Nobel egipcio, dijo en una entrevista una frase que hago mía: "A mi edad, ser pesimista es indecente".
Entre las imágenes coloco la felicitación de Navidad y Año Nuevo en varias lenguas, todas ellas asociadas a momentos de mi vida en los que me ocupé de ellas. Soy un lingüista de las lenguas y éste es un gesto de afecto, de recuerdo. De algunas de ellas sé muy poco; pero por distintas razones cuentan en mi vida:
Español (mi lengua materna), inglés (la lengua de trabajo de mi segunda patria), tai (lengua de un país y también de una parte de China, lugares donde hice buenas amistades y exploraciones etnolingüísticas), chino (lengua de muchos amigos y de una cultura que me fascina, como a tantos), navajo (un recuerdo a mis amigos indoamericanos y una alusión a la importancia de la codificación en lingüística), árabe (la lengua de mi vida, siempre en lucha con ella), hebreo (Jesús era judío, leía el texto en hebreo, aunque posiblemente era hablante de arameo-siriaco, lengua que a veces uso en la tarjeta), urdu (una asociación con mis trabajos en Pakistán y recuerdo de mis amigos).
Así, con esperanza, pido por mis amigos y lectores, a quienes deseo lo mejor.
Mi padre, Francisco Marcos de Lanuza, que era catedrático de Matemáticas y tenía un peculiar sentido del humor, me enseñó una oración acorde con él:
"Señor, concede a mis alumnos y sus familias lo que ellos deseen para mí y la mía".