Es una verdad universalmente aceptada que los nacionalistas carecen de sentido del humor. Por eso es un síntoma muy positivo el éxito de Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez Lázaro, 2014), una película española que ocupó durante muchas semanas el primer puesto de taquilla en España y el duodécimo en el mundo, hasta convertirse en la película española más taquillera de la historia. Como se puede ver en el tráiler adjunto, una de las exigencias del novio de la muchacha vasca protagonista (Clara Lago) es que tenga ocho apellidos vascos, es decir, la línea completa paterna y materna. El protagonista masculino, un sevillano que se está haciendo pasar por vasco (Dani Rovira), sale bien del paso hasta el último, Clemente, apropiadamente seleccionado por su vinculación con el Athletic de Bilbao (un club en el que sólo juegan futbolistas vascos) y el amplio mundo del futbol.
El estudio de los nombres de persona (técnicamente, antropónimos) y, como parte de él, el de los apellidos, permite establecer interesantes relaciones lingüísticas. Muchos apellidos derivan de antropónimos, para indicar la filiación, otros corresponden a características del individuo o su familia, profesionales o físicas. Las bases de datos contribuyen a erradicar prejuicios y el análisis etimológico ayuda siempre a poner las palabras en su adecuada perspectiva histórica.
Atrio del Monasterio de Suso, La Rioja.. A la derecha las tumbas de las tres reinas de Navarra (Toda, Ximena y Elvira) y a la izquierda las de losSiete infantes de Lara.
Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca, publica, también en internet, Euskal deiturak, el índice de los apellidos vascos. A lo largo de los años se van introduciendo modificaciones, Es útil comenzar por una de las supresiones, el apellido Aznar, que corresponde, en la historia vasca, a personajes históricos como el conde de Aragón Aznar Galíndez (s. IX), que da origen a toda una dinastía, la de los Aznares, a la que perteneció la reina Toda o Tota de Navarra (ss. IX-X). Se documenta en Guipúzcoa en 1025 y, en época moderna, correspondió a Manuel (Imanol) Aznar Zubigarai, uno de los fundadores del Partido Nacionalista Vasco y abuelo del que fue presidente del gobierno español, el político del Partido Popular, José María Aznar. Don Manuel hubiera reconducido antes su entusiasmo juvenil por el nacionalismo vasco, si hubiera sabido que el apellido Aznar, tenido por vasco hasta época muy reciente, es en realidad un latinismo. Procede en efecto del latín asinarius, el nombre dado al recuero de asnos, a la persona que dirigía las caravanas de estos animales en las operaciones comerciales de transporte. Sería, por tanto, un apellido del tipo profesional. Es posiblemente un apellido antiguo en el mundo vasco, que se puede relacionar con la comunicación entre los vascohablantes del lado hoy francés de los Pirineos y el latín, puede que gálico, puede que ibérico. Su documentación temprana en Aragón parece apoyar la tesis de los contactos entre el latín hispano y el vascuence. La fecha es imprecisa, quizás correspondiera a los contactos entre vascohablantes y latinohablantes en el momento de la migración vasca a Hispania en el siglo VI JC, porque en ese momento las caravanas de asnos tendrían cierta importancia; pero eso sólo son conjeturas.
Euskaltzaindia, que tiene un criterio algo impreciso en el mantenimiento de apellidos, sí mantiene otros apellidos de origen latino, de los que ahora se tratarán dos, cuyo origen latino es más claro y conocido incluso que el de Aznar < asinarius. En orden alfabético el primero de ellos es Gaztelu, que corresponde al latín castellu(m, es decir 'castillo'. Los generalogistas sitúan el origen de este apellido en Guipúzcoa o Navarra; en sus escudos de armas predominan el rojo y gualda, lo que llevaría a una relación con Aragón y la fecha es relativamente tardía. La palabra gaztelu ofrece la peculiaridad lingüística vasca de la sonorización [g] del sonido de la [k] latina inicial de castellum (escrita con c).
Industria salazonera en Baelo Claudia (Cádiz, España. FMM)
Ese mismo rasgo lingüístico aparece en otro apellido vasco-latino, que es también un nombre de lugar o topónimo: Guetaria. El étimo de Guetaria es un helenismo del latín, donde la palabra cetaria, se usa, como en español, para el estanque o vivero para la cría y conservación de peces destinados a la salazón, una actividad muy bien documentada arqueológicamente en Hispania. La forma vasca ofrece, además de la G- inicial en vez de la C- latina, la peculiaridad de haber conservado la consonante -T- entre vocales. Este hecho indica que la forma era conocida en época antigua, porque la evolución moderna hubiera sido a -D-, como testimonia el portugués acederas 'redes para la pesca de la sardina', derivado de cetarias, con una a- inicial que puede explicarse quizás por la relación con el artículo árabe (que es as- y no al- ante la s- procedente de c+e latina), por una falsa etimología o asociación, o simplemente por la unión del artículo portugués al sustantivo: as cederas > acederas. La forma moderna española cetaria es un préstamo del latín.
Esta pequeña muestra sirve para probar la importancia de la aceptación del otro, históricamente, en la sociedad vasca, así como en la sociedad hispana que integró a los vascos tras su migración medieval. Esta integración llegó hasta el punto de que la lengua vasca se estableció en el vasto territorio de la parte alta del Ebro, y llegó por el norte hasta el mar, hasta las cetarias latinas y por el sur hasta la Bureba, norte de Burgos. También corrobora la falsedad del mito de la pureza sanguínea.
Apellidos más frecuentes en España
La estadística, por su parte, aporta datos que contribuyen mucho más, si cabe, a esa idea de la general extensión y confraternización. Los ocho apellidos más frecuentes en el País Vasco, según el Instituto Nacional de Estadística de España, son, por ese orden, García, González, Fernández, Rodríguez, Pérez, López, Martínez y Sánchez. Sólo el primero de ellos es etimológicamente vasco. Pero, además, García es, estadísticamente, el apellido más frecuente entre todos los españoles: lo llevan 1.482.036 personas. Está también ampliamente extendido en América. En Cuba, por ejemplo, es el segundo. En la República Argentina, según el censo de 2010, es el noveno más frecuente y lo llevan 290.621 personas. En los Estados Unidos de América, donde el más corriente es Smith, ocupa una nada desdeñable octava posición.
Este tercer capítulo cierra, de momento, la serie dedicada al euskera y sus mitos. Puede concluirse que la vida es más generosa que las ideologías. Lo que la lengua testimonia es cómo las sociedades se esfuerzan en acoger a quien se une a ellas y cómo quien se une trata de ajustarse a los patrones lingüísticos que percibe como dominantes. En esa percepción intervienen los factores sociales que corresponden a cómo se halla cada uno en la estructura social. Ni todo es igual, ni todo da igual. Sobre ello habrá que volver.