¿Quién, al
comprar un libro usado, no se ha preguntado quién era el anterior propietario,
sobre todo si hay una dedicatoria? ¿Qué relación existía entre el autor y el
dedicatario? ¿Qué otros datos de interés nos aporta la dedicatoria? La historia
de un libro puede ser muy interesante, se pueden encontrar en él fragmentos de
obras perdidas, anotaciones en otras lenguas, notas biográficas o históricas,
entre otras muchas cosas. Reconozco haber pasado muchas horas buscando,
interpretando y “descubriendo” noticias de diverso valor, disfrutando de esa
intimidad con el libro que a veces se consigue. Algunos de esos datos han valido
la pena, otros, como en el caso que presentaré ahora, nos llevan además a otro tipo de
reflexiones.
Por exactamente
un dólar compré hace pocos años un ejemplar encuadernado en un tomo de la magna
edición del Cantar de Mio Cid de don Ramón Menéndez Pidal.
Independientemente de que el precio hacía la compra obligada, porque siempre se
podía regalar a un alumno (desde mi época como tal tenía ya mi ejemplar), lo que me llamó la atención fue que estuviera dedicado de propia
mano por don Ramón y que, además, la dedicatoria diera información más allá de
la simple nota de cortesía: “A Erna R. Berndt / deseando ver pronto publicada /
su Tesis Doctoral / Saludo afectuoso / (rúbrica: RMenendezPidal)”. ¿Por qué tesis doctoral se interesaba don
Ramón y quién era esa Dra. Berndt?
La pregunta quedó
sin resolver durante algún tiempo y quizás hubiera tardado bastante más de no
ser por una circunstancia fortuita. Pasó unos días con nosotros en San Antonio
un fraternal amigo, gran hispanista y gran especialista en bibliotecas. Hablamos de
libros, claro y, aprovechando que estábamos en mi despacho de la Universidad de
Tejas en San Antonio le enseñé el ejemplar del Cantar y le mostré la dedicatoria. La reacción
de Charles B. Faulhaber, quien era mi visitante en ese momento, despejó de
golpe toda una serie de dudas y abrió la puerta a las respuestas.
Erna Ruth Berndt
(1927-2009) era argentina. Se doctoró en la Universidad de Wisconsin, Madison, en
1959, con una tesis dirigida por J. Homer Herriott titulada Tratamiento de
algunos temas humanísticos en La Celestina. Fue profesora de Smith College
y dirigió el programa de Junior Year Abroad del college con el que Charles B.
Faulhaber pasó su primer año en España. Tuvo, en consecuencia, una influencia
mucho mayor en el hispanismo de la que tuvo su tesis, hecha ya libro, publicado
en Madrid por la prestigiosa editorial Gredos, en 1963, con el título de Amor,
Muerte y Fortuna en la Celestina. Mantuvo profesionalmente su apellido de
soltera, ampliado con - Kelley tras su matrimonio, y siguió en Smith College por lo menos hasta
la década de los noventa del pasado siglo. En la Biblioteca Nacional de España
se conserva una carta a Guillermo de Torre, del 5 de febrero de 1963. Del libro
hay dos reseñas, ambas en revistas de ámbito y peso distintos, pero de gran
repercusión. Una, en Hispanic Review, extensa, es sumamente crítica, la
otra, en Hispania, el órgano de la poderosa AATSP, es mucho más breve y
más positiva. Pese a ese juicio único negativo, el libro, esa tesis a la que se
refería don Ramón, ha gozado de difusión y es citado con frecuencia por los
estudiosos de Celestina. Como Berndt-Kelley siguió publicando sobre Celestina y Siglo de Oro fundamentalmente. No he
conseguido una fotografía. Agradezco a Georgina Olivetto su cooperación, que agradeceré también vivamente a quien pueda
proporcionarme más datos.
El autor, Arthur L. Askins y Charles B. Faulhaber: tempus fugit |
¿Qué hace que
tantas personas de España o de fuera de ella, hablantes nativos de español o
las otras lenguas españolas o no, dediquen sus vidas a las lenguas de España y
a la cultura española expresada en cualquiera de ellas y, sobre todo, a la
lengua española castellana, la de dimensión mayor? No es desde luego, por
desgracia, el gran apoyo que reciben de sus gobiernos respectivos, ni los
pingües beneficios que obtienen. Ni siquiera se ha desarrollado, como en
Francia, un sistema de reconocimiento y pensiones para los docentes naturales
de los países hispanohablantes, en sus propios países. Los naturales de otros pueden
tener en eso más suerte. Pero no se trata ahora de reivindicaciones
socioeconómicas, por justificadas que estén. Se trata de algo más profundo:
miles de personas entienden que España y la cultura en español valen la pena,
hasta el punto de dedicarles sus vidas. Se enfrentan con mayor o menor
paciencia, pero con seguridad, al reto de deshacer leyendas negras, ignorancias
varias y reivindicaciones descarriadas de los profesionales del rencor.
Defienden el valor de los logros humanos, con sus limitaciones en cada
ambiente, como contribuciones al progreso general. No tienen que justificar
nada, aunque se les ataque desde la visión del pasado con juicios del presente
e ignorancia del entorno. Incansables exponen y sitúan los hechos en los
contextos respectivos. Exponen también la lección crítica y extraen de la
Historia las reflexiones que puedan servir para mantener vivas las ansias de
Libertad y Progreso. Estas ideas no sufren ni se debilitan por el mejor
conocimiento y la mejor valoración de la Historia de España. Unas líneas en un
libro, que costó un simple dólar, llevan a esta reflexión agradecida. Porque,
situados en sus países y sus ambientes familiares, menos tocados que los
españoles por las tensiones del entorno ibérico, son los hispanistas quienes
nos enseñan que no se puede vivir desviviéndose.