Sunday, July 4, 2010
¡Argentinos, a las cosas!
Quiero recordar ahora estas palabras de Ortega para meditar sobre lo que realmente debe doler en este momento: ¿Qué se ha hecho de la Argentina en los últimos sesenta años?
Los últimos veinte son la consecuencia de la tendencia iniciada cuando un país decidió no confiar más en sí mismo y en sus propia capacidad de renovación de estructuras sociales. Se empezó entonces a adorar a dioses falsos y, al mismo tiempo, porque no se perdió la inevitable capacidad crítica, se relativizó esa adoración. Se aprendió a depender de otro que me lo arreglara todo, en vez de aprender a planificar y a seguir una cierta disciplina. Si se podía sujetar con el alambre, bastaba con que aguantase.
He sentido, como cualquiera movido por una pasión argentina, el bochorno público que da a los resultados deportivos su resonancia universal; pero me ha servido para hacerme muchas más preguntas. La mayor parte de los jugadores del seleccionado juega fuera del país: ¿Dónde laburan los mejores médicos, químicos, matemáticos y cerebros argentinos? ¿Por qué los mejores argentinos se van del país del que nunca se van del todo? ¿Por qué los ciudadanos han tirado la toalla y dejan que otros se ocupen de organizar su estructura social, como pretexto para engrosar de manera vergonzosa su patrimonio personal? Ahora hay que buscar los responsables dentro, ya son muchos años de estar solos con las propias responsabilidades y no se pueden buscar fuera (los gringos, los gallegos, los tanos).
Trabajar en las cosas concretas, seguir un orden, buscar a los competentes, promocionarlos y valorar la educación. Todo ello me parece bastante más cerca de Sarmiento o de Mitre que de los que, desde la cueva de Alí Babá, tratan de robar a los argentinos hasta los valores educativos y culturales que dan fundamento a su historia y no dudan en denigrar a las figuras de un pasado ciertamente más glorioso que el presente; pero que no se puede volver a vivir.
¡Argentinos, a fabricarse el futuro!