Supongo que, como es normal con el paso
de los años, cada vez tienen más que ver con el sentido de la vida que, en mi
caso, se plantea desde la libertad como rasgo específico. A mi juicio el
lenguaje es una consecuencia de la libertad: de todos los animales, el hombre es
el único que puede elegir y por eso necesita la estructuración de la realidad
que codifica y transmite por el lenguaje . Hay otro punto fundamental en
relación con esto, que es el de cómo habla Dios a los hombres; pero éste,
naturalmente, sólo importa a los creyentes.
El hombre tiene una capacidad
de lenguaje que está relacionada con una capacidad de reconocer. Soy platónico
en esto. Sólo podemos reconocer las sombras que el fuego proyecta sobre el fondo
de la caverna si existen esas figuras proyectadas y si, por nuestra propia
naturaleza, somos capaces de establecer la asociación entre lo que vemos, las
sombras, y su origen, las figuras reales.
He hecho explícitas estas notas
a partir del estupendo artículo de Fernando González Ollé sobre las gramáticas de la RAE [en J. J. Gómez
Asencio, El castellano y su codificación gramatical. Volumen III (de 1700 a
1854). Burgos, Instituto castellano y leonés de la lengua, 2011, 717-766].
Ya le he dicho, a Fernando, que, frente a lo que me escribe al enviármelo,
considero que está totalmente dentro de mis intereses, porque me importa ver
cómo los gramáticos asocian las sombras y las figuras (y cómo él las asocia en
ellos), del mismo modo que me importa cómo se asocia el firmamento, los astros,
con el conocimiento que el hombre tiene del mundo y cómo se asignan mitos a ello
y se representan artísticamente, empezando, como es natural, por las pinturas
rupestres: la Astrolingüística es mi última esfera de interrogación. Daré una
ponencia en la UNED el lunes 18 de junio, en la reunión de los profesores del
Máster. Hay programas de Astronomía para el ordenador que me ayudan enormemente;
pero la gran ayuda procede, sin duda, del formidable Bachillerato que estudiamos.
En la Astrolingüística me planteo la interpretación del cielo como un código,
como un lenguaje que hay que descifrar, primero, memorizar y transmitir después.
Los astros ocupan una determinada posición en la época en la que es mejor
plantar o en la que es mejor desplazarse a un sitio donde se podrá recolectar
más comida, o indicarán cuándo se desplazan los animales y hay más de ellos o es
más fácil cazarlos. En consecuencia los astros también se asociarán a los ritos
que la interpretación mitológica de ese lenguaje astral origine.
Porque
una vez que se han realizado esas asociaciones, es decir, que se ha categorizado
ese conocimiento, hay que transmitirlo. No sabemos cómo lo hacían oralmente los
autores de las pinturas; pero está claro que sí sabemos cómo lo hacían
artísticamente, aunque nos falte mucho para darles esa interpretación adecuada.
Por supuesto, es más fácil aprender la posición de los astros si hay un mito que
la haga más asimilable, como la alternancia de Perseo, Andrómeda y Casiopea,
entre otras. Orión es el Cazador, Ceres la recolectora; pero asociaciones parecidas
existen también, a su manera (en su lengua), entre los aztecas, los navajos,
los mayas y otros pueblos. Están ahí, ante nuestros ojos sordos y mudos, para
que, además de verlas y mirarlas, las interpretemos.
Humani nihil a me
alienum puto. Todo está dicho; pero me gustaría que se recordara I Corintios
13:11-13 y (porque hay que precaverse de los peligros) I Juan 4:1-6.
Wednesday, May 16, 2012
Saturday, May 12, 2012
El "castellano" del Río de la Plata
He tenido ocasión de reseñar recientemente un libro que me parece merecedor de reflexión. Se trata del editado por Ángela Di Tullio y Rolf Kailuweit, El español rioplatense: lengua, literatura, expresiones culturales. (Madrid-Francfort: Iberoamericana-Vervuert,
2011. Pp. 319. ISBN 978-84-8489-636-4). Resumo algo de lo dicho en la recensión crítica, suprimo las observaciones formales y añado otros detalles.
Aunque los compiladores dividen los trabajos, con buen criterio, en cuatro secciones, en opinión de este crítico se pueden analizar en tres: estudios sobre
caracterización lingüística específica o general (Virginia Bertolotti, Andrea
Pešková, Christph Gabriel, Ingo Feldhausen, Esther Rinke), contribuciones sobre la
constitución propia de la variedad argentina, entre rechazo y aplicación de la
norma general (Antonella Cancellier, Valeria Sardi, Guiomar E. Ciapuscio, Carla
F. Miotto, Ángela di Tullio, Rolf Kailuweit, Kathrin Engels), y artículos de
tipo empírico (Jaqueline Balint-Zanchetta, Christoffe Apprill, Stefan Pfänder,
Facundo Nazareno Saxe). Estos últimos están generalmente basados en corpus, en
los que se analizan los rasgos lingüísticos e identitarios con base en obras
literarias y en el tango. Llama la atención el hecho de que ninguno de los
autores tiene apellidos españoles criollos. Su herencia cultural, por lo tanto,
tendrá tintes centroeuropeos o "tanos", algo perfectamente asumible; pero que
conviene señalar para el lector general. Éste hallará una abundante información y
una rica variedad de ejemplos que da a este volumen interés y utilidad para
investigadores y docentes, dentro de que, como toda obra colectiva, se puedan
encontrar desiguales las contribuciones. El español, el francés, el italiano,
dialectos y variantes de todos ellos, con las referencias oportunas al inglés
y, de manera polémica, al gallego (Eva Gugenberger), muestran el trabajo arduo
dentro del espacio de lenguas en cruce.
Se parte de asunciones, como que hay una oralidad
totalmente espontánea y una representación literaria de la realidad. Los
compiladores, en su introducción, son claros en su negación de que la lengua
objeto de la lingüística sea sólo la lengua oral y argumentan con buen criterio
que el texto literario es un producto también lingüístico. Muy oportuna es su
postura de que el vínculo entre oralidad y argentinidad les parece anacrónico.
Quedará claro en las contribuciones que los rasgos lingüísticos específicos
argentinos se presentan y se quieren presentar en la obra literaria. Algunas de
sus consecuencias resultan útiles en el contexto de la formación de las
variedades lingüísticas de los Estados Unidos. Así, en la página 230, K. Engels
y R. Kailuweit apuntan la idea del desarrollo y pervivencia del cocoliche
(habla mixta ítalo-hispana) como lengua del aprendiz, una variedad aprendida y
mantenida a partir de la segunda generación, que ya domina la variedad local,
porteña en el entorno estudiado. Esta segunda generación, que se expresa
habitualmente en el castellano del área, aprende el cocoliche. Esta
circunstancia puede estar apareciendo en el desarrollo de las hablas mixtas que
se agrupan bajo la denominación de ‘spanglish’, que aparece con cierta
frecuencia como recurso lingüístico de identidad en hablantes que dominan el
inglés e, incluso, las dos lenguas, cual se aprecia en escritores y profesores
tejanos como Norma Cantú.
Es recurrente en los estudios incluidos la cuestión
del Estado y la lengua nacional argentina, aunque los autores se inclinan por
una caracterización de usos rioplatenses (ambas orillas, argentina y uruguaya),
frente a usos del interior de la Argentina. Los editores destacan el papel
fundamental de la inmigración europea, con su doble función de consolidación de
las instituciones e instrumento de población. Frente al inmigrante, el
autóctono estaba alfabetizado, ejercía sus derechos cívicos y estaba empleado.
Si bien la educación era una palanca de movilidad social, el sistema escolar no
creaba una clase “culta” por sí mismo, sino que, por sí mismo, recuérdese, sólo podía
proporcionar una base “semiculta”, que favorece un tipo de escuela externa a
los aspectos más profundos de la producción cultural. Como se observa en los Estados
Unidos también ahora, los productos de esa escuela son lectores de diarios,
revistas y folletines. El resultado en la Argentina de ayer como en los Estados
Unidos de hoy es el incremento de esos medios de comunicación semicultos, sin
olvidar que en la época argentina de referencia (fines del XIX, principios del
XX), no existían ni la radio ni la televisión, es decir, que toda esa formación
se concentraba en las publicaciones impresas. Las manifestaciones prototípicas
de ese espacio cultural creado por la relación estrecha entre Argentina y Uruguay
son el tango y el sainete criollo.
La modalidad rioplatense se define por una serie de
rasgos lingüísticos que son considerados dentro de una escala de
posicionamientos que van desde la simple variante hasta el germen de una nueva
lengua nacional. Es muy interesante y está bien documentada la aportación de
Juan Bautista Alberdi a la evolución de las ideas sobre el español de la
Argentina. Ciapuscio y Miotto (pp. 169 ss.)
no presentan la consecuencia de que existan dos niveles que constituyen
una diglosia, A, el francés y B, el argentino, que sí será explícita en
artículo siguiente, de Di Tullio. Una figura crucial, como Miguel Cané, expresó
perfectamente (p. 194) las limitaciones de la educación lingüística del rioplatense
por el desequilibrio en su trato con los libros franceses y la literatura
española: “Las primeras impresiones positivamente desagradables que sentí
respecto a la manera con que hablamos y escribimos nuestra lengua, fue cuando
las exigencias de mi carrera me llevaron a habitar en el extranjero, países
donde también impera el idioma castellano”.
En esta parte central del libro también se dedica
espacio a la distinción entre la construcción con las preposiciones de o en
del sintagma “español de/en la Argentina”. Como se aprecia, este tipo de
discusiones tienen lejanos antecedentes y son permanentes. La percepción como
problema de la variedad rioplatense (o de cualquier otra variedad
hispanoamericana) no es exclusiva de los
españoles de España o de América, sino que está muy presente en las corrientes
que se mantienen con fuerza. Particular importancia tiene la educación; pero
también la prensa participa de esta idea en muchos períodos. Respecto a la participación de foráneos en las
discusiones, es oportuno recordar la cita de Victoria Ocampo (p. 198): “El
extranjero de fama trata de dar respuestas sentidas; pero el hecho es que, por
lo general, sólo despierta protestas. Si es irónico, lo encuentran superficial;
si es sincero, insolente. Al fin de cuentas, le darán la espalda”. Por lo general, debajo de la cuestión
lingüística hay un planteo de actitudes temerosas ante el supuesto
neo-imperialismo español, a cuyo servicio estaría la lengua. Esta actitud no ha
desaparecido y produce un antagonismo que se muestra en cada crisis económica y
se manifiesta léxicamente en términos extremos como “gallego bruto” y “sudaca”.
Ambos términos reflejan por igual el espíritu de campanario.
Desde el punto de vista lingüístico y cultural –hay
coincidencia en los autores—el habla rioplatense se constituyó por medio de
textos literarios. Es otro ejemplo claro de que la separación entre lengua oral
– lengua escrita – lengua literaria es una falacia que carece de justificación,
salvo para construir corpus.
Thursday, May 10, 2012
El cariño
El cumpleaños de una persona querida es siempre una acción de gracias. Los años pasan y el círculo se convierte en un cono, la base es amplia y la punta mínima. Por eso es tan agradable disfrutar de una gran familia. Sobre todo cuando, desde lejos, uno se libra de los posibles inconvenientes (aunque sufra la distancia, cuando toca).
Seguramente estas reflexiones banales están favorecidas porque el día de cumpleaños que va terminando en este hemisferio (y ya terminó para ella en el suyo) es el de mi hija mayor. Ser la médico de este familión requiere, desde luego, una paciencia sin límites, una firmeza compacta, un saber amplio y una habilidad maquiavélica, hacia fuera y hacia dentro. La he visto atender todo tipo de situaciones médicas, desde las más duras a las más alegres, siempre con idéntica actitud: la profesional. Algunas veces lo hemos pasado realmente muy mal juntos en alguno de esos casos. Sin duda el sobrenombre de Grumpy que eligió es un oxímoron. Pero dejar al Dr. House el de beautiful person fue, en cambio, acertado, porque hay que tener mucho salero para disfrutar una vida de felicidad en una casa de dos profesionales españoles de la sanidad pública, de dos hospitales y dos entornos diferentes. Menos mal que les encanta la música, porque la cosa tiene bemoles.
Ha sido un acierto abrir el blog de Grumpy and a Beautiful Person a las aportaciones que ya no son del círculo, sino del tronco del cono, e incluso permitir escribir a la punta del mismo, aunque se haya moderado. Cuando se tiene gracia para escribir un blog personal y no uno habitualmente profesional, como éste, que hoy es una excepción, se produce una transmutación en las relaciones familiares. Todos sabemos que acabaremos saliendo en algún momento, con nuestros prudentes pseudónimos y, con humor, desde luego, con nuestros más destacados desaciertos. Y es que quien no tiene sentido del humor no tiene sentido del amor.
Hacer que tantos compartamos un camino mirando hacia la misma meta es el mayor ejercicio de amor que conozco. No me extraña que la respuesta sea masiva. Pero sobre todo quiero agradecer lo que me ha supuesto de compañía en el día de hoy. Ya sé que es un reflejo; pero lo de In me you see a man alone no ha funcionado hoy para nada y, de hecho, al elegir entre prepararme mi cena reglamentaria y dedicar un momento a estas líneas, ni lo he dudado: los hábitos se han roto sin remordimiento, incluso con cierta alegría torera (y ya hace falta que esté contento para que use ese adjetivo tan ajeno a mí, aunque tan cercano a los gustos de la mayoría).
Claro que ya sé que tendré que escribir pronto algo dentro del tono habitual de mi blog, para no dejar estos párrafos en el primer plano más de lo imprescindible. Pero estarán allí, escondidillos, y podré asomarme de vez en cuando y recordar un diez de mayo de 2012 que fue mejor que los otros días del año, gracias a todos.
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