Plinio el Viejo |
Cromlech de Adiko Soro, Eugi, Navarra |
La posición tradicional de los historiadores del español ha sido
situar la lengua vasca entre las lenguas prerromanas, sin excepciones. La
cuestión, sin embargo, está muy lejos de ser resuelta y, como se señala en un
reciente estudio que resume y matiza las diferentes posturas previas (Abaitua Odriozola, Joseba y
Mikel Unzueta Portilla,2011: «Ponderación bibliográfica en historiografía lingüística. El caso de la “vasconización tardía”», Oihenart, 26, 2011,
5-26: 6), “los expertos que podemos denominar “externos” (o alógenos) apoyan
sin ambages y de manera unánime la teoría de que los territorios actuales de
Álava (con Treviño), Vizcaya y Guipúzcoa fueron vasconizados en época
tardoantigua. Contrariamente, los autores que denominamos “internos” (o locales)
se dividen entre quienes optan por una matizada discrepancia y quienes se
refugian en la ambigüedad o el silencio”.
Naciones hispanas según Gómez Moreno |
Por la
importancia que tiene el cambio de perspectiva, conviene precisar dos términos.
El primero de ellos es el de vascones, que, aunque conocido desde la
Antigüedad (Estrabón, Livio, Plinio y otros), “solo comenzó a asociarse con la
lengua vasca en época altomedieval (siglos VI-VIII)” (ibid.). Los
testimonios anteriores de los vascones “exhibían de manera predominante rasgos lingüísticos
de tipo celtibérico (y solo exiguos indicios de vasquidad)”. El segundo es el
de vasconización (ibid.), “aunque con rigor habría que hablar de aquitanización
o euskerización (o también vasquización)”. No se trata de
algo nuevo, pues ya Manuel Gómez-Moreno había advertido del carácter celtíbero
de supuestos términos vascos y precisado («Sobre
los iberos y su lengua», Homenaje
a Menéndez Pidal, III. Hernando, Madrid, 1925, 475-499: 477):
“Las
modernas provincias Vascongadas, con el distrito de Estella en Navarra, no
varían de sus colindantes occidentales por el aspecto de las estelas votivas y
funerarias, símbolos, nombres, etc., en cuanto mantienen caracteres de su
modalidad indígena. Sobre todo la nomenclatura personal admite comparaciones de
valor definitivo, probatorias de que allí vivían gentes de raza cántabro-astur,
sin el más leve rastro de vasquismo perceptible”.
La Bureba |
“No
cabe relacionar, por tanto, a los pueblos prerromanos (vascones, várdulos o caristios)
con los dialectos del euskera ya que ambas realidades están separadas, al
menos, por seiscientos años de Historia (Abaitua y Unzueta, 2011: 22-23)”. El
proceso, en síntesis muy escueta, habría sido el siguiente: la lengua vasca es una
lengua pre-indoeuropea que estaba en uso desde la Edad de Bronce (antes de 1200
a JC) en su territorio de procedencia. Este territorio era relativamente amplio
y se situaba al norte de los Pirineos. A principios del siglo VI se había
producido ya un desplazamiento de parte de esa población hacia el área de
Pamplona, de donde se extendió hacia Vitoria y, desde allí, hacia el norte y el
sur. Los préstamos de las hablas romances se presentan en todos los dialectos,
lo que indica que se produjeron en el período medieval, a partir del siglo VI,
y que el proceso de diferenciación dialectal del vascuence fue posterior. “El
proceso de expansión es relativamente corto, acotable entre los siglos VI al
XII, y en el que pueden concurrir diferentes dinámicas y acontecimientos que
propiciaran movimientos de población (y de su lengua asociada); no debiéndose a
un solo motivo histórico. Hechos como el repliegue visigodo a las tierras
peninsulares tras la derrota de Vouillé (507), que tuvo que suponer el traslado
de otros contingentes humanos asociados; las incursiones merovingias, francas y
visigodas; la acción de la Iglesia; los levantamientos vascones, el origen y consolidación
del reino de Pamplona; las políticas de repoblación medieval y otras fueron
probablemente la causa múltiple del desplazamiento” (Abaitua y Unzueta, 2011: 24
y Figura 3). Es posible que, en 711, el rey visigodo Rodrigo estuviera luchando
en el área de Pamplona contra estos nuevos pobladores, o contra los francos que
los empujaban, cuando se produjo la conquista musulmana. En todo caso, los
bereberes, hablantes de variedades del latín africano o afrorrománico, que se instalaron en la zona de la Bureba a partir del siglo VIII, se encontraron con el
avance hacia el sur de esta emigración euskérica, lo que tuvo consecuencias
mayores de lo supuesto hasta ahora en el romance de la zona y, por ende,
en los orígenes del español.
Este texto forma parte de la serie dedicada a la Lingüística y sus mitos, que consta ya de:
Un juego, números y el mito vasco de pureza lingüística.
Los apellidos vascos: realidad y mito.
Expresiones lingüísticas de los mitos étnicos.
Mitología de las lenguas en general, el mito biologicista,
Un mito etnolingüístico: la palabra moro,
El latín africano y el mito del beréber irredento,
a los que se podrían añadir:
¿Desciende la curva de los estudios de español en los EUA? (sobre algunos mitos del español de los Estados Unidos),
Lingüística y Pragmática,
Etimologías populares,
e incluso
Identidades árabes y musulmanas en la obra de Miguel de Cervantes.
Este texto forma parte de la serie dedicada a la Lingüística y sus mitos, que consta ya de:
Un juego, números y el mito vasco de pureza lingüística.
Los apellidos vascos: realidad y mito.
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Mitología de las lenguas en general, el mito biologicista,
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El latín africano y el mito del beréber irredento,
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¿Desciende la curva de los estudios de español en los EUA? (sobre algunos mitos del español de los Estados Unidos),
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Etimologías populares,
e incluso
Identidades árabes y musulmanas en la obra de Miguel de Cervantes.