Thursday, January 16, 2025

Primera recepción del Curso de Saussure en España

En este cuaderno de bitácora se ha tratado la figura de Ferdinand de Saussure en dos ocasiones: La Lingüística y otras ciencias afines, en julio de 2013, y Ferdinand de Saussure en su centenario, en diciembre de 2016. En ambos casos se señaló la importancia fundamental que tuvo el Curso de Lingüística General, la obra póstuma del maestro ginebrino (1916), y se presentaron algunos de sus principios, como las oposiciones lengua / habla, sincronía / diacronía, y su definición del signo lingüístico como un par, un conjunto binario, formado por el significante y el significado. En este cuaderno de hoy se trata de hacer una mínima aportación a la historia del libro, deteniéndonos en las dos primeras referencias conocidas que se hicieron a él en España. Puede verse una exposición general, desde la perspectiva lingüística, en un artículo de 1983 escrito por Santiago Mollfulleda en la Revista española de Lingüística

Como el artículo de Mollfulleda es exclusivamente lingüístico, desde la perspectiva interna, se tratará en esta nota de ofrecer algunas consideraciones de otra índole, más cerca de la lingüística externa. Salvo error por mi parte, la primera referencia en España a Saussure y el Curso de Lingüística General apareció como una simple ficha bibliográfica en el año siguiente a la publicación del Curso, en 1917, en el tomo IV de la Revista de Filología Española (página 85, ficha 5024). La publicación de esa ficha indica que el Centro de Estudios Históricos había recibido un ejemplar. No hubo ninguna repercusión inmediata en Madrid, al menos que este autor conozca.

En 1921 se publicó en Barcelona el libro La Paraula, firmado por Ivon L'Escop. Lo publicó la Lliga del Bon Mot ('liga de la buena palabra' o 'asociación del bien hablar'). Ivon L'Escop era un seudónimo usado desde sus años de estudiante por el Padre Ricard Aragó i Turón (1883-1964), como él mismo nos dice. Es una combinación de un nombre eslavo y un verbo griego con el sentido de "Juan el que observa". Con este seudónimo publicó una amplia obra de carácter lingüístico y educativo, destinada sobre todo a eliminar del catalán todas las blasfemias y palabras soeces. Para ello promovió primero la  Lliga del Bon Mot (1908-1922) y posteriormente la Obra del Bon Mot (1922-1936), la extensión cultural de la Caixa de Pensions per a la Vellesa i d´Estalvis ('Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros'). En 2008, Joaquim Capdevila Capdevila señaló en el congreso de la Asociación Española de Investigación de la Comunicación,  en Santiago de Compostela, que monseñor Aragó había usado técnicas modernas de propaganda de masas. Es novedosa su concepción de los medios, que incluía la imagen en movimiento, el cine, y es novedoso cómo los empleó. Además, aplicó las teorías y conocimientos científicos que le facilitaba su formación como lingüista, con minucioso cuidado de la palabra hablada.  

Una consecuencia natural de todo ello tuvo que ser que, cuando descubrió el también novedoso Curso de Lingüística General, inmediatamente incorporó lo principal de su doctrina a su libro La Paraula,en el que lo cita en setenta y una ocasiones. Téngase en cuenta que es uno de sus libros de contenido lingüístico, porque también hay que considerarlo un adelantado de los estudios de historia de la lengua catalana. Pueden citarse un antecedente religioso y conceptual en Antonio María Claret y un apoyo en la actividad de la conferencia episcopal catalana del primer tercio del siglo XX. Al mismo tiempo, fue consciente de la realidad  lingüística catalana de su época y se preocupó de que se tradujeran sus obras al castellano. Ese respeto a una actividad lingüística bilingüe, no exento de procupación por el cuidado y el futuro de la propia lengua, es lo que posiblemente lo aleja del catalanismo secesionista que padeció al final de su vida y al que no se apuntó. Un aerículo de un sobrino del autor, Narcís-Jordi Aragó, puede dar, para los lectores de catalán, una imagen desde la perspectiva de la familia y la profesión de escritor, con citas notables sobre el concepto de la lengua y el de la patria. No se ha conservado la biblioteca del Padre Aragó. No se sabe o al menos no sé, dónde puede haber ido a parar su ejemplar del Curso. Se ha conservado su amplio archivo personal y documental, ordenado y clasificado en el Archivo Histórico de la Biblioteca de Cataluña. 

La Paraula muestra un amplio conocimiento de los lingüistas y las obras principales de su tiempo, sobre todo dentro de la cultura francesa, en la que se movía con absoluta comodidad. Cita y destaca a autores españoles de otras partes de España, como Julio Cejador, Américo Castro o Francisco Rodríguez Marín, junto a una amplia nómina de lingüistas catalanes. Recurre a los clásicos y es interesantísima su relación con la obra lingüística de Dante, presente desde el inicio de la obra.
Tras un prólogo de siete páginas, se desarrolla el texto en tres capítulos. En el primero se contraponen la lengua escrita y la hablada y se estudian la escritura, la gramática y cómo se cuida el uso de las lenguas mediante las instituciones dedicadas a su protección. En el segundo es donde se analizan con el mayor cuidado las oposiciones binarias terminológicas del Curso de Lingüística General, con una cierta complicación derivada de la traducción del francés original parole por 'paraula', Amado Alonso, cuando tradujo el libro de Saussure años más tarde resolvió la ambigüedad del francés (que el catalán mantuvo) traduciendo parole por el término habla, opuesto a lengua. Las citas y los comentarios del texto francés son constantes, completos y pertinentes. El padre Aragó muestra una buena formación y una extrema capacidad de análisis y crítica. El tercer capítulo es una breve historia de la lengua catalana. Uno de los primeros ejemplos de preocupación histórica por esa lengua. Seguiré a Mollfulleda para resaltar que también me parece muy sugestiva y creativa su imagen de la formación de las lenguas románicas a partir del latín como la refracción de la luz a través de un prisma. El haz luminoso se deshace y expande en los colores del espectro.

Es ejemplar su capacidad de unir el habla, la lengua y el uso. En algunos momentos casi parece que estamos ante la división que propuso años después otro gran lingüista, Eugenio Coseriu, en sistema, norma y habla. Por capacidad de análisis y crítica se trata de una obra lingüística, por capacidad comunicativa, se incardina en una línea nueva y exitosa de propaganda, por la intención de reforma de la lengua catalana, es una obra normativa, por su reflexión sobre la historia es un libro histórico. El Curso de Lingüística General se convirtió en una de las obras fundamentales de la Lingüística, en un clásico, con todo derecho. Haberlo sabido ver antes que los lingüistas españoles coetáneos, es un galardón. Intentar aplicarlo a la propia lengua, para mejorarla y comprenderla, es un ejercicio de amor.

Agradezco mucho a un gran amigo, profesor y poeta, Jorge Urrutia, haberme dado este libro y haberme insistido en dedicarle estas líneas, tan deudoras de otras lecturas. Si esta brevísima presentación despertara el interés de otros investigadores para tratar en su complejidad la figura de monseñor Aragó i Turón, en el complejo mundo de la lengua catalana del siglo XX, me sentiría totalmente retribuido. En su tiempo, La Paraula no tuvo la repercusión y el aprecio que merecía. La lingüística en la universidad española iba todavía por otras sendas. La presencia constante del componente religioso tampoco llamaba la atención de los intelectuales del momento. Una lección más que aprender.