Dallas, Tejas |
Los maestros norteamericanos tienen en estos momentos una
clara sensación de crisis que va más allá de los planteamientos meramente
escolares, ya que afecta a la vida misma de sus estudiantes y sus familias. Entre
el 23 y el 26 de febrero de 2017 se celebró en Dallas, Tejas, el congreso anual
de NABE, National Association for Bilingual Education. Fue el foro indicado
para medir la temperatura de los docentes más implicados en la educación bilingüe.
NABE es una asociación que engloba a maestros bilingües de muchas lenguas; pero
la mayoritaria como lengua segunda en el sistema de enseñanza es el español. Ya en la sesión plenaria inaugural se hizo
notar que más de cinco millones de escolares del sistema público norteamericano
tienen padre o madre (o los dos) indocumentados y en riesgo de deportación. También
se hizo notar que, por primera vez en la historia, la mayoría de los
estudiantes de las escuelas pertenece a lo que aquí se llama color students,
es decir, no son blancos caucásicos (whites en la terminología del censo
norteamericano). Los dos grupos más representativos de esos estudiantes “de
color” son los hispanos y los afro-americanos, por ese orden. Eso significa
también que a finales de la década de 2020 la mayoría de votantes jóvenes no
será anglo-europea (white). La crisis migratoria afecta directamente a
dos tipos de escolares que hasta ahora estaban relativamente protegidos por dos
programas, DACA, Deferred Action for Childhood Arrivals, y la DREAM Act,
Development, Relief, and Education for Alien Minors. Aunque se hayan vertido lágrimas
de cocodrilo sobre los menores afectados por la deportación, lo cierto es que se
siguen deportando menores, como se puede comprobar en este informe de NiLP.
El modelo educativo vigente,
que el gobierno actual se propone sustituir, se basa en el plan federal de
educación de 2002, No Child Left Behind,
que responsabiliza a las escuelas de los resultados de las pruebas estatales y
el índice de abandono escolar de acuerdo con un baremo que se basa en cuatro
grupos de estudiantes: Whites, Hispanics,
African-American y económicamente
desfavorecidos. Un complejo sistema de financiación garantiza un relativo
equilibrio básico entre los distritos de los barrios ricos y los de las zonas
pobres. Las dificultades no se originan principalmente como consecuencia de las
diferencias económicas, sino como consecuencia de la calidad de los gestores
educativos, en último término elegidos por los ciudadanos. Un cambio en la creciente inmigración mexicana de un nuevo tipo, la de
los profesionales e industriales o comerciantes de las capas medias y altas de
la sociedad de México, que han ido tratando de sacar a sus familias del peligro
de los secuestros y exporsiones ha conducido a una inmigración mexicana del
norte, más rica, y otra del sur, más pobre, diferentes incluso en su apariencia
física, y creado una nueva fractura dentro de la sociedad, fresitas y pelados.
El 17 de mayo de 1954, en el juicio de Brown contra el Consejo de Educación de Topeka, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, presidido por Earl Warren,
declaró que la segregación racial en las escuelas violaba la Cláusula sobre Protección Igualitaria de la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos. Se basó para ello en que la separación por escuelas de estudiantes
blancos y negros negaba la igualdad de oportunidades en educación. Conseguida
la igualdad de acceso a las escuelas, sin distinción de raza, el paso
siguiente, esencial para el movimiento chicano, fue la lucha por la enseñanza
bilingüe y bicultural. Lo realmente importante de ese binomio adjetivo es el
segundo, bicultural. Dentro de lo
políticamente correcto nadie se debe sentir discriminado por razón de su
origen. La situación escolar incide en la del español de los EEUU. Las grandes
asociaciones, como NABE, son conscientes de la situación y apoyan decididamente
los programas llamados de Dual Language. Se caracterizan porque cada
curso cuenta con dos maestros y dos aulas. En los Estados Unidos es general que
los estudiantes se muevan y los maestros tengan su aula. Cada uno de los dos
maestros enseña una serie de materias en una lengua y, a medio semestre, se
alternan en el uso de la lengua y las materias impartidas. Los resultados son
impresionantes: los escolares hispanos de este sistema registran, en distritos
de clase media baja y baja, hasta un 82% de éxito en los exámenes estatales de
Matemáticas y Ciencias, frente a un 53% de los que siguen el sistema normal y
algo más en los sistemas bilingües tradicionales.
Sesenta años después del caso Brown, un estudio de la Universidad de
California en Los Ángeles, con el sugestivo título de “Brown at 60” apunta a la pervivencia de la segregación en
las escuelas de Tejas, de una forma más sutil. En los barrios de mayor concentración
de latinos, sureste, sur y oeste de San Antonio, más de la mitad de todos los
latinos asisten a escuelas en las que al menos el 90% de los alumnos proceden
de las minorías desfavorecidas (hispanos, indios y negros). El estudio destaca
que los latinos son más segregados que los negros en el sistema escolar y que
California es el estado con mayor segregación de latinos. Erica Frankenberg, una de las coautoras, observa que las escuelas en
las que se practica la segregación “suelen ser escuelas con gran concentración
de pobreza y acumulan diversas desventajas educativas para esos alumnos”.
En 1968 se aprobó la ley de educación bilingüe (Bilingual Education Act). El artículo
VII de la ley autorizaba la cesión de financiación federal a los distritos interesados
en el desarrollo de la educación bilingüe y también a los investigadores de las
distintas cuestiones implicadas. El cambio era notable, aunque la financiación,
tras el correspondiente concurso, sólo llegó a un número limitado de distritos.
Entre 1880 y 1968, puede decirse, lo esencial era la política lingüística
asimiladora, a partir de 1968 se abre una época más cercana al espíritu de la
Constitución y se favorece, a veces muy tímidamente, una educación que respete
los rasgos de las minorías, especialmente la minoría mayoritaria y ya mayoría
en bastantes distritos, la hispana.
Si en las opciones sobre la enseñanza bilingüe parece
claramente preferible la opción dual, aunque su implantación tropezará todavía
con reticencias en ciertos estados y distritos, la discusión que puede afectar
gravemente al español es la de la financiación, desde la normativa federal. Se
trata de la contraposición del actual sistema, basado en los impuestos
municipales y las ayudas estatales y federales, al sistema de cheque escolar.
La oposición es tan clara que en la votación en el Senado para aceptar a la
Secretaria de Educación propuesta fue necesario el voto de desempate del
vicepresidente de los EEUU, lo cual es excepcional. La presión en contra
realizada por las asociaciones escolares y profesionales fue muy intensa. El
cheque escolar, tal como se plantea en los EEUU, supone que cada escolar recibiría
un vale (un voucher en inglés), que le permitiría elegir a qué escuela
quiera ir. En teoría supone un avance de la igualdad, en la práctica es todo lo
contrario. Las escuelas mejores tienen una serie de actividades y de exigencias
que no serían asumibles por todos los escolares con el vale correspondiente, lo
que abriría una brecha en el interior de cada escuela. La necesidad de
financiación de los vales obligaría a la supresión de programas destinados a
los hablantes de lenguas distintas del inglés y afectaría gravemente a los
estudios de español y de otras materias en español en la escuela. La pretendida
igualdad conduce a una desigualdad efectiva.
Para
enfrentar correctamente la situación del español en los Estados Unidos hay que
tener claros tres conceptos de partida: El primero se refiere a su condición de
lengua de los EEUU, lengua que tiene un lugar preciso en la historia de
la nación. Para comprenderlo no basta con la estructura demográfica de la
población, también hay que contar con su estructura funcional, con las
repercusiones que tiene cada grupo de hablantes y, además, con el problema de relacionarse
con la población a través de textos traducidos a un lenguaje llano, que
comunique efectivamente. El segundo concepto es cómo elegir un modelo educativo
que incluya el bilingüismo y, especialmente, que tenga en cuenta las ventajas
de la enseñanza dual, todo ello dentro del marco complejo, pero armónico, de
las disposiciones educativas. El tercer concepto es que la financiación escolar
afecta a las posibilidades de desarrollar modelos educativos adaptados a los
diversos tipos de escolares, se trata de distribuir las ayudas de manera que
favorezcan a quienes las necesitan. Equidad
no debe entenderse como dar a todos lo mismo, sino como financiar la educación de
manera que el resultado sea el acceso a ella de todos los escolares por igual.